Lo único que recuerdo del debate de Rajoy y de Zapatero son detalles chorras. Es que yo soy un poco chorra. Recuerdo, por ejemplo, que la silla de Rajoy estaba ajustada a una altura de 48 centímetros en el primer debate, mientras que la de Zapatero lo estaba a una altura de 52 centímetros. En el segundo debate Zapatero bajó su silla hasta los 49 centímetros mientras que el esfínter de Rajoy se mantuvo a la misma distancia del núcleo ardiente de nuestro querido planeta.

Esto es una prueba de que se puede ser políticamente correcto y decir las palabras “esfínter de Rajoy” y “ardiente” en la misma frase.

Otra cosa que recuerdo es que ambos candidatos usaban una especie de versión analógica de Keynote. Se traían los gráficos hechos de casa. Y no había papel milimetrado. Sí que se usaban seguramente esas plantillas en forma de mapa de España que van tan bien para dibujar la silueta de nuestro amado país, rico en contrastes y con una gran variedad de quesos y embutidos capaces de satisfacer hasta al paladar más tikismikis.

Recuerdo, particularmente, que Zapatero dibujaba con plantilla y que Rajoy, por el contrario, usaba gomets. Los gomets son unas pegatinas que usan los niños de preescolar. Había hecho una gráfica que tenía forma de triángulo equilátero. La pendiente ascendente coincidía con el reinado de Aznar, y la descendente, con el de Zapatero. La gráfica decía representar los salarios. No había escala en ninguno de los dos ejes, pero los puntos estaban señalados con gomets, un poco mal puestos. Concretamente, el segundo punto correspondiente al reinado de Zapatero estaba puesto torpemente descentrado por debajo de la línea a la que supuestamente pertenecía. Eso me creó cierta simpatía por Rajoy, ya que yo también aborrezco los trabajos manuales. Son difíciles y repetitivos.

Purranki