Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Voy a hacer una reflexión acerca del sadomasoquismo. Si pregunto por ahí al lector viciosete si dispone para su uso personal de un aparato eléctrico que le proporciona un sufrimiento difícil de igualar y que además se puede programar para utilizar sin manos seguramente me mentirá diciendo que no, pensando que me refiero a otra cosa y le he descubierto. Pero estoy hablando del despertador. Hay pocas cosas que nos hagan sufrir tanto.
Hay un despertador que te despierta emitiendo olores nauseabundos o inquietantes. A cabeza de caballo. A gas ciudad. A salsa yakitori y tú eres un pollo. Y otro despertador que reproduce agresiones estéticas formadas por sonidos de bandas de moros y cristianos. Y aún hay otros que emplean la electroestimulación de los músculos de los brazos para conseguir que el durmiente se abofetee a sí mismo con tesón.
Vivimos en medio de una terrible dicotomía. Intentamos por todos los medios queel lecho sea el lugar más agradable a la hora de acostarnos. Un lugar en el que nada puede hacernos daño y en el que se está de muerte. Con esa idea nos vamos a dormir presas del autoengaño que nosotros mismos hemos planeado, porque, impidiendo todo condicionamiento Pavloviano, nos valemos cada mañana de toda clase de métodos automatizados para convertir ese mismo lugar en un puto infierno en el que no es posible permanecer ni un minuto más.
La única manera de evitar esta esquizofrenia es despertarnos en un lugar distinto de aquel donde nos embarroñamos a dormir. Esto no parece muy difícil porque hoy en día los medios de transporte han avanzado muchísimo. Desgraciadamente, como bien saben mis lectores, casi todos los medios de locomoción dejan de funcionar como es debido a la que nos dormimos al volante. No hay medios locomotoresadecuados para los durmientes, están reservados para las personas llamadas “despiertas”. Para paliar esta brutal discriminación, un equipo de personas “despiertas” podría encargarse de trasladar en volandas el grueso de la población pacense a Málaga durante el sueño (pacense). Al despertar, los naturales de Badajoz asociarán el paisaje Malagueño con el horror despertadoril y la imagen de su añorada tierra permanecerá intacta como paraiso soñarrero. Como consecuencia de este ambicioso plan, el insomnio podrá disminuir entre los habitantes de Badajoz hasta en un 2%.
2006-01-02 20:51 Es más, yo que llevo sin tener que usar esa máquina infernal 10 años, la echo de menos…¿seré masoca o sólo tontita?
Vaya que tengo trastornos del sueño, desde que no pongo el despertador.
Lo mío es horroroso.
Un saludo y ¡paz!