Pues una cosa que me pasa mucho en todos los aspectos de mi vida es que se me desengancha la línea temporal como si fuera un velcro viejo. Aunque sea innecesario, me explico: se me caen las zarandajas narrativas y todo es un contemplar de retablos oligofrénicos, un agobio quietista o una felicidad cristalográfica.

Me explico otra vez: Las cosas se estan paradas y uno puede mirarlas de formas bizcas y sacar toda clase de conclusiones equivocadas, sin lógica interna, sin varillaje para sostener su propio fuelle.

Un ejemplo de sueño no narrativo: Soñé que los Citroen CX se podrían comer. Y entoncesera ponerse a imaginar cuáles partes serían las más sabrosas y cuál sería la forma más adecuada de prepararlas. Yo no tengo ni guarra de cocina, así que me lo pensaba todo en términos un tanto brutales. Me daba por pensar que comerse el depósito daría mucho colesterol. Que se harían morcillas con la gasolina, y que los neumátcos serían sabrosos pero que habría que lavarlos bien primero, igual que los tubos de escapes. Y que a muy poca gente le gustarían las partes sin pintura, que a la mayoría les gustaría mordisquear las portichuelas hasta dejarlas sin chapa y comerse luego el motor de la ventanilla, y que a los niños les darían la radio por aquello de las vitaminas. Y cosas por el estilo.

Como por ejemplo, tíos gordos vestidos de blanquísimo y que parten el Citroen con un plato llano en varias rodanchas así: tras, tras, tras.

Como por ejemplo: restaurantes de carretera en los que tienen un párking vallado donde van dando vueltas unos Citroenes pilotados por camareros hasta que el cliente escoge uno y entonces lo cocinan no sin antes sacar antes al esforzado camarero.

O lugares selectos en los que únicamente sirven guardabarros envueltitos en alga wakame. Y zarandajas así.

Esto es justo antes de dormirme o mientras me voy despertando. Entonces, hacia el final, me digo “no puede ser” y entonces o bien me duermo inmediatamente o es por la mañana y me despierto y me como un café con leche y tan contento.