Teatro Abandonado trata de recoger el 19 de cada mes fragmentos intermedios de obras teatrales que fueron dejadas a su suerte, a medio acabar, condenadas al olvido. Alberto Haj-Saleh es editor de Libro de Notas y de la bitácora Reducir al mínimo.
Tras la sonrisa, maquiavélica o no, del GENIO, y tras más de un año de obra continuada, baja el telón. El público aplaude, cortés pero inquieto, indeciso ante un final tan abrupto. ¿Habrá terminado la representación, ese era el final, así termina todo? Las luces de la sala se encienden y las puertas de los palcos y del patio de butacas se abren. Desde el gallinero los poseedores de las localidades baratas se inclinan para ver qué decisión se toma desde abajo, mientras una música sacada de “Grandes éxitos para oír en el ascensor, Volumen 2” suena tibia por los altavoces laterales. El telón de terciopelo rojo oscuro se mueve con el ajetreo que se adivina de los tramoyistas pero… ¿recogen o cambian las cosas de sitio? ¿guardan o reubican? Finalmente, y ante tamaño desconcierto, se abre una rendija sobre el escenario y aparece la cabeza y la mitad del cuerpo de BONIFACIO CALATRAVA.
BONI: Estimado y distinguido público, desafortunadamente el teatro contemporáneo ha olvidado de forma premeditada y egoísta la vieja costumbre del entreacto, momento de relajo y paseo con chirridos de zapatos, justo justo para coñac y puro, cigarrillo y visita al baño, meada contenida o cagada feroz, salida indignada o comentario sarcástico, alusiones a las moderneces o comentarios morales sobre la vestimenta. Hoy, esto es lo que hay, el teatro son horas aceleradas que han destruido los bares de las salas y la pausa para respirar. ¿El miedo a perder a quien estaba ya rendido a la ficción? Ah, tal vez, tal vez. Así que por favor, traten de disfrutar, de evadirse del teatro durante los próximos minutos, para volver a la dura ficción cuando acabe la pausa. Queda un duro camino por delante.
DISCLAIMER: Desde la redacción de Libro de Notas pedimos disculpas por la pausa obligada en este mes de septiembre en el Teatro Abandonado. Al autor le ha pillado el toro y ahora se asoma para decir gilipolleces autojustificativas. Será debidamente sancionado. Firmado: Atticus Taracido, Jaime Blonde y una comisión de doce hombres justos sin relación entre ellos.
2008-09-19 20:05
¡Ha inventado usted el concepto “entreacto” en una columna mensual!
Tendrá morro…
2008-09-21 00:23
¡Jajajajajajajaja!
Desde luego, faltarle no le falta, no…
Jisjisjis
2008-09-21 15:01
Está bien, le disculpamos el morro con tal de que no cierre el Teatro abandonado.
Así que pedimos piedad a los doce hombres despiadados para este autor (por puro egoísmo: para que siga escribiendo, claro).
Por cierto, todo un detalle que el bar sea de los de siempre, con bebidas de verdad y sin vasos de plástico y menús-palomita-sorpresa-merienda-infantil; hasta se puede oler el tabaco; qué alivio.
Un beso.