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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

La ciencia de los abrazos

En las fiestas de toda calaña, en piñatas, despedidas de soltera, graduaciones, reuniones de generación y en mi caso, en mis presentaciones de libros o revistas se suscita una expresión de afecto corporal milenaria que nos acerca a nuestros semejantes. Todo mundo se abraza, se franelea y se agasaja sin pudor, con la consigna de que nos estamos saludando, felicitando o expresando nuestro cariño.
Y allá va una a embarrar las tetas encima de gente que ni conoce y los señores a palmotear las espaldas de sus congéneres, a rayarle la pintura a una que otra señora y de paso a que les den también sus arrimones.

Por los tipos de abrazos se conoce a las personas también.
Me gusta, por ejemplo, el abrazo de una amiga mía, que siempre que apapacha a las personas, rodea al interfecto con sus blancos bracitos, acerca el cuerpo y al final da un apretón, como si rubricara el afecto con un énfasis poderoso al terminar de su saludo.

Los abrazos siempre han sido una forma de amor, respeto y de reconocimiento del afecto hacia otra persona. También los hay falsos e hipócritas, como en el caso de Judas: con éste mando a Jesucristo a la cruz, quien ya había tanteado las aguas y sabía quién le iba a dar la puñalada traidora. El abrazo fue una mera formalidad, como una especie de factura por las 30 monedas que recibió por entregar al rey de los cristianos.

Otro abrazo famoso fue el de Acatempan, protagonizado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, marcando la reconciliación de criollos e insurgentes durante la guerra de independencia de México.

El abrazo nos define. En la manera de agarrar al otro entre nuestros brazos se nos nota lo gandalla, lo tierno, los enconos, el amor, el afecto, el deseo, la enemistad, el entusiasmo y en muchos casos hasta el grado de borrachera que nos cargamos.
Quién no ha abrazado a su compadre o comadre en la mera jarra y acabamos cargando al interfecto que entona “Viva mi desgracia” a punto de encuerarse colgado de nuestro frágil cuello. O ellos a nosotros…Ash.

Existen los abrazos lujuriosos, que empiezan con las manos en la espalda y terminan en las nalgas o en sitios más privados si una se descuida. Los desiguales: entre un alto y una chaparra por ejemplo (mi caso siempre), en donde una termina con la nariz enterrada en el esternón de la persona que nos aprieta contra sí.
El que me gusta mucho es el abrazo a los gorditos: siento que hay mucho por abrazar y hasta se sabrosea uno con lo pachoncito de la persona y de la suavidad de las carnes que uno franelea. No sé si esto sea bueno o malo, pero de que es disfrutable, no hay duda.

Los abrazos hipócritas de brazos flácidos y fríos. Los amorosos, de parte de quienes se quedan agarrados de nuestras carnes emitiéndonos esa bella energía que siempre se genera entre los que se quieren bien. Los políticos, entre dos especímenes que se palmotean efusivamente con las manos, a falta de puñales que enterrar. Los de mujer a mujer, que pueden ser la cosa más aguada del universo y harto aburrida, hasta los que conllevan una lucha teta a teta que resulta un buen espectáculo para los presentes.

Este año quiero comenzar dando un abrazo a todos ustedes, nada más por el gusto de estar, de vivir, de celebrar, sin efeméride de por medio ni día de guardar. Sólo por el gusto de abrazarnos.

En Facebook, en Twitter y en blogspot: Ivaginaria.

Elia Martínez-Rodarte | 06 de enero de 2012

Comentarios

  1. Alberto
    2012-01-06 22:10

    Una de las cosas más bonitas que me dijeron nunca fue “me gusta como abrazas, nunca es un trámite”.

    Feliz año, Elia

  2. Elia
    2012-01-06 22:49

    Sin duda, una hermosa anotación sobre los abrazos. Que jamás sea un trámite. Feliz año y lo mejor para vos también Alberto.


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