Miguel A. Román pretende aquí, el vigésimo octavo día de cada mes, levantar capas de piel al idioma castellano para mostrarlo como semblante revelador de las grandezas y miserias de la sociedad a la que sirve. Pueden seguirse sus artículos en Román Paladino.
El gerundio es un elemento travieso, retozón y traicionero, fuente de vacilaciones y errores formales que, en no pocos casos, conducen a ambigüedades irresolubles. Lo cierto es que muchas veces, quienes hablan o escriben, sabedores de las trampas y añagazas de esta forma impersonal, tratan de eludir forzadamente su uso.
Consideremos que alguien le dice la frase:
Fui a verte preparando una mahonesa
Fuera de mejor contexto, la expresión (que, adelantemos, es gramaticalmente incorrecta) parece indicar que el hablante nos hizo una visita al tiempo que batía la emulsión de huevo y aceite. Pero como, en nuestro humano cerebro, la lógica se antepone a la regla gramatical, debemos buscarle otro significado a la oración. Es sencillo: cambiemos ligeramente la frase por
Te vi preparando una mahonesa
Ahora sí, está más claro: el sujeto de la frase fue un simple espectador y quien realizaba la preparación culinaria es la persona a la que se le habla, representada, en ambos casos, por el pronominal “te”. Pero entre ambas frases no existe una diferencia estructural significativa y serían formalmente erróneas. Realmente, el gerundio está ahí suplantando la forma verbal del infinitivo, que desplaza mucho mejor cualquier ambigüedad:
Fui a verte preparar una mahonesa
Y es que, salvo que se deje explícitamente claro, el gerundio no es un verbo, sino un adverbio, un componente que no intenta actuar sobre el sujeto sino sobre el verbo principal de la oración: en la primera oración complementando a “fui” (del verbo ir) y en la segunda (aunque no lo parezca tanto) a “vi” (del verbo ver); la diferencia radica (lo que no es poco) en que los verbos de percepción (ver, oir, …) aceptan sin muchos remilgos a los gerundios a modo de adjetivo de su complemento directo, y la lógica de la interpretación hace el resto:
Escuché una voz llamándome
Podía sentir su corazón latiendo con fuerza
(existen otros verbos a los que tampoco les molesta esta función del gerundio, pero en la práctica también implican alguna forma de percepción: “Lo retrataron subiendo a un taxi”, “le sorprendieron fumando en el trabajo”, “pintaba a jóvenes bañándose ”, etcétera)
En general, la gramática normativa exige tres condiciones concurrentes para utilizar el gerundio sin riesgo:
En el primer epígrafe se descartan aquellas funciones que se asimilan al adjetivo, es decir, las que actuan sobre un sustantivo; si bien existen notables excepciones aplicables a situaciones que expresan una cierta permanencia en el tiempo: agua hirviendo, clavo ardiendo, …
En lo temporal, el gerundio expresa generalmente una acción en desarrollo, por lo que su uso más extendido es el de modificar un verbo en su propio momento:
Desapareció esfumándose en el aire
Caminando se hace camino
Andaba ladeando la cabeza
Hay un señor esperando en la puerta
Como también es admisible que el verbo sea consecutivo al gerundio (y normalmente causado por este):
Pero mal rayo me parta/ si en terminando esta carta/ no pagan caros sus gritos
Analizando la situación, he decidido retirarme
Estudiando así nunca aprobarás
Pero el “gerundio de posterioridad” está formalmente desaconsejado. Es decir, la norma tradicional prohibe que refiera a sucesos que tienen lugar después de la acción expresada por el verbo principal:
Falleció de pulmonía siendo enterrado en su ciudad natal (suponemos, claro, que se le enterró después de haber fallecido).
El partido quedó suspendido reanudándose una vez cesó la tromba de agua
Una vez los agentes llegaron al lugar las personas emprendieron huida, siendo detenidos a escasos metros del lugar (Europasur.es, 16/02/2010)
Sin embargo, el uso cotidiano, aun el culto, no ve demasiado problema en soslayar esta norma, al menos cuando hay una relación causal evidente y el lapso de tiempo no es desproporcionado:
Recibió un impacto en la cabeza, falleciendo en el acto
Chutó a puerta colocando el balón en un ángulo de la portería
Aunque la norma es, por supuesto, plenamente vigente, tengo para mí que no es recriminable un uso moderado de esta fórmula en tanto en cuanto el gerundio parece reforzar la conexión entre el verbo principal y el resultado, frente al uso de una conjunción (y) que disloca ligeramente ambas acciones. El tiempo y el empeño de los hablantes tendrán aquí la última palabra.
Pero es en lo tocante a la disparidad de sujeto explícito donde más frecuentes y evidentes errores se cometen, concediendo al gerundio un valor adjetivo que no le es propio:
Importante compañía necesita director de operaciones financieras hablando inglés y alemán
Se intervino 19 sacos de arpillera conteniendo hachís, arrojando un peso de 550 kilos (Europasur.es el 16/02/2010)
Detenido el camarero de un bar intentando deshacerse de 3 barras de hachís (Deia, 25-02-2010)
El chiste fácil en estas frases sería asimilar el improbable sujeto común y pensar que la empresa solicitante es la que habla idiomas mientras busca personal, que alguien con droga en su interior a su vez intervino los sacos o que alguien que se estaba deshaciendo de un alijo acertó a detener al camarero. Pero lo cierto y triste es que estas tropelías de gerundio se perpetran insistentemente por quienes intentan hacer de la expresión escrita su medio de vida.
La solución correcta a estos desmanes pasa simplemente por abrir una oración subordinada de relativo (que, y que, el cual, cuando, mientras…) y personalizar correctamente el verbo. De hecho es esta una añagaza válida para descubrir, si dudamos, la amenaza de incorrección: si es posible subordinar la frase es que no era de gerundio.
Se necesita director de operaciones financieras que hable inglés y alemán
La operación se saldó con la intervención de sacos de arpillera que contenían 550 kilos de hachís (Agencia EFE en nortecastilla.es, redactando correctamente la misma noticia)
Detenido el camarero de un bar cuando intentaba deshacerse…
Particularmente, además, detecto con frecuencia un uso, no prohibido normativamente, pero que se parece demasiado al “continuous present” anglosajón, con el agravante formal de que se usa en ocasiones que pertenecen a un futuro, explícito o implícito.
Aeroméxico anuncia que desde marzo estará volando a china
Mañana la borrasca estará dirigiéndose al noreste
En cinco minutos estoy saliendo
Es cierto que la gramática del español no condena explícitamente este uso del gerundio, pero en cuestión de estilo me rechina: ¿no era más sencillo usar el tiempo tradicional: “volará a china”, “se dirigirá al noreste”, “salgo en cinco minutos”?
Otras opiniones:
Wikilengua
Avión de Papel
Lengua y Literatura
2010-02-28 11:33
Las gentes que hemos trabajado como correctores de estilo sabemos que no sólo tienes razón, sino que te quedas corto. Ni imaginarte puedes de lo mal que usa la peña el gerundio cuando escribe. Yo, con el tiempo, he llegado a la conclusión de que es debido a ese “voy a ponerme a hacer literatura” que muchos adoptan cuando se echan sobre el teclado y que tanta frescura hace perder a los textos (sobre todo cuando el pavo en cuestión, que viene a ser lo habitual, es más bien poco hábil).
Y te voy a decir una cosa más, que he comprobado a lo largo del tiempo: es mayor el uso incorrecto del gerundio cuanto mayor es la preparación académica del sujeto que escribe. Es decir, hay en el gerundio una aureola de cultez que atrae de forma irremisiblemente al catedrático de turno que, como siempre pasa, se ha dicho: “pues se van a jiñar con esto que tengo yo que revelarle al mundo…”. Y, claro, el resultado es de echarte a llorar.
Y lo del gerundio de posterioridad es ya de morirse. Yo se lo he explicado a más de uno y a más de dos, y no sólo no lo entienden, sino que se te ponen farrucos y dudan de que estés diciéndoles la verdad. Como si a ti te importara algo su basura más allá de que te pagan por corregírsela… Pero ya digo, hay tipos que se lo toman por lo personal, que creen que el gerundio de posterioridad es elegante y culto y que si se lo estás tachando con boli rojo es porque les tienes envidia u ojeriza.
Oyes, que mola tu artículo de hoy. Desde mi modesta opinión, el gerundio es un detector de inmadurez escrituril: al que lo usa a saco, todavía le falta un hervor.
2010-02-28 12:48
El colmo de la insensatez sería usar el “preveyendo” de posterioridad :-)
2010-02-28 14:26
Me confieso culpable de usar el gerundio de posterioridad. Aunque ahora que sé que es incorrecto trataré de evitarlo. Y reconozco que, como ha dicho Alber, lo he usado siempre en el lenguaje escrito, de una manera más o menos formal.
Es más, todavía lo miro y no me resulta malsonante, sobre todo si va separado por una coma de la oración que lo precede. Desde luego, me suena mejor este tipo de gerundio que ese “oyes” ;)
2010-02-28 16:52
Añado otra opinión de un excelente blog:
http://redaccionsindolor.blogspot.com/2009/08/uso-y-abuso-del-gerundio.html
2010-02-28 22:21
#3 ¡El gerundio de posterioridad precedido de coma merece pena de horca! ¡Al patíbulo contigo, oyes!
2010-03-02 13:42
#5 Aceptaré mi condena con orgullo, muriendo con una buena erección. ;)
2010-03-02 16:40
Me parece que en lo referente al dicho “gerundio de posteridad” estamos antes un cambio lingüístico consolidado. No tiene ningún sentido mantener una norma que casi ningún “escribiente” culto sigue.
La ampliación de usos del gerundio es una deriva histórica, secular, en todas las lenguas románicas. Entre otras razones porque el latín (por lo menos el culto, escrito) disponía de más formas nominales del verbo. Apesar de las gramáticas normativas, hoy no hablamos latín, y hacemos el mayor uso posible de lo que tenemos.
Coincido con Miguel, desde un prescriptivismo moderado, y no me parece condenable ese uso. Aunque por motivos estéticos, puestos a condenar, preferiría la hoguera, que como sabéis tiene un qué se yo que solo lo tiene la hoguera…
2010-03-02 22:01
Xoán, por tu madre, ¡reflexiona! ¿No te das cuenta de que el gerundio de posterioridad es antinatural? ¿Que nada que esté afectado por un gerundio puede suceder “después de”? El gerundio de posterioridad es hermafroditismo lingüístico. Es zoofilia. Es aberración. ¡Y no! Nadie que ame la lengua puede estar a favor de él. Nadie.
¿Que la mayor parte de los catedráticos españoles lo usan profusamente? De acuerdo. ¿Que la inmensa mayoría se siente culto haciéndolo? Si duda alguna. Pero la culpa es de los catedráticos, no del gerundio. Al gerundio dejémoslo en paz. En cuanto a los catedráticos, ¡al paredón con ellos!
2010-03-03 17:10
Así no vale, Alber. Me has convencido. Si me das a elegir entre el uso clásico del gerundio y los catedráticos españoles, pues me quedo con el gerundio. Sin dudarlo, vamos.
Y qué me dices de los jueces, esos depravados? En ninguna parte se abusa más de los gerundios que en una sentencia judicial, con sus considerandos y sus resultandos. Aquí va un fragmento de una del año 1940. Eso sí que es hacer un uso literalmente criminal del gerundio…:
“RESULTANDO probado, y así lo declara el Consejo, que el procesado Miguel Hernández Gilabert, de antecedentes izquierdistas, se incorporó voluntariamente en los primeros días del Alzamiento Nacional al Quinto Regimiento de Milicias, PASANDO MÁS TARDE al Comisariado Político de la 1ª Brigada de Choque, INTERVINIENDO, entre otros hechos, en la acción contra el santuario de Santa María de la Cabeza. Dedicado a actividades literarias, era miembro activo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, HABIENDO PUBLICADO numerosas poesías, crónicas y folletos de propaganda revolucionaria y de excitación (sic) contra las personas de orden y contra el Movimiento Nacional, HACIÉNDOSE PASAR por el ‘poeta de la Revolución”.
2010-03-03 20:37
Si bien se usa en un contexto muy concreto (abusivamente dentro de él, eso sí), no deja de llamar la atención otro tipo de gerundio, horrendo a mi modo de ver. Más o menos al estilo de:
Chico de ochenta años, cariñoso y de buen aspecto, busca chica de entre veinticinco y cuarenta, para amor eterno o lo que surja, GUSTANDO el cine, viajar y salir con los amigos
2010-03-03 22:26
#9 Es que los jueces, a diferencia de los catedráticos, ¡están leídos! Y, claro, como lo están, saben que a base unirlo todo con gerundios, pueden hacer de Miguel Hernández el supervillano que desean tener ante ellos. No era un cualquiera que ahora delinquía, y luego delinquía, y más tarde volvía a delinquir. No: era un tiparraco que perpetraba las cosas más horrendas, SIMULTÁNEAMENTE. Menudo bicho…
#10 A la hora de intentar follar vale todo. No se lo tengamos en cuenta.
2010-07-17 17:59
Que pesao el Albert de los cojones, que engreído el jodío, se cree el cum laude de la lengua castellana. Si así te expresas de tus clientes, que son los que te dan de comer. Se puede ser lo que sea tio, puede que lo que tú dices sea lo más correcto del mundo, pero hay formas más sútiles y delicadas para decirlas, que no son precisamente las que utilizo yo, porque tu no lo mereces, por ser un irrespetuoso y presuntuoso.
Aprende a ser humilde, para que te respeten, sabiondo.
2010-07-17 18:46
Por suerte, Carolina, no hay ningún AlberT entre los comentaristas, pues en caso contrario borraríamos tu comentario: evita los insultos personales en este sitio o no podrás comentar.
Saludos