Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
La muerte es el sueño eterno. La muerte es la otra vida. La muerte es el más allá. La muerte es un largo viaje. La muerte es un cambio menor en nuestra rutina cotidiana. Todo alrededor de la muerte son eufemismos, o, cuando menos, understatements.
Pocas veces se emplean con la muerte eufemismos inversos, como “putrefacción irreversible” “anulación total” “reencuentro con el humus”. Aunque esten más cerca de la realidad que nuestras expresiones habituales. De hecho, me cuesta imaginar una forma de exagerar la muerte en sí. Dejando de lado formas más o menos alambicadas de espicharla, la muerte en sí no es fácil de exagerar. No porque sea una gran pérdida, sino porque se trata de una pérdida particularmente aburrida: nadie puede sufrir después de su propia muerte.Para muchas personas, el mundo material no lo es todo, y el cerebro es meramente lo que nos conecta con el plano astral o con el ying o el alma. No prestaba mucha atención, y no estoy muy al día de esas cosas. Por otro lado, respecto a la teología y a esa particular forma de escatología, tengo como orgullo el ignorarlo prácticamente todo. Porque no sólo se es sabio aprendiendo muchas cosas ciertas, sino también se es sabio por ignorar, descreer y despreciar toda clase de patrañas.
San Pablo copió la teoría platónica de que el cuerpo es un barco y el alma el piloto. A las personas que creen en cosas así les diría que volvieran a la realidad. O aunque sólo fuera al siglo dieciocho. O que se acercaran a su nevera.
A cuánta gente se le ha echado a perder una pechuga de pollo en la nevera? a juzgar por el porcentaje de creyentes, a muy poca. La gente por lo visto tiende a pensar que la pechuga de pollo “se ha dormido” o que “ha pasado a un lugar de luz, a un lugar mejor donde puede jugar con otras pechugas de pollo y también de pavo, y donde también hay, por supuesto, muslos”. Yo prefiero pensar que la pechuga de pollo se desordena por la acción bacteriana, y que no la va a juzgar ningún pato. Yo creo que eso está bien.
2007-06-08 14:38
¿Nos estás diciendo que el Supremo Hacedor es un pato? Ahora lo entiendo casi todo…
2007-06-08 22:54
Yo estoy convencido de que en el más allá hay patos. La idea de una eternidad sin foie micuit se me asemeja más a un martirio de Tántalo que a un paraíso.
2007-06-10 22:59
Si yo fuera rico… sería violinista, aunque fuera en un tejado. Y no estaría muy segura de que la muerte fuera de verdad acabarse todo, así que le diría a lo que fuera que estuviera ahí arriba: oye, ya sé que somos el pueblo elegido (como soy el violinista, soy judío y canto y bailo) pero, si no te importa… ¿puedes mirar un poquito hacia otro lado?, ¿podrías no cuidarnos tanto?
Un saludo