Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Resulta que Gandhi era un cerdo racista, y que el Dalai Lama es únicamente un señor que sueña con reimplantar una monarquía esclavista de corte teocrático con él como protagonista en pleno siglo 21, como por otra parte sueña casi todo el mundo. Todo el mundo tiene sueños. Desde que se me declaró la alergia al cacao no paro de soñar con helados de tres chocolates y con arancino que era un chocolate con naranja y con el crujiente de chocolate relleno de brownie y chocolate fundido. Quizás esta sobreprotección de mi organismo contra una amenaza irreal me ha salvado de soñar con otras estupideces como una alemania unida o un imperio donde no se pone el sol.
Quizás mis amables lectores podrían vivir actualmente bajo mi ferreo puño dictatorial. Gobernaría el planeta con un puño de hierro en un guante de felpa. Como un puño de alabastro en un guante de arpillera. Como un puño de turrón de alicante en un guante de espumillón. Como un puño de jamón cinco jotas en un guante de guano de murciélago. Como un puño de crujiente de chocolate en un guante de chantilly. Pillan la idea.
Como el resto de personas, pienso que la democracia es el mejor de los sistemas únicamente por detrás de una dictadura de corte absolutista conmigo mismo como dictador. Bueno, cada uno piensa en sí mismo, claro está. Pero sus imperios serían mucho peores que el mío, en mis sueños está clarísimo.
El mundo sería un lugar ordenado. Implantaría un calendario que prescinda de los ciclos solares y lunares completamente. Implantaría la enseñanza religiosa de la que yo sería, por supuesto, el protagonista mesiánico y danzante. Eliminaría de forma incruenta y benévola a todos mis enemigos. Establecería nuevos tipos de condena en los cuales se obligara a los convictos a hablar siempre en rima o a escuchar las rimas de los demás convictos, dependiendo de la gravedad de sus blasfemias hacia mi persona. Haría, en definitiva, el mundo un lugar mucho más bello a imagen y semejanza mía.
2007-04-06 14:04
Me gusta… ¿podría ser tu ministro de, pongamos, Estética y Moral? Es que me da pereza soñar mi propio gobierno…
Saludos.
2007-04-06 16:18
Yo quiero ser el consejero en la sombra. El puñetero ladino ese que todos temen y odian a partes iguales…
2007-04-06 21:24
Ah, ah, no vale lo de Alberto, que eso de dar miedo si todo era benévolo y con guante de chantilly no cuadra. Por mí, en plan comodón, me va bien el absolutismo purrankista, pero que Alberto se dedique a escribir los poemas, mejor. De paso, Purranki, podrías prohibir a las madres comenzar las conversaciones a mitad, ¿sí?, sería una gracia hacia tus lectores súbditos.