En general, hay que desconfiar de las ideas blindadas. Si una idea está blindada frente a toda comprobación empírica o racional, entonces puede ser arbitrariamente estúpida y aún así sobrevivir. Si aceptamos esos mecanismos de defensa acabaremos dejando pasar carros y carretas, y hasta podríamos acabar como Tom Cruise.

Ejemplos de ideas blindadas:

-Un dios omnipresente pero indetectable.
-Un traje que sólo pueden ver los puros de corazón.
-Una parte de nosotros inmensa de la que, por definición, no tenemos conciencia.

Si bien es cierto que el 90% desecha con donaire y elegancia los dos primeros ejemplos, no ocurre lo mismo con el tercero. Quizás pueda ser porque la idea de una parte de nosotros que, aunque secreta, tiene unas dimensions considerables, apela directamente a nuestra vanidad. Y porque la biografía de Freud todavía se incluye en los fascículos coleccionables de “grandes científicos de nuestra era”.

No me esforzaré en destacar que el psicoanálisis no contiene ni una sola proposición falsable. Es decir: si lo del psicoanálisis fuera cierto, de qué modo nos daríamos cuenta? De ninguna manera, ésa es la respuesta. Casi todo el psicoanálisis ha corrido la misma suerte que los biorritmos, las máquinas de mesmerizar, y los señores que insistían que los lavados rectales eran la base de todas las demás ramas de la medicina.

A pesar de eso, hoy en día uno va y sueña con Arévalo comiendo yogur y le dan una sesuda explicación psicoanalítica: Arévalo es mi padre y el yogur es mi madre. Podrían, ya que carecen por completo de fundamento, ser un poco más imaginativos.

Es decir: si sueño con pirámides y con ovnis los ovnis serán mi padre y la pirámide es mi madre. Si sueño que asisto desnudo al festival de cine de San Remo, entonces la sala de cine es mi madre y San Remo es mi padre. Y así sucesivamente. Cansinos son.

Purranki