A vd le encantaría soñar con bellas escenas de su infancia de cuando le llevaban a vendimiar las olivas y hozaba junto con los demás niños en pos de esas siete aceitunas verdes que permanecen en el suelo después de haber retirado las mantas, como si las hubieran atravesado por algún procedimiento extraño.

O que es un certero halcón que traza con atrevida pluma el angosto desfiladero cubierto a ambos lados por espesas frondas, que incansable se desliza a través de valles y de picos y de geografías de mar y montaña y que jamás se cansa.

A vd. le encantaría no tener que vomitar en mitad del sueño, no tener que acostarse igualmente con ganas de vomitar, despertarse con unas extrañas nauseas, sentirse por siempre perseguido por la nausea y el desánimo, por el descrédito y la firilación, por los calambres, los tics, el bruxismo y las parafilias.

El planteamiento es sencillo. Vd. es un diputado de un partido de derecha y no puede ir por ahí soñando que es un travesti destructor de la ley de dios, que aplastasta edificiocios con su vigoroso pie taconudo y se revuelca lúbricamente sobre las ruinas de urbes ardientes etc. No se puede tener todo en esta vida.

No es cierto que el territorio de los sueños sea un lugar amoral donde está todo permitido. Si durante el día vd comete maldades porque es una especie de Doctor X entonces seguramente dormirá mal y rezará por un ángel exterminador en forma de Action Man que le relieve de su penna mora.

Conversamente, si vd lo que hace es tropelizar durante el sueño lo que le va a pasar no es que duerma mal sino que esté despierto mal. Andará por ahí despierto pero de vez en cuando se dormirá de golpe. Y en vez de tardar en conciliar el sueño tardará en despertarse, y las noches en blanco pasarán a ser días en negro.

Está vd esperando a ver si viene ultraman, digo yo. En este comentario centro el mi análisis del su caso.

Purranki