Pongamos que eres guionista de una famosa serie televisiva. En ella se habla de un hospital. Y en el capítulo de hoy te ha dado por liar a la protagonista con una monja lesbiana practicante de la teoría de la liberación. A lo largo del episodio resulta que la cosa se lía y dos personajesmimos revelan por señas que fueron ellos los que mataron al marqués de Urquijo. O que estan a punto de salir por una ventana muy grande, no queda claro.

En definitiva: eres guionista y la has liado. Y no vale reescribirlo todo porque entregas ayer. Y la fulana de turno espera el guión porque es incapaz de aprenderse las cuatro frases mal dichas que ha de decir sin “entrar en el personaje” o alguna sandez por el estilo. Y para ello necesita el tiempo que no tienes. Entonces estás en un apuro siempre que no recurras al mayor deus ex machina que se ha inventado nunca. Mucho mejor que la aparición del séptimo de caballería, y mucho mejor que la boda súbita de todos los N elementos tomados de dos en dos, es el siguiente giro argumental:

“Y entonces se despertó y descubrió que además tenía incontinencia nocturna.”

Aunque lo de la incontinencia nocturna se puede descartar casi siempre porque no siempre aporta profundidad dramática.

Nadie se pregunta por qué la protagonista ha soñado lo que ha soñado. Basta con que suspire y diga “ay, pero si sólo era un sueño!”. Y qué esperabas que fuera la sacrosanta correspondencia de lo real en lo real? una tostadora? Cuando las cosas se ponen globalmente a ser pueden ser pocas cosas. Pueden ser sueños o putadas. Así que si les dan una palmada en el culo y tienen cero años y despiertan aquí pueden ponerse a llorar a gusto. Por practicar.

Ya está. Ya les he enseñado. A partir de ahora no quiero ver cómo la cagan nunca más.