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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

Humor mexicano y balas

Nunca he entendido del todo el humor mexicano. Es decir, lo abrazo y lo procuro, soy mexicana y ni siquiera tengo una influencia extranjera directa y cercana que me provoque pensar de otra forma.

Pero no entiendo esa forma idiota de hacer chistes de cualquier cosa. En especial de los sucesos trágicos. No lo capturo, nada más. Me parece lerdo e insensible.

Me recuerda a aquel niño de la escuela que consideraba el más idiota de mi salón: se pegaba en la cabeza, nos golpeaba a todos, nos decía maldiciones y todo le causaba risa.

Cuando lo entendí le tuve lástima: el tipo no sabía que era imbécil. Ese es el problema de muchas personas: nadie les da esa información a tiempo.

El niño tonto a veces gozaba demasiado el comportarse idiota y no le importaba. Así me parece nuestro mexicano humor negro.

Eso es lo que siento ahora. Me entristecen todos los sucesos que rodean a la actual guerra contra el crimen (cada vez mejor) organizado por parte del gobierno, en especial por lo extraviados que estamos ante un escenario de indefensión y funcionarios inoperantes…

Pero hacer chistes sobre lo patética que es nuestra desgracia es despeñarnos (una vez más) en nuestro propio patetismo.

Se han incorporado a nuestro lenguaje cotidiano las bromas sobre hechos delictivos –como se han hecho antes chistes sobre víctimas de terremotos, explosiones, etcétera- así como vocablos y expresiones de uso recurrente como: levantón, ejecutado, sicario, darle piso, balacera, cateo, reventar, comando armado, fuego cruzado, desaparecido, encajuelado, retén, bloqueo, cuota, rafaguear, calibre…El diccionario sangriento en pleno.

Por una vez deberíamos hacer las cosas distinto, enseriarnos ante el evidente desmadre que está encima de nosotros y con toda la energía de ese payasito que llevamos dentro: exigir a todas las autoridades que organicen sus pensamientos primero, y luego procedan a asegurarnos un entorno de mínima seguridad ante balaceras, explosiones, secuestros en un estado de derecho con asegunes.

Esto no va a pasar entre nosotros como nada. Ante el arrobador panorama, nuevamente tengo qué decir: hay que aguantar y empezar a vislumbrar las consecuencias.

Pese a la jocunda tradición mexicana del chiste, es momento de enseriarnos. Ya estamos dentro.

Elia Martínez-Rodarte | 06 de mayo de 2010

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