Miguel A. Román pretende aquí, el vigésimo octavo día de cada mes, levantar capas de piel al idioma castellano para mostrarlo como semblante revelador de las grandezas y miserias de la sociedad a la que sirve. Pueden seguirse sus artículos en Román Paladino.
El pasado septiembre, en medio de un efervescente inicio de curso, apareció una versión de una carta dirigida al profesorado de la Comunidad de Madrid y presuntamente escrita por la ínclita presidenta de este organismo. La carta en cuestión estaba trufada de un par de decenas de faltas de ortografía de variado pelaje, y alguien se había tomado el insano trabajo de corregirla a boli rojo y publicarla de tal guisa en Internet.
Al final nunca supe cuál fue la historia real de la misiva de la que, al parecer, había otra versión de impecable ortografía; pero no venía yo a esto sino a que, en mitad de la carta corregida, aparecía esta línea:
En los comentarios vertidos en varios medios y foros que del tema trataron, de repente alguien opina que tal vez ese “cómo” realmente portaba legítima tilde y que el tachador se extralimitó en su corrección; y para mi sorpresa, pronto la polémica sobre el fondo o forma del mensaje se alterna con otra donde se esgrimen contundentes argumentos a favor y en contra del acento ortográfico en este caso:
#26 Fíjate que en esos ejemplos que has puesto estás esperando una respuesta, en la frase de la carta está afirmando, no preguntando.
“Repite qué has dicho”
“No sé cómo se hace esto”
etc.
comprobar cómo los comercios cierran = comprobar el modo en que los comercios cierran,
Lleva tilde.
Vemos cómo cierran los comercios
Así es como cierran los comercios
(etcétera, etcétera, etcétera…)
Entonces, ¿lleva tilde o no la lleva?
Buena pregunta.
Veamos: hace casi 177 años, José de Espronceda publicaba estos ya inmortales versos:
En casi todas las ediciones del siglo XIX, entre ellas el original de “Poesías” (Imprenta de Yenes, Madrid, 1840), el tercer verso figura tal cual he transcrito, sin tilde en el “como”. Sin embargo, a medida que avanza el siglo XX, los editores y compiladores han ido optando cada vez más por la versión tildada: Cómo vira y se previene (algo tendrá que ver el que los antólogos se copien unos a otros sin mediar revisión alguna).
Entonces, ¿lleva tilde o no la lleva?
Buena pregunta.
Fernando Ávila en “Dónde va la tilde” (Ed. Norma, Bogotá, 2002), en un momento de inusitada ofuscación (supongo), suelta el siguiente párrafo:
«Por lo demás, no se preocupe si no logra establecer diferencias claras entre conjunción, preposición y adverbio relativo. Lo importante es distinguir el cómo con tilde del como sin tilde, que es fácil si se tienen en cuenta que el que lleva tilde es tónico y el que no la lleva es átono. La confusión se puede presentar en oraciones completas, lo que hace indispensable la tilde diacrítica para establecer claramente el significado.»
Advierto que casi toda la obra de Ávila es aceptablemente precisa y lúcida, aunque convengamos en que la anterior no es su mejor explicación; pero, a lo que vamos, ¿lleva tilde o no la lleva?
Buena pregunta.
La Real Academia de la cosa lingüística, en el documento web de preguntas más frecuentes a la ortografía de 2010, abunda en ligeras disquisiciones sobre la pronunciación átona o tónica del adverbio, conjunción o relativo para justificar la presencia o ausencia de tilde, y concluye con esta perla:
«Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso, son normalmente átonos y se escriben sin tilde, hay casos en que pueden pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se da cuando los relativos introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie, nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin antecedente depende de verbos como haber, tener, buscar, encontrar, necesitar, etc., que admiten complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos es aceptable escribir el relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación tónica, como sin ella, representando la pronunciación átona.
No tenía cómo/como defenderse de las acusaciones.»
Discrepo en lo idóneo del ejemplo elegido ahí por los académicos; pero, insisto, ¿lleva tilde o no la lleva?
Buena pregunta.
Pues bien, la Nueva Gramática, obra auspiciada por la Real Academia en 2009, máxima instancia de apelación a la que podamos someter este pleito, explica en su apartado 22.16b:
«Con verbos de percepción, como ver, oír o escuchar, el adverbio cómo puede introducir interrogativas indirectas del tipo de las mencionadas en el apartado precedente: No vi cómo lo hizo. Sin embargo, en ocasiones es necesario distinguir entre la percepción del modo y la del hecho en sí. En la construcción Ya verás cómo consigue ganar (con el adverbio interrogativo cómo), se hace referencia a la manera de conseguir algo. En cambio, en Ya verás como consigue ganar, la conjunción como introduce una subordinada completiva que alude al propio hecho de la consecución. Se plantea un problema cuando la percepción del modo y la del hecho resultan inseparables, lo que hace difícil dilucidar si se trata de una interrogativa (cómo, con pronunciación tónica y acento gráfico) o de una completiva (como, con pronunciación átona y sin tilde). Por esta razón son admisibles las dos opciones que aparecen en Ya verás {cómo/como} llegamos tarde. Se registran a menudo casos en los que la variable tónica neutraliza las dos interpretaciones, incluso dando preferencia a la de hecho sobre la de manera: Observen cómo la Comisión Europea abrió ayer una investigación […]. Es habitual escuchar cómo el locutor despide con un abrazo a su invitado […]. Habían visto cómo las llamas se iban apoderando de los pisos intermedios […].»
¿Se concluye entonces que, en la frase en cuestión, era correcta la tilde en cómo?
Buena pregunta.
Porque, unos capítulos más adelante, en el 43.3l, la citada gramática académica dictamina que… «el adverbio interrogativo cómo presenta usos difíciles de distinguir de los de la conjunción subordinante como. Aparece esta última en Verás como sale corriendo, donde no se alude a la forma en que se realiza la acción de correr (frente a lo que sucedería si cómo fuera adverbio), sino que se expresa un significado equivalente a Verás que sale corriendo. Aun así, la conjunción mantiene vestigios de la significación modal que posee como adverbio relativo, ya que la percepción del hecho en sí (en este caso, ‘salir corriendo’) es difícilmente separable de la percepción del modo en que se realiza.»
Y añade: «La conjunción subordinante como es característica de las subordinadas sustantivas que complementan a ciertos verbos de percepción y juicio: Ya verás como, a la larga, todos saldrán beneficiados […]. Ha sido también una gran experiencia estar en compañía de tantas, tantísimas mujeres, y comprobar como son muchos los que están empeñados […]. Podrá notar como la cadena no siempre cae perfectamente de un engrane a otro.»
Pero entonces, ¿está diciendo que, al final, no debió usarse tilde en aquella carta?
Buena pregunta.
Lo que intento mostrar es que ni los editores de Espronceda, ni reconocidos correctores de estilo, ni la ortografía ni la gramática emanadas de la Real Academia Española son capaces de delimitar con claridad en qué casos se ha de usar aquella tilde y cuándo se ha de prescindir de ella.
A estas alturas, ¿todavía cree usted que la Ortografía es una norma nítida, sin fisuras, incólume, infalible y omniscia?
2012-01-28 13:33
A la última pregunta podemos responder: no, no, no, no y no.
En cuanto a cómo/como, me guío por una regla empírica que hasta ahora me ha dejado más o menos tranquilo: – Si se puede sustituir por “de qué manera”, es “cómo”. – Si se puede sustituir por “que” o “igual a”, es “como”. (Y en general, en cuanto veo que se puede sustituir por “que”, lo sustituyo.)
En ambos casos, basta con que la sustitución sea más o menos posible. Nadie pide elegancia.
2012-01-28 18:43
Estoy totalmente de acuerdo con Eduardo. Es la regla que me enseñaron en el colegio y procuro tenerla en cuenta siempre que escribo, aunque por desgracia, cada día se mira menos la ortografía (cada día miro menos mi ortografía).
Aún así me ha parecido muy interesante tanta discrepancia por una tilde, ni siquiera los entendidos se ponen de acuerdo en las normas ortográficas, ¿cómo vamos a hacerlo nosotros?/ ¿de qué manera vamos a hacerlo nosotros?.
2012-01-29 20:58
De acuerdo con la explicación del especialista de la editorial Norma. Además de las reglas que algunos reforman cada año, debemos tomar en cuenta que la función de los textos es ser leídos, los recursos ortográficos nos facilitan apreciar el enfásis que quien redacta quiere imprimir, y en ocasiones una tilde nos ayuda a distinguir la intención por la cual se utilizó la palabra.
2012-02-19 17:56
Interesante lectura. Una cosa más que aprendo en este magnífico blog.
De todas formas, convendrás conmigo en que la tesis de los que defienden que el corrector se extralimitó en ese caso particular (entre los que me incluía antes por una razón errónea y entre los que me sigo incluyendo ahora mejor informado) sigue siendo acertada, puesto que, dado lo expuesto aquí, esa tilde no puede considerarse una falta de ortografía.
2012-02-23 00:49
Como veréis soy como poco versado en estos temas, pero de acuerdo a la definicíon de Fernando Ávila (que de alguna manera es la que intuitivamente aplico) “(…) Lo importante es distinguir el cómo con tilde del como sin tilde, que es fácil si se tienen en cuenta que el que lleva tilde es tónico y el que no la lleva es átono.(…)” entonces, entiendo que “¿Cómo engullo? Como engullo.” sería: “¿Cómo como? Como cómo.” (es decir, el tercer como me suena más átono que el cuarto como.
2013-08-12 09:20
Gran post sobre esto. Estoy sorprendido de ver a alguien tan educados en la materia. Estoy seguro de que mis visitantes encontrarán que muy útil.