Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.
La sinonimia en el lenguaje permite a nuestras palabras tener trajes a la medida que le proporcionan versatilidad.
La mayoría de las palabras posee sinónimos o vocablos aproximados, que pueden sustituirlas en ciertas ocasiones pero considero que los términos que se refieren al tema del sexo, son los que ostentan una mayor variedad.
Con tal monto de sinonimia no es para sorprenderse que a la vagina, al pene, al fornicio, al sexo por la vía anal entre otros, no se les diga como los denomina el diccionario, sino como lo dicta la dicencia de los pueblos.
Durante un viaje en Cuba me avoqué a hacer un glosario de los terminajos con referencia al sexo y creo que enlisté unas 20 formas de nombrar a la vagina. La crica fue una de las que más me gustó, sobre todo porque yo la decía casi sin provocación ya que me parecía una voz de orígenes que no mostraban mucha claridad.
Gocé de popularidad en ese viaje al realizar ese vocabulario ya que cuando se trata de enunciar la obscenidad de su preferencia, todos quieren agarrar su turno al bate.
Ya ni digo de la palabra pene. Si no han diseñado un monumento al aparato singador en Cuba, es porque no han juntado las llaves que se requieren para tal empresa.
Además del vocabulario, los cubanos me regalaron anécdotas sobre asuntos del fornicio para dar y repartir. La que más me gustó versa sobre la conducta de los presidiarios de la isla, que para mantener el deseo flameando en sus mujeres mientras ellos están a la sombra, le hacen alteraciones a su pene: se realizan una incisión en el tallo del falo e introducen un chícharo, una perla, una piedrita…Luego cosen y dejan el objeto debajo de la piel del príapo. Ese montículo proporcionará a sus mujeres un roce y fricción que ellos creen será la forma de mantener a sus mujeres pensando sólo en su pene, y no en los que pertenecen a los machos en celo que la persiguen aprovechando el encarcelamiento del marido.
En Cuba siempre se aprende algo que va a redituar en placer, música, poesía, amor, sexo y literatura. A veces en ese orden.
Pero los orígenes de las palabras que se nombran más en cuestiones del sexo, son de una sencillez que casi conmueve, ya que pertenecen a ámbitos de la cotidianeidad entre los humanos.
Por ejemplo vagina, es una vaina, como la de los frijoles o chícharos. También hace alusión a la funda de una espada. Su latino es vagina y de ahí se transformó a las formas de vainilla y vaina.
El vocablo pene proviene de la voz latina penis, que es el rabo de los animales como el que poseen las vacas o los caballos. Los rabos que se asemejan la las brochas por sus pelos, derivó en peniculus, que es la palabra que antecede a términos como pincel o incluso penicilina ya que ésta proviene de un hongo que cuenta con unos pelillos que la asemejan a un pincel.
Cuando hablamos de sexo nos estamos refiriendo al género de hombre o de mujer. Hasta después del medioevo se le seguía poniendo a la palabra sexus la distinción de si era varón o dama y se denominaba sexus virilis o sexus muliebris. Sexo es una hija del verbo secare del latino, que significa cortar. De ahí la separación de los sexos.
Pero para que vean que el lenguaje en que vivimos es una fiesta, existen palabras como copular que en su significado guardan una parentela con su significante que ilustra a la perfección su signo: por ejemplo copular proviene del sufijo co que es con que se enlaza con el verbo apere, que es amarrar. Cuando se copula siempre hay un amarre.
Otro delicatessen del lenguaje es la voz masturbar, la cual describe una violación a uno mismo con su manito que no sabe quedarse en paz. Viene de manu (mano) stuprare (violación). Igualito al término en inglés molesting himself, que en traducción por la libre quiere decir hacerse mañas en la ociosidad del morbo.
Pero una joya en las etimologías alusivas al sexo es la palabra cocomordan en la lengua creolé: es la vagina que muerde, la cual es una pariente de lo que en México llamamos perrito, aunque éste término merece un debate más a conciencia ya que nadie se pone de acuerdo en lo que el perrito es y qué no es.
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2010-03-07 04:21
Aveces es mejor hacer un diccionario propio, que decir las palabras establecidas, ya sea, por lo que su origen indica, o por el eco perturbador que ejerce sobre el resto de la humanidad.
Gracias por mostrarnos con éste enfoque tan ligero, toda esta cantidad de informacion tan interesante..
Siento, que en el sexo, es cuestion de renovarse ideologicamente, mas que implantarse piedras o piercings en la zona genital..
Un abrazo Elia
2010-03-07 04:41
Espero, querido César Augusto, que usted no se refiera a ligero, como vano o superficial, nuncamente: genitalia dicta guerras que ni una misma alcanza a veces a descifrar.
Bueno bueno ya, bromeaba, y ante todo para agradecerle su comentario. La renovación en cuestiones ideológicas y en el sexo han sido detonadores de los cambios abruptos en la historia, entonces concuerdo que va más allá de las piedras o piercings en la zona genital.
Saludos y gracias por su comentario.
E.
2010-03-07 20:56
No conocía “to molest oneself”, pero otra expresión anglosajona (“self abuse”) no le va a la zaga en cuanto a idiotez y gazmoñería. Siempre es un placer leer los artículos de Elia.
2010-03-08 19:04
Muy buen artículo, interesante sobre todo si tomamos en cuenta que hasta hace unos años, todas las palabras alusivas a los órganos sexuales eran casi tabúes… cuando en realidad se refieren a cosas tan cotidianas. Muy ilustrativo, Elia. Felicidades