Donde los árboles cantan (Laura Gallego, SM, 2001). Pues sí, me leí el último Premio Nacional de Literatura infantil y juvenil… y es la primera novela de la prolífica y exitosa autora que me leo. ¿Y? Pues… aunque la trama es imaginativa y los personajes están bien construidos, el libro tiene dos problemas importantes: falta de ritmo, muy desigual, y una prosa demasiado plana.

Le asustaba el verde (VVAA, el monstruo de colores no tiene boca, 2012). Una propuesta muy sorprendente que reune doce sueños auténticos de otras tantos niños españoles con las correspondientes ilustraciones de dibujantes israelíes. Muy bonito.

La metamorfosis (Franz Kafka, 1915), La metamorfosis (Franz Kafka / Peter Kuper Astiberri, 2012), El proceso (Franz Kafka / Moyano Moradillo (tra.), Edaf, 1925 /1976) y El proceso (Franz Kafka, Montellier, Mairowitz, sins entido, 2012). Algo dije de ellos en Kafka y la niebla.

El viento comenzó a mecer la hierba (Emily Dickinson, Nórdica, 2012). Una hermosa sorpresa. Apenas conocía nada de Dickinson, y esta antología da algunos destellos de una poesía de una perversa sencillez, como el latet anguis in herba, pero con una mordedura dulce, y mortal.

Epicuro el Sabio (Messner-Loebs / Sam Kieth, Norma, 2010 /1989). Soberbio. Mucho más barroco que el Sócrates de Sfar y no tan sutil, pero igualmente gozoso, otra demostración más de que el cómic es, hoy en día, el formato más flexible y apto para afrontar cualquier proyecto, como volver a los clásicos.

Big Fish (Daniel Wallace, Siglo XXI, 2004 / 1998). Me gustó más la película. Empieza bien, pero el peso del film de Burton la mantiene hasta el final en un casi.

El Rey Banal (Antoine Ozanam / Kyung-Eun, Dib-buks, 2012 / 2009). Preciosa la propuesta gráfica de Kyung-Eun para una trama bonita con un guión algo endeble. En cualquier caso merece mucho la pena esta historia sobre optar por el sueño ante el desierto.

Extravío en la luz (Antonio Gamoneda / Juan Carlos Mestre, Editorial Casariego, 2008). En Gamoneda y el libro iluminado hablé de este precioso volumen.

Hector Umbra (Uli Oesterle, dib-buks, 2012). Tardé bastante en entrar en este cómic, quizás porque los numerosos personajes tardan mucho tiempo en perfilarse e ir tomando forma. Por lo demás, el argumento extravagantemente fantasioso no es de mi devoción, pero no hay duda de que la historia está bien narrada y mejor dibujada.

The Walking Dead: el gobernador (Kirkman / Bonansinga, Timun Mas, 2012). Pues ya ven, es lo que tiene amar una saga, que te tragas cualquier aledaño sin dudarlo. Novela desarrollada entre Kirkman, el autor del cómic, y Bonansinga que narra el origen de uno de los personajes más carismáticos y brutales del libro original. Poco ritmo, poca acción y algunas, pocas, buenas escenas. En cualquier caso resultará entretenido a los fans de Rick Grimes y compañía.

A mansión dos Pampín (Miguelanxo Prado, Colexio de Arquitectos de Galicia, 2004). La explicación perfecta al boom inmobiliario en forma de cómic que sigue las peripecias de una familia gallega intentando aprovechar su herencia en forma de ruina campestre.

Una metamorfosis iraní (Mana Neyestani, La Cúpula, 2012). Muy interesante, y de título acertadísimo: un ilustrador iraní se ve denunciado por lo ofensiva que resulta la inocente palabra de uno de sus personajes para una de las etnias de Irán. A partir de ahí, la ficción de Kafka cobra vida en una pesadilla nebulosa y muy bien dibujada.

Contemporáneos. Obra poética (Villaurrutia, Owen, Gorostiza, Novo, Cuesta, DVD, 2001). Sobre el libro y los cinco poetas de la generación mexicana del medio siglo escribí aquí.

Dublinés (Alfonso Zapico, Astiberri, 2011). Grandísimo libro que prestigia el Premio Nacional del Cómic. La vida de James Joyce, ser tan genial para la literatura como inútil para la vida diaria. Divertidísima y doctísima.

Historias de color tierra 1, 2 y 3 (Kim Dong-Hwa, Planeta DeAgostini, 2008). Un punto cursi esta historia en 900 páginas del autor coreano. Bonito, delicado y poético, también. El despertar a la adolescencia, al amor, al sexo y los retos de la madurez de una niña que vive con su madre viuda en la Corea rural de hace unas décadas. Para nosotros acercamiento a una cultura tan distinta en las formas como parecida en el fondo, y para todos una reivindicación de la autonomía de la mujer y su madurez frente a la mayoría de los hombres.