Uno de mis mejores amigos de la escuela primaria, después de severos intentos ha conseguido una novia.

Fue uno de esos flechazos instantáneos en que los hombres apuestan todo lo que les resta solamente por tener sexo gratis, pero en esta ocasión si brotó y continuaron.

Me encuentro preocupada como si fuera una matrona siciliana porque él tiene el síndrome del hombre bueno. En ese papel idiota que uno asume como madre de sus amigos, me extravío y escribo esto…

No sé qué pasa con ese tipo de varones que siempre les va mal, regularmente se atoran en líos con mujeres tremendas que sólo los sangran.

El es un hombre bueno. Considerado y amable. Es decir, la víctima preferida de muchas mujeres en venganza perpetua contra los chicos. No conozco bien a su ahora novia, pero sé que, paulatinamente, le sangrará el cuello como a una pequeña oveja en el matadero, porque ya es un patrón.

Como lo he visto suceder con él y con otros que se esclavizan al amor para ser sometidos y no para gozar. Lo cual fuera perverso si tuviera un lado masoquista, pero tampoco…

Quiero equivocarme, pero quienes tienen un estigma de víctimas, hombres o mujeres, no lo pierden. Ni aunque una se pase meses aconsejándoles en contra del tipo de mujeres con las que siempre vienen a caer. Está en su naturaleza.

Los hombres que actúan de buena fe son necios y obstinados, y poseen un defecto genético que les hace tener esperanza en una mujer como si ésta fuera su último tren en la vida. Tal y como sucede con nosotras.

Esa rara mutación masculina se comporta divinamente con sus novias, sin ver que éstas son extractos del infierno.

También hay ciertas mujeres en calidad de redentoras en el mundo que se enamoran de los hombres nocivos y equivocados. Novio bueno es abandonado por novia horrible que se lía con el hombre nocivo. Y así empieza un círculo enfermo en el cual cada actor y actriz se comporta como si el mundo necesitara más sufrimiento. Nacimos para estar con los más barbajanes de la nación. Así somos. Ellos y nosotras.

Los hombres buenos batallan mucho para encontrar a alguien que verdaderamente lo aprecie, eso es algo increíble. De esa rara especie es mi amigo. Sé que esa mujer, cuando lo vea en acción, acosada por esa materia extraña que es el amor limpio, le tomará la medida en dos segundos.

Quise creer de verdad en el hecho de que las mujeres podemos ser menos abusivas en ocasiones y que optamos por la estabilidad con un hombre que puede ser comprensivo con nuestras necesidades y nuestras deficiencias.

Pero no sé. Hay hombres quienes nacieron para ser material idóneo de infidelidad o abuso, tal y como hay cientos de mujeres delimitadas por el mismo patrón, atadas a la cama del abusador que ellas mismas escogieron. Selección natural.