Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Una de las cosas que se plantea uno repetidamente con el síndrome este de piernas inquietas es si no será uno un garrulo de cintura para abajo. A lo mejor se puede ser un excelente algo pero sólo de una parte del cuerpo. Se podría tener la parte de arriba del cuerpo de un excelente jugador de lacrosse, pero tener la parte de abajo de un repartidor de Döner Kebab, y no tener el aspecto psicolocomotriz bien controlado. La armonía es muy importante, o bastante, o algo importante.
No tengo nada claro que sea importante la armonía, pero eso da igual. La idea es que a lo mejor somos un poco como las muñecas repollo, que podemos tener un ojo de cada color y una nariz excelente para el vino pero vivir en Alemania, y toda clase de bromas pesadas del destino.
O no tan pesadas, que al parecer, esa forma nuestra de hablar de las cosas que pasan nos fuerza a impersonar un ente superior que va gastando bromas porque el reverso sería aterrador: asumir que no tenemos volante.
Que no tenemos capacidad alguna de cambiar ni por lo tanto somos responsables de nuestras múltiples taras ni de nuestras defectuosas aspiraciones. Entraríamos así en otro bonito círuclo de desesperanza, lamento, prurito y malestar general del cual es casi difícil salir. Así que anden con cuidado no sé muy bien con qué. Esta es la advertencia vaga del día.
Todo esto que digo seguro que tiene consecuencias importantísimas que seguramente se me escapan. Al menos, eso espero, porque la primera impresión es que es una chorrada. Así que cifro mi esperanza en el subtexto y esas cosas que se inventaron los filósofos franceses para trabajar (aún) menos.
2007-06-15 21:13
Creo que lo realmente difícil de la vida es acertar en el camino que eliges. Porque es posible que estés sobradamente capacitado para algo que no llegarás a hacer nunca.
2007-06-15 23:43
De hecho yo sé que estoy especialmente dotado para administrar una cuantiosa fortuna personal que el destino, caprichosamente, me niega una y otra vez.