Purranki Sandongui ha colaborado antes con Almacén en su columna Zasnujismo. Además publica la bitácora 3l Potadero de Bleturge. Su columna aparece los viernes. Esta sección dejó de actualizarse en julio de 2008.
Sé que no me vais a creer, pero la rutina que tanto lamentamos no existe. Nuestra vida dura apenas un día, como la de algunas mariposas. Nacemos por la mañana y llevamos a cabo nuestras vidas, rutinarias sólo en apariencia. Cada vez que hacemos algo es la primera y la última vez. Un prodigioso truco cerebral impide que nos demos cuenta de nada. La maravilla y el pánico serían paralizadores y entonces sí que seríamos por completo inviables como especie. Nacemos pues con todos nuestros recuerdos tatuados en el córtex, con todas nuestras rutinas preinstaladas, con nuestra capacidad de sorpresa calcinada. Nos movemos por las horas escasas y únicas con el automatismo de quien hubiera hecho las mismas cosas mil veces, hasta llegar sin sentir a la noche, que es cuando nos vamos a dormir sin saber que el sueño es en realidad nuestra muerte.
Sé que esto flaquea por todos lados, que estamos todos programados para encontrar esta historia inverosímil, que habría demasiadas cosas para explicar, demasiados huecos en esta historia. Haría falta mucho tiempo para pulir los detalles y convenceros de todo esto. Pero tiempo es precisamente lo que no tenemos.