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Román Paladino por Miguel A. Román

Miguel A. Román pretende aquí, el vigésimo octavo día de cada mes, levantar capas de piel al idioma castellano para mostrarlo como semblante revelador de las grandezas y miserias de la sociedad a la que sirve. Pueden seguirse sus artículos en Román Paladino.

¿Que qué de qué?

Estoy seguro que la mayor parte de mis lectores detectarán al inicio de esta frase un error bastante frecuente de entre los que asuelan1 el buen uso del idioma español. Mas también muchos tendrán que reconocer que han necesitado de una segunda lectura de la misma para dar con el desaguisado; incluso alguno, a estas alturas de la lectura, no estará seguro que desliz hablo, y sin embargo ahora habrá caído en que se está (o no) “seguro DE que”.

Pero no se sonrojen quienes hayan necesitado de la última pista para reconocer el “queísmo”, que es como se denomina a esta ablación inopinada de la preposición que ha de preceder al pronombre relativo. De hecho es ésta una de las construcciones que más puede traer de cabeza a los que tratan de utilizar su lengua con un alto nivel de corrección, pero carecen a su pesar de una sólida formación gramatical.

Aunque el caso más frecuente sucede con la preposición “de”, todas estas partículas del lenguaje son susceptibles de ser secuestradas por el queísta:

  • Insistió que tenía que irse (Insistió EN que…)
  • ¿Qué te apuestas que te gano? (…apuestas A que…)

Empero, el “queísmo” no podría existir como duda sin el “dequeísmo”, su alter ego, consistente en la aparición sin venir a cuento de la citada preposición, dando lugar a incorrecciones como “pienso de que”, “creo de que” o “a no ser de que”; y aunque estos vulgarismos son mucho más estruendosos al oído educado, sus víctimas preferidas suelen ser los que, huyendo del queísmo, caen en el error opuesto.

Disculpa en parte el hecho de que las normas muy cualificadas que rigen la presencia o no de la preposición en estas oraciones son asaz complejas y con frecuencia aparecen construcciones aparentemente paralelas que sin embargo inclinan al queísmo o al dequeísmo.

Cuando el uso pronominal de un verbo rechaza la preposición en “Me alegra que te guste”, su uso reflexivo la exige: “Me alegro DE que te guste”. Cuando entendemos que debe decirse “Me dijo que se iba de viaje”, no queda claro por qué entonces se ha de decir “Me habló DE que se iba de viaje”. Si la oración impersonal “Es seguro que vendrá” es aparentemente correcta, parece que igualmente lo sería: “Estoy seguro que vendrá”, y sin embargo caer en la construcción prohibida. ¿Qué más da –dirán entonces- que “hablara” o “dijera”, o que la citada “seguridad” sea impersonal o impersonada? Pues da, y mucho. El iniciado reconocerá para su regocijo las mutaciones de sujetos y complementos que aparecen en las frases antedichas y que, lo siento, no voy a explicar aquí y ahora por no pecar de prolijidad.

Si acaso, como trucos (no infalibles) de reconocimiento para quienes escriben (pues son difíciles de utilizar a la velocidad del habla), les propongo dos:

  • Sustituir la oración iniciada por “que” por un demostrativo que asumirá con mayor simpleza la misma función y “cantará” el requerimiento o no de la preposición:
    Me dijo que me callara → Me dijo eso (no “Me dijo DE eso”)
    Me fijé en que estaba roto → Me fijé en eso (no “Me fijé eso”)

  • Construir la oración interrogativa que tuviera como respuesta la construcción dudosa, forzando a la preposición, si la hubiera, a encabezar la frase ante el pronombre:
    ¿EN qué insistió? → Insistió en que…
    ¿DE qué te quejas? → Me quejo de que…
    ¿QUÉ te dijo? → Me dijo que…
    ¿DE qué te habló? → Me habló de que…
Sentadas estas bases, atajemos con ellas dos “leyendas” sobre el particular que –aunque las creo bien intencionadas– pecan de abominable hipercorrección: La una critica a cierta empresa de telefonía que en sus impersonales grabaciones “le informa de que …“, mientras que la otra cita la nefanda frase donde “las autoridades sanitarias nos advierten que” fumar tabaco hace de todo menos bonito.

En ambos casos las frases son sospechosas de los errores antedichos, pero un correcto estudio las absuelve. Para disipar suspicacias, las academias que vigilan el idioma mencionan expresamente estos supuestos en su Diccionario Panhispánico de Dudas , que recientemente se ha sumado a este universo documental que es Internet. En el caso de “advertir que”, los académicos son todavía más explícitos: “especialmente cuando la intención es admonitoria o amenazante”, y estoy seguro de que algo de eso hay en la cantilena2 de las autoridades sanitarias.

1 “asuelan” es la forma correcta de “asolar” como “arrasar” frente a “asolan” que significaría “secan al sol”.

2 cantilena: Repetición molesta e importuna de algo. La forma con las consonantes invertidas “cantinela” es vulgar aunque aceptable y está superando en el uso a su original.

Miguel A. Román | 28 de marzo de 2006

Comentarios

  1. Chismo
    2006-03-29 21:45

    Perdón, pero, previa felicitación por lo didáctico del texto, no entiendo la nota 1, “como “arrasar” frente a “asolan” que significaría “secan al sol”.”, ¿qué pinta ahí ese “arrasar”. O estoy lerdo, que puede ser, o no capto la comparación.

  2. Miguel A. Román
    2006-03-29 22:09

    A Chismo:
    La palabra “asolar” en castellano corresponde a dos verbos: uno significa “arrasar, aniquilar” y su presente es irregular:
    “asuelo/asuelas/asuela”.
    Pero también significa “secar al sol” y en este caso es regular.
    Por mimetismo suele usarse la forma regular aunque se quiera entender el significado del primero.
    Según Manuel Seco eso no es una incorrección y deben admitirse ambas formas. Pero el propósito de esta columna mensual exige que advierta del uso más correcto posible.

  3. Chismo
    2006-03-29 22:52

    Ah, entiendo; el problema es que hacía obstinadamente una pausa tras “asolar”, con lo que el “como” lo asociaba con la siguiente frase. Gracias por la pronta respuesta.

  4. cristiana
    2008-12-04 21:07

    Chismo, unos tres años después paso por aquí al azar, leo la aclaración del bloguero a tu no entender, su bondad llena de paciencia repitiendo el acto pedagógico … Releo tu no entender, y abro la boca embobada ante tu refinada mala leche, quizá seas tan gallego como yo :) En fin … quizá, a su vez, pase alguien que llegue a entenderme a mí. Cuidaos, todo interesado por esta lengua nuestra, o suya, me resulta de interés. Porque tiene la batalla perdida siempre, por mucho que se esfuerce.


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