Me pasa a menudo eso de dormir de forma inquieta. Sueño con peras y al despertarme veo aliviado que son las dos de la madrugada. No siento tanto alivio cuando al cabo de un rato cuelvo a mirar el reloj y es la una. No le doy mayor importancia y me vuelvo a dormir, soñando a renglón seguido que estoy inmerso en la película “los últimos de filipinas”, y que defiendo el imperio español sintiendome bastante extraño. Mientras me apuñala un juramentado, miro el reloj de la mesita y vuelven a ser las dos. Aún queda mucho para despertarme, aunque no sé si aguantaré todo ese rato colgando boca abajo encima de un jardín de lava. Será el calor, aunque cuando me despierto para ver si tengo calor me doy cuenta de que estoy dentro de un almacén de carne podrida, y es justo lo contrario. Hace frío, son las tres. Aunque teniendo en cuenta que estoy en Groenlandia debería corregir la hora. No sé bien cómo. Me bajo de la bici y miro otra vez el reloj y es la una otra vez. Va a ser una noche bien larga.