Casi siempre que alguien dice que ha tenido un sueño extraño me da por preguntarme: “extraño comparado con qué?” Estoy casi seguro de que los propios interesados pueden buscarle el sentido a todo lo que sueñan mucho más fácilmente que cualquier analista. Seguramente saben que si sueñan con el charcutero es porque dos días antes fueron a la charcutería y se fijaron en sus poderosos muslos. O que si sueñan con el cambio climático o el terrorismo es porque ven muchos telediarios, que es que la tele está muy pesada.

Por qué se busca entonces la interpretación? por qué llama la gente a los programas de tarot en absoluto? tiene que estar nuestro destino escrito en las estrellas o en las cartas, o venir a nosotros en forma de sueño?

Yo creo que eso son delirios de grandeza, y un pecado gravísimo de soberbia. Ensoberbecidos por nuestra propia distorsionada imagen, esperamos encontrar en los sueños pistas premonitorias, enlaces con los grandes temas que o bien gobiernan nuestras vidas o bien salen en el telediario. No hay nada malo en hablar con las estrellas o con la tele. El problema es cuando crees que te contestan.

Los sueños que uno sueña, aunque parezca mentira, no estan puestos ahí para que los vivamos. Nadie los ha puesto con ninguna intención, como nadie ha puesto el sinsentido que es una vida humana en manos de nadie. Las cosas nos pasan muchísimo más que nosotros por ellas, y darle mayor importancia sería ridículo.

Yo no veo por qué deberíamos ser más interesantes dormidos que despiertos. Aunque hay gente, eso es cierto, que hace unos ruidos curiosísimos con la nariz cuando está por dormirse.

Purranki