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Transtornos del sueño por Purranki Sandongui

Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.

Yo ya estoy bastante a punto ya.

Me parece, que alguien en Bélmez quiere poner dentro del pueblo un centro para el análisis y estudio de los supuestos gepetos que le salen a un vecino en las paredes.

En mi pueblo lo que suele ocurrir cuando a alguien le sale la cara de la virgen en la pared de la cocina es que va inmediatamente al vecino y le dice que su calentador tiene fugas y que quién va a pagar la reparación. Lo más importante no es la virgen, sino quién paga la reparación. La mancha de humedad en la pared y lo que pasa con ella forma lo que podríamos llamar un patrón cultural.

Basándose en los patrones culturales y en estos dos hechos inevitables:

  • Unas cosas estan en un sitio mientras que otras estan en otro
  • Unas cosas pasan ahora mientras que otras, en cambio, pasaron hace mucho mucho tiempo, y otras pasarán luego.

Hay quien argumenta que concretamente las cosas que pasaron lejos lejos y hace mucho mucho tiempo disfrutan del privilegio de esconder algún tipo de conocimiento secreto. Qué conocimiento sea, eso ya es distinto. Es algo más vago y depende de si te sientes tú o algo por el estilo. Conocimiento de la bondad o argo, podría ser. Así en abstracto.

Mi desánimo es grande ante esta actitud. Un conocimiento es sólo algo que se sabe. No es, sin embargo, una cosa que no puede saberse porque es tope de secreta. Ni es, extrañamente, una cosa que antes se sabía de una forma pero que ahora se sabe de otra, y para gustos los colores. Sabiduría no viene de sabor, viene de saber.

Como ejemplo de sabor está, por ejemplo, los conocimientos de los antiguos chinos. Uno se basa en una combinación del principio de autoridad con el de antigüedad para decir que los chinos pensaban que los elementos son cinco y arrancar expresiones de asombro entre el público.

Basta preguntarle a cualquier estudiante de química chino para descubrir que los chinos también piensan que los elementos son ciento y pico y no cinco, lo cual es reconfortante pero aburrido.

De vez en cuando sale algún majadero que afirma ser el mejor leyendo posos de café o caras belmezeneñas o vertebras de perro, o frenazos calzoncilliles. No me extrañaríaque algún día el médico me mirase los dibujos que hacen las industriosas poblaciones de bacterias en mi garganta infectada y me dijera que voy a conocer a un extranjero rubio que me va a hacer gozar como loca. Esa es una interpretación del médico. Ese día es el más indicado para cambiar de médico. Esa es una posible interpretación de la interpretación del médico.

Digo todo esto porque hay quien me ha escrito preguntando por la interpretación de tal sueño o de tal otro. Lo más que puedo decir es que es factible interpretar los sueños porque interpretar en el sentido en que viene empleándose es “dar forma por el morro a lo que no la tiene”.

La mala noticia es que lo que no tiene forma son humedades, zurraspas, parloteos soñarreriles. La mala noticia es que interpretar no tiene ningún mérito especial y lo puede hacer cualquiera. Pero esa es también la buena noticia. No hay nadie por encima de nadie. El día en que se abra el instituto Belmécico yo diré con exactamente la misma autoridad que a mí esa supuesta cara de ángel me sigue pareciendo una rodaja de chorizo con un perro pequeño saltando al lado. Y a ver quién me dice que no.

Purranki Sandongui | 20 de enero de 2006

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