Cuando la gente dice que soñar es gratis no sabe muy bien de lo que está hablando. La gente, por lo general, no es mejor que un chimpancé drogado, y no tiene tampoco mucha idea de lo que dice o de por qué. Ni en este caso ni en otros.

Por eso estoy yo aquí, para poner las cosas en su sitio y desentrañar las mentiras que en cada caso corresponda. Aleluya!

El hecho de que soñar sea gratis implica claramente que tenemos un presupuesto limitado. Y eso se va a notar. Eso se nota en los actores y en el vestuario. Mucha gente sueña con gente que conoce porque no puede pagarse actores de verdad y tienen que utilizar a los amigotes, aunque las posibilidades interpretativas se vean reducidad. Ese es el motivo del fracaso comercial de tanto subconsciente como se da hoy en día.

Lo de soñar una y otra vez la misma cosa es simplemente porque se trata de reposiciones. Nadie ve el mismo episodio del príncipe de Bel-Air por quinta vez mientras se pregunta qué querrá decir el hecho de estar viendo el mismo puñetero episodio por quinta vez y si eso tendrá algún tipo de conexión con nuestras vidas o qué.

No es una idea descabellada que alguien piense que la televisión expresa mensajes sobre la propia vida. Hay por ahí mucha gente convencida de que las estrellas pueden tener algo que ver con nuestras patéticas biografías. Al menos el príncipe de Bel-Air era un ser humano al principio.

Otra cosa es la banda sonora. La banda sonora tiende a ser como la de la película Brasil. Una especie de muzack edulcorado, parecido a las versiones instrumentales para shamisen de los beatles que ponen en los buffetes libres chinos. El propósito de esas músicas es, en el mejor de los casos, ayudar a la vaca a producir más carne y más leche. Y eso lo podemos notar a veces de forma clarísima, otras no tanto.

Purranki