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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

Cosas que nunca hemos hecho…

En una jocunda reunión alguien confesó abiertamente que él se mete a la ducha y a veces ahí realiza sus micciones en maitines.

Cosa que todos asquerosearon diciendo yiuuuu y demás expresiones de similar fresez.
Es muy común que a la gente le cueste reconocer que gusta de orinar en la regadera, al menos en este país de fórmulas muy retorcidas.

Suena pecaminoso, parece sucio y nos pone en contacto con nuestros fluidos de forma silvestre. Algo difícil de digerir para algunos. Lo callaremos entonces en pos de no ser el meón de la banda.

Salvo este meón compulsivo de las regaderas que gusta de exhibirse, creo que a veces nos afanamos mucho en parecer morales, correctos y acicalados, tanto, que pecamos de inhumanos.

Pero son más aún las cosas que no “hemos hecho” estando en pareja, en especial porque callamos para evitar.

Resulta incómodo reconocer ante la pareja que otro u otra era mejor en la cama o que poseía alguna cualidad que la actual persona de nuestras vidas carece. Por ello en pos de la paz mundial, es mejor callar. A nadie le debe importar si otro te hacía sexo oral mientras comías helado. Debe ser parte del misterio.

Es difícil aceptar para una gran mayoría el hecho de que revisan los aspectos privados de sus parejas. Desde celular, bolsillos, email, cartera, cajones, antecedentes, entre otras miles de cosas que desvelen el lado oscuro de nuestros amados.

Horrores, pero nadie acepta que miente más veces de lo que esperaría hacerlo. Por ejemplo no es raro que la gente “mate” a su abuelita varias veces. Mentimos tan vergonzantemente con tal de cubrirnos las espaldas, que somos capaces de jurar por la patria en pleno y matar a la abuela que más gorda nos cae sinfín de veces. A veces hasta “matamos” abuelas ajenas.

Puede llegar a ser una pequeña pesadilla ver cualidades o hermosura en otros y otras, o en personas que a nuestros queridos no les agradan. No creo que deba ser un tema de debate que tarde o temprano se convertirá en un lapidario y amenazante: ¿te quieres tirar a Raúl/Rosaurita?, ¿te gustan las piernas de Zorrela?, ¿te encantó ver a ese bato en traje de baño verdad?

Casi nadie acepta que le es infiel a su pareja hasta que es acorralado y siente que siendo honesto va a ser la mejor cosa por hacer.

Lo reconoce, pide perdón y sin duda todo lo que continúe en la historia será un mercado de lágrimas y drama. O no…

Reconocer abiertamente los defectos de nuestros amores en sus meras caritas es un acto peligroso. Es un asunto de alto riesgo contestar a la inocente cuestión de ¿me veo gorda? o ¿crees que estoy quedándome pelón?

Quizás a veces sea necesario, pero no está de más ser honesto y decirle a nuestra pareja que: fingimos orgasmos, que nos molesta cómo huele a veces, que se ve mal con alguna ropa. Seamos razonables en esto, haciéndolo cuando sepamos que es por su bien y/o para que no hagan el ridículo.

Es harto dificultoso reconocer cuando nos convertimos en padres o madres de nuestros amados. Eso es incesto emocional. Decirle: me tratas como a una niña, te comportas como mi mamá, o eres peor que mi papá, a veces es una práctica sana que puede salvar muchas otras situaciones.

Como meter la mano en las fauces de un cocodrilo es el reconocer que nos cae gordo alguien o algo de su familia. Ese sentimiento es inevitable en cierto momento y no sé en verdad cómo la gente puede caminar por ese lago de hielo frágil.

Todo se reduce al ejercicio más peligroso en este mundo cuando se trata de relaciones humanas a cualquier nivel o en pareja: la ríspida honestidad.

Elia Martínez-Rodarte | 22 de diciembre de 2009

Comentarios

  1. Tadeo
    2009-12-24 00:16

    Elia gracias por agregarme a tu lista y felicidades por tu columna. Nos conocimos en la exposición de Violeta hace pocos meses, ibas con tu novio, fue cuando comimos los cupcakes.
    Un abrazo y feliz navidad y muchas buenas vibras para este año.


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