Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Era como una calzada pero de color negro y sobre ella rodaban más rápido que los pájaros unas carretas que no iban tiradas por caballo alguno. Y más tarde nos encerrabamos de nuevo en estúpidos cuchitriles y manipulábamos toda clase de objetos incomprensibles. Hablabamos con personas invisibles y nos volvíamos invisibles nosotros mismos para la mayoría. Y no había comensales ni cocineros, sino que las porciones de comida existían en el interior de unos envoltorios transparentes y eran cada día exactamente iguales al anterior.
Y también había aviones y los esclavos se reunían y reclamaban a los oligarcas el derecho a trabajar. Y era posible viajar a mundos lejanos y moríamos al mismo tiempo de puro desamparo. Y nadie decidía nada sobre los asuntos del estado, y los dictadores no estaban ahí para paliar ninguna emergencia, sino que era lo normal, lo adecuado.
Y conservaban la costumbre de poseer animales pero de ellos no extraían ningún provecho, y podían iluminar las calles por la noche pero no era posible ver las estrellas.
Y en el monte no había lobos ni en la montaña osos, y la ropa podía llegar a tener unos colores muy vivos y no empaparse con la lluvia más fuerte.
Y entonces me desperté y te dije que acababa de tener el más extraño de los sueños. Seguramente nada de esto tiene sentido.