Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Con la falta de sueño pasa diferente que con la falta de, pongamos por caso, bocadillos de chorizo. Si lo que le falta a nuestra función renal son bocadillos de chorizo entonces todo es triste y lógico a la vez: lo que creíamos la sede de nuestro libre albedrío y de nuestro ser comienza a afanarse irresistiblemente en pensar en bocadillos de chorizo. Todas nuestras acciones van encaminadas a la consecución de mejores y mayores bocadillos provistos del mayor número de lonchas chorízicas posible.
Esto es porque a medida que vamos bajando en la pirámide de müslow nos vamos aproximando a nuestro cerebro reptiliano. Hay un pequeño Homer Simpson en nuestro interior que sólo quiere comer cagar follar y dormir, no necesariamente en ese orden y a ser posible de forma simultánea. Y lo que está más abajo de todo en la pirámide es dormir. Cuando llegamos abajo de todo, hace tiempo que hemos perdido la educación y las buenas maneras.
Mientras todo vaya bien y no estemos separados excesivamente de la satisfacción de esos prosaicos impulsos, podemos continuar fingiendo que somos seres refinados y que no tenemos nada que ver con todo ese sonido y esa furia. Es cuando estamos forzados por la sociedad a prescindir de esas pequeñas cosas que nos damos cuenta realmente de hasta qué punto fingimos continuamente ser algo distinto de una iguana hambrienta cachonda y soñolienta.
Los motivos para la privación del sueño nos los proporciona la vida en sociedad. La tendencia natural del cuerpo es aletargarse mientras dure la emisión de cine de barrio. Dormir es, de manera fundamental, una defensa. Ofrecer el cuerpo a los depredadores para proteger la psique de un daño mayor. Los motivos de índole social que nos impiden el sueño pueden consistir en que por azares del destino se vaya uno a un macrofestival de rock veraniego o en que le apliquen a uno la antiterrorista, o a que le inviten a uno a un ciclo de conferencias sobre cirugía amateur. Cada día inventamos nuevos motivos para no dormir porque, pese a todos los intentos, no podemos consumir mientras dormimos.
Una cosa curiosa es que los mensajes reptilianos que da el cuerpo en el caso del sueño se pueden traducir en otros mensajes. Cuando el cuerpo ve que no le hacemos caso, el sueño se manifiesta con ataques de hambre desmesurada, con relajación de varios tipos de esfínter, con cachondos calambres y cómicas convulsiones. El cuerpo parece dotado de un sinfin de recursos expresivos que emplea a la vez y sin mediar mucho criterio. Hace todo lo posible por demostrar que no está para muchas bromas.
Mi teoría es que, al ver que los mensajes tradicionales del tipo “tengo sueño” no llegan a su destino o, lo que es peor, no son tenidos en cuenta, el cuerpo reacciona como un artista callejero y trata de expresarse mediante la danza, realizando torpes coreografías contracturadas que fatalmente tampoco conducen a ningún sitio.
2005-11-18 00:27 MUY BUENO ,ENTRETENIDO Y DIDACTICO ESTE BLOG.ES UN AGRADO LEER LOS ARTICULOS QUE SON DE ALTA CALIDAD.
SALUDOS DESDE CHILE, RODRIGO GONZÁLEZ