Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.
No les ha sucedido que de pronto están en una relación y todo es maravilloso… hasta que de pronto abandonan a esa persona y por consiguiente, todas las tradiciones que fundaron juntos como equipo de amor o como pareja.
Es una enorme tragedia. Los amigos, los lugares, los parientes, los equipos de futbol y todo es que los unía se vuelve un referente con el que deben de cargar y de paso, realizar un duelo.
Una amiga mía me contó que hace poco llegó al restaurante a donde siempre iba a comer con su ex, y lo primero que vio fue al individuo del pasado, ahí en las primeras mesas.
El tipo tuvo la decencia de ir solo o con un acompañante masculino, no recuerdo bien el chisme, pero el problema es que él estaba acudiendo a un sitio “de ella” (porque era su lugar de rol antes de entrar en la relación con él), y que luego compartieron, y tras la ruptura pues él adoptó como suyo. Malamente.
Mi decencia me dicta que, por ejemplo, si yo ando con un tipo y lo llevo a mis espacios, él está obligado a no acudir a ellos si tronamos luego. Simplemente porque me incomodaré con su presencia, porque por lo general las relaciones amorosas nunca terminan del todo tersas. Siempre hay refriega, debate, guerra: se rompe feo y lastimero. Es rotura.
Hay que considerar también que el resto del planeta que les rodee, como amigos y parientes, va a sentirse muy mal.
Sin embargo, en estos tiempos en los que la mayoría de la gente opta por ser civilizado, o fingirlo, me ha tocado presenciar una enorme cantidad de tragos amargos por personas que deciden compartir los mismos espacios.
Con los amigos sucede lo mismo y creo que es aún más trágico. He conocido parejas de todo tipo, pero cuando soy compa de ambos siento una enorme ansiedad y angustia.
Si algún día sus vidas se separan sufro. No me gustan esas decisiones en donde debo de optar por una persona. Aunque en muchos casos me la ponen más fácil: el que me joda menos.
No es del común decidir estas cosas, afortunadamente, pero creo que sí debe ser una decisión muy decente y adecuada, el hecho de abandonar los sitios a los que nuestro ex nos llevó.
La solución es buscar nuevos lugares y recomenzar. Pero también admitir que hay ciertos espacios que sólo pertenecen a la otra persona y que es necesario dejar ir junto con ella o él. Somos absolutamente territoriales.
Hay mucha vida después de las relaciones y es preciso aprovechar esto para que nos den nuevos aires y de paso, a ver si algún nuevo incauto cae.
Así que si están tronando o ya tronaron, eviten a toda costa rondar esos sitios que son comunes, o inherentes a nuestras exparejas. No desgracien más lo roto y sobre todo, dejen de hostigar a las personas que dejaron en el camino.
Una vez me tocó presenciar un desagradable episodio en el cual llegó una vieja a la cantina de su exbato. Con otro. Excuso decirles lo divertido que fue ver los trancazos entre el ex y el actual y con los que se metieron a poner paz en el asunto. Creo que ha sido el escándalo más sonado en ese antro, que como cualquier sitio decadente que se precie, debe tener en su haber un desaguisado público.
Lo mejor de todo es quedarse al margen y abandonar los sitios comunes. Quien vuelva al lugar de los hechos se expone a un tremendo oso y a un reclamo: todos somos territoriales, y cuando se trata de nuestros lugares, artículos privados y coches uno es muy exclusivo. Aunque suene poco civilizada o madura, la recomendación de evadir los sitios de nuestras ex parejas, es sólo una de las tantas cosas que podemos hacer para llevar una vida permanentemente en tono agradable.
2010-01-22 06:13
Totalmente de acuerdo. A mi me pone de los nervios.
Un saludo.
2010-01-22 22:00
Es demasiado lío…