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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

...en lo que no te importa...

Les contaré una historia de samuráis: el veterano guerrero Kani Saizo guardaba la puerta de un palacio en Hiroshima cuando llegó un mensajero con un recado de su Señor (del jefazo pues). El viejo samurai Saizo al enterarse de que traía un mandado de más arriba, se puso lívido ya que se encontraba sin su casaca, sin sus dos espadas al cinto y desprevenido. Todos los guerreros de su casta deben estar vestidos honorablemente y alertas cuando escuchan nombrar a su Señor.
Kani Saizo se recompuso en dos segundos y agradeció el mensaje al muchacho, diciendo que se presentaría de inmediato a palacio, pero el samurai, más clavado que bonito, regañó al chico por su estupidez. Así mismo le dijo. Lo reprendió porque la primera obligación de cualquier mensajero es avisar que se viene departe del Señor, para que así el recipendiario del mensaje estuviera honorablemente investido. El nombre del Señor del castillo que guardan es casi sagrado y un samurái vive para servirle.

El muchacho, reconoció su error y se retiró hecho todo tristezas. Al llegar al castillo, el joven paje le contó a sus compañeros la lección que tan agriamente había aprendido…y sólo bastó decirle a dos que tres chicos para que todo mundo se enterara. El chisme llegó hasta los mismos oídos de su comandante Fukushima Saemon-taiyu Masanori quien emitió esta frase para la eternidad y como ejemplo para todos los jóvenes aspirantes a la vía del guerrero: Me gustaría que todos los samuráis tuvieran su espíritu, así no habría nada que no pudieran hacer”.

Y siguiendo las enseñanzas de nuestro sensei del bushido (la vía del guerrero) ¿qué aprendimos en esta linda historia japonesa? Primero que nada, que el pecho de nadie es bodega: a todo mundo le encanta el chisme, y si se trata de una historia en donde la desgracia de otra persona está implicada, qué mejor, porque así se le podrá aderezar con juicios, críticas y chiste alusivos, que irán mutando escandalosamente a medida que la historia vaya de una boca a otra.

La segunda lección es que siempre habrá alguien que lo note, se fije, se dé cuenta o inquiera por algo que nosotros ignoramos que debemos hacer o que está al pendiente de algo: cuando creemos que nadie va a enterarse somos sorprendidos. Eso es inevitable. Existe cerca de nosotros alguien o algunos que ciertamente nos juzgan de continuo y que incluso, poseen opiniones sólidas, formadas y muy estructuradas sobre lo que somos o no somos.

Y la lección tres, hermanada a las anteriores, es que a todo el mundo le encanta meterse en lo que no le importa. Es inherente al ser humano. Un rasgo genético común a todas las razas. A todos y a todas en mayor medida nos aburre nuestra vida, y cuando el tedio está por desbordarse miramos al de al lado. O de plano hay morbo y es placentero morboserar en los dentros y en la intimidad de otros. He escuchado a personas elaborar un retrato hablado de prójimos que sólo han visto un segundo y presenciado a quien juzga a priori a gente que ni conoce. De ello están sostenidas muchas industrias del entretenimiento como la prensa de espectáculos y del corazón.

A todos nos gusta y lo hacemos ya sin querer, a veces queriendo y, en algunas, malqueriendo.

Como entidades sociales nos comunicamos también de esa forma. Una estructura tan honorable y ancestral como lo fueron las castas de samuráis nos brindan sabiduría en todos los niveles. Y en el espíritu lectivo de Masanori quedamos: quien se mete a fondo en la vida de otro, puede hacer (con la reputación del otro) lo que quiera.

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Post scríptum: la anécdota citada se encuentra en el libro “El código del samurai” de Daidoji Yuzan. Les invito a encontrarnos en Facebook, Ivaginaria en Twitter y con todo gusto responderé a sus correos en: elia.martinez.rodartegmail.com

Elia Martínez-Rodarte | 06 de julio de 2010

Comentarios

  1. Lirio
    2010-07-06 11:55

    Es una bonita anécdota, es bien cierto cuando haces algo que no quieres q nadie se entere de repente llega alguien y sopas verdad descubierta, por eso hay que hacer las cosas de manera sana, (es que las maneras ocultas se notan facilmente)cambiar es dificil por que te encuentras que siempre esta el envidioso que criticara tus decisiones y si te pones a pensar en el caso, no haras nada por el medio a….., hay que pensar una sola ves las cosas y acto segido a realizarlas ya cuando vayas a la mitad de la jornada y si ves q se pone feo ni modo hacia adelante, nada (grave)pasara hay de 2 sopas, ganas o pierdes la reaccion sera mas sana a mitad del camino que antes de empezar.

    Saludos


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