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Textos del cuervo por Marcos Taracido

TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.

La mirada del monstruo

El monstruo como un error que mancha la perfección del mundo, como una mota que afea y es barrida o un engendro cuya deformidad confirma y halaga nuestra corrección en los miembros y en los órganos. La monstruosidad como el antídoto para sentirse humanos; la aberración del orden, el desvío, la violación de la virtud generadora de fetos comidos por la putrefacción del vicio, las dos cabezas, las culebras emergentes de vaginas, los cuerpos cosidos por los genes maculados, los contrahechos, las aleaciones de espantos y bestias, las criaturas abisales, el miedo, siempre el miedo a lo ignoto, a la frontera, a los otros que casi siempre, una vez más, nos acercan el espejo.

De l’anatomie, Ambroise Paré

«En este sentido, las criaturas monstruosas vendrían a ser las manifestaciones de aquello que está reprimido por los esquemas de las ideas dominantes: serían las huellas de lo no dicho y no mostrado de la cultura, todo eso que ha sido silenciado, hecho invisible. Lo monstruoso perturba las leyes, las normas, las prohibiciones de las que la sociedad se ha dotado para su cohesión; representa lo Otro como aquello que de depredador hay en cada ser humano, al tiempo que moviliza una iconografía que amenaza la estabilidad y anuncia el caos.
José Miguel G. Cortés, Orden y caos. Un estudio cultural sobre lo monstruoso en el arte, Anagrama, Barcelona, 1997


El monstruo está siempre en los aledaños; no amenaza con el caos, pues es una ilusión del propio orden que lo agita y muestra para apuntalar su estabilidad. El monstruo es óxido en las manos lavadas, es esputo en una pureza únicamente sustentada en el número. Lo monstruoso se define desde una mirada unívoca, horizontal, monocular, maniquea, monoteísta… desde la élite, aunque esta se constituya por la mayoría. Quizás sea el momento de explorar otra percepción de los desvíos, de buscar desde otros ángulos, de observar en los destellos del espejo, de describir la ofuscación, de voltear la entelequia, de sopesar qué perversidad o cuál aborto corroe la naturaleza. Momento, quizás, para una nueva teratología.

Marcos Taracido | 12 de abril de 2007

Comentarios

  1. Alberto
    2007-04-12 14:01

    Aquí me he quedado con ganas de más, Marcos. Por ejemplo de un principio, un esbozo de esa nueva teratología, como redefinir el concepto y el análisis del monstruo, qué lugar ocuparía ahora, si se invierten los términos…

    Sí, tengo un “coitus interruptus” como lector :)

  2. Marcos
    2007-04-12 17:52

    Hay algo de trampa, Alberto. Este texto quisiera ser una introducción, un preámbulo, un proemio. Mi intención es dar más o menos esas respuestas, hacer una otra teratología desde la creación. Y digo quisiera ser no sólo por una modestia preventiva imprescindible, sino porque todavía tendré que darle algo de forma en los próximos días. Quizás la semana que viene haya algo más.

    Saludos

  3. Ana Lorenzo
    2007-04-12 22:24

    Pues volveremos la semana que viene porque ya se nos ha contagiado esa nueva mirada; algo se torna ahora perverso en las cosas cotidianas y en los hombres normales, aunque no dicen nada, todos callan. ¿Y quién sabe de qué lado del espejo está?

    Un beso

  4. Salvador
    2007-04-13 15:37

    Esta lectura me ha recordado a otros “mostruos” . Los primeros fractales que surgieron como verdaderos monstruos dentro de la geometría clásica, llegaron a socavar sus propios cimientos. La simplificación que significaba aquella antigua geometría “sin deformaciones” no podía imitar a la vida como lo hacen los fractales. El monstruo, como los fractales, puede abrir nuestra mirada a una nueva realidad más amplia y más compleja.

    Un saludo.

  5. Cayetano
    2007-04-16 17:48

    En su momento me impresiono bastante la película de David Lynch El hombre elefante. Basada en la biografía de Joseph Carey Merrick la película, entre otras cosas, va convirtiendo a quienes le rodean en verdaderos mostruos: El público, el cuidador, el cirujano que lo trata (Anthony Hopkins borda este papel), diría más cosas de la pelicula y no es lugar. Añado otra más en la que se pregunta ¿Quienes son los monstruos? me refiero a Freaks

    Tanto en una como otra, David Lynch y Tod Browning inciden con algo que tiene que ver con sus experiencias personales la soledad del monstruo, la soledad de quien es diferente a la media, etc.

    Todos los domingos me encuentro en la parada del autobús a una de las personas más encantadoras que he conocido. Pero, por razones que no voy a publicitar, es tratada mu malamente … las voces del pueblo a veces son monstruosas. Horror democrático :)

    Tambien recordar, aquí, la figura del tonto del pueblo … y más sugerencias, el monstruo no es siempre un error o una mancha, sino lo diferente que a veces nos salva.

  6. Ana Lorenzo
    2007-04-17 10:43

    Cayetano, ¿Freaks es la que se tradujo aquí como La parada de los monstruos, no?
    Esa película me resultó terriblemente desazonadora. Cierto que el final era una «justicia poética» más que una venganza, pero precisamente los monstruos, por serlo, deberían haber valorado lo que era quitar la belleza y la perfección a un ser que, monstruoso por dentro, la poseía por fuera. Me resultó algo así como si el replicante de Blade Runner, con lo que valoraba la vida, hubiese dejado caer a Harrison Ford: incongruente.
    Un saludo

  7. Cayetano
    2007-04-18 01:53

    Ana: Si, me refiero a La parada de los monstruos. Es que en esa película, en mi opinión, su director Tod Browning es algo especial. Son muchos los que coinciden en que la escena inicial, el baile o fiesta en el bosque, es precisamente un esfuerzo por mostrar la belleza de esos seres deformes, no solo belleza interior. Otra cosa es la definición de belleza. Respecto de .esto último, las escenas finales de Saló o los 120 días de Sodoma de Pier Paolo Pasolini son una copia de los infiernos del Bosco. La película, sin embargo a muchas personas les resulta insoportable, las obras del bosco no. Quiero decir que Tod Browning, de alguna forma pinta igual el horror. No se si me explico. pero quienes hayan visto estas películas y mirado los cuadros del Bosco con atención supongo que me entenderán. Saludos y tal.

  8. Marcos
    2007-04-19 09:39

    Bueno, pues la continuación de este texto es Teratología, una columna quincenal que comienzo hoy y que alternará (un jueves cada una) con estos Textos del cuervo. Empiezo con [Fauna] Puella disturbata.

    Saludos.

  9. Estefanía
    2007-08-31 21:37

    Me sorprende enormemente el comentario de Ana Lorenzo sobre la posibilidad de que los seres deformes de La parada de los monstruos tuvieran el mismo tipo de impulso del replicante de Blade Runner.
    Es casi inconcebible que puedas pensar algo así. Tu comentario no hace más que insistir en la Belleza como un ideal cuya existencia justifica todo, que a todos ha de conmover, que tiene derecho por sí misma a recibir honores y está por encima del bien y del mal…
    No entiendo. No sé si he pillado aquí por casualidad una creencia habitual o ha sido un desliz o qué. Extraño.
    Comparar a un ser perfecto que ha visto cosas que nosotros no…. y a seres como los de Freaks… que han vivido humillados desde la cuna. Extraño.
    Sin ánimo de ofensa. Sólo estoy sorprendida, y probablemente tú te sorprendas de mi reacción.

  10. Ana Lorenzo
    2007-09-01 01:24

    Tal como el replicante de Blade Runner siente la vida que surge poderosa en el humano y la valora tanto y la ama tanto que no es capaz de dejar que caiga y desaparezca, que se ve obligado a salvarla (a la vida, en la forma de ese humano que ha venido a liquidarlo), así, los monstruos, si actuaran a semejanza suya, no serían capaces de matar la belleza y la perfección que añoran, aunque esté encarnada en esa monstruosa mujer que ha humillado y se ha aprovechado de uno de ellos. Es una conclusión posible y un final lógico. Claro que el de la película hace que haya una historia más cruel y que, al fin y al cabo, ocurra esa historia. Narrar lo mismo sin el final de la chica despiezada y convertida en una gallina loca, darle ese toque de la reflexión del replicante de Blade Runner quizá le quitaría a La parada de los monstruos su verdadera monstruosidad: la de la masa que actúa contra el diferente, la de la venganza cruel y desmedida, la del que no valora por encima de su egoísmo la humanidad de otro ser. Tienes razón, no es esperable en esta película esa reacción.
    Un beso.

  11. Ander
    2007-11-21 17:02

    Hay un libro de Richard Matheson titulado “Soy leyenda” en el que el protagonista vive en una ciudad en la que todos savo él son vampiros. Me llamó la atención la novela porque de su planteamiento se deducía que los vampiros representaban la normalidad mientras que el protagonista (un ser humano) era la aberración,la monstruosidad.


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