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Porque me quité del vicio por Elia Martínez-Rodarte

Vicio es todo en exceso y desmesura hasta que lo abandonamos por un nuevo vicio, o nos convertimos en coleccionistas de ellos. Nunca es tarde para desechar uno y encontrar otro nuevo. De los vicios y pasiones que exponen nuestra humanidad hablaremos aquí, en este espacio comandado por Elia Martínez-Rodarte, mexicana, viciosa y escritora, autora de ivaginaria, el día 6 de cada mes.

Fuck Frida

Perdónenme, pero están a punto de brotarme bigotes y mis cejas a dos minutos de unírseme en una sola ristra a causa del empacho que traigo: ahora que se celebra el centenario del natalicio de Frida Kahlo, nuestra mexicanidad se ha desmecatado en grados inverosímiles: no existe artista más grande, impactante y eso sí, que haya sufrido mayor dolor físico que nuestra loada Frida Kahlo. Nuestra necesidad de decírselo al mundo es enloquecedora.

No hay artista visual mexicana más sobrevalorada que Frida, que Coatlicue me perdone y que no me retiren mi credencial ad vital del Partido Comunista, pero creo que ya estamos hartos.
Hace poco Elena Poniatowska, nuestra laureada novelista y recipiendaria del premio Rómulo Gallegos, expresó que los festejos del cien aniversario del natalicio de Frida, hacían palidecer el cincuenta aniversario de la muerte de Diego Rivera. ¿Quién coños es Diego Rivera?, se pregunta el mundo entero mientras cuelgan la mirada de los changos de Frida y de sus eternos ojos escrutadores y sufridores desde casi todos sus cuadros.

Diego Rivera, el muralista que vivió con Frida Kahlo mientras no estaba merendándose a alguna de las vaginas que rondaron por su cuadra, ahora nada de muertito en la espuma de las olas que provoca el sólo nombrar a Frida. Ella es la celebrité.
No me interesa hacer un análisis estético de su obra. Basta y sobra decir que saliendo de la universidad tuve que dormir en un cuarto lleno de posters, postales, imágenes y fotografías diversas de Frida Kahlo en todas las formas posibles como ha sido representada.
Esa Frida de mi adultez temprana me acompañó con todo y sus grotescos calvarios: Frida con la vagina atravesada por un enorme fierro del tranvía; Frida abortando; Frida siendo engañada una y otra vez por un hombre que podría ahora encarnar a Jabba the Hutt sólo posando; Frida sufriente, doliéndose por algo, que si tenía espina bífida, que si el cóccix nunca le quedó bien, que las operaciones y la morfina, las enfermeras y el chínguere que la curaba. Todas las Fridas en calvario confluían en un cuarto en el que batallaba para dormir.

Era demasiada egolatría cebándose en su propia mierda masoquista la que me ahogaba en esa habitación que parecía un altar de muertos perenne sobre Frida. Es la artista mexicana, que sin saberlo, capitalizó su dolor, su sangre, sus tripas para lograr una obra de impacto. Involuntariamente, pero de impacto.

Ya a nadie le sorprende que Frida haya estado postrada en una cama luengos tramos de su vida ni tampoco los fotogramas constantes de esta agonía, realizados por ella misma. Pero del culto internacionalizado a sus cuadros, inflados en precio y en apreciación, va más allá de tenerle consideración a una pintora cuya mayor aportación a la plástica mexicana se trate de haber pintado acostada, con el caballete encima de la cama y portando un corsé con el símbolo del comunismo.

Ahora no sólo poseemos a una Frida, patrimonio de la humanidad y también de México, que vende cuadros asquerosamente caros. Tenemos una Frida a la que se le ha escrutado su vida y obra día por día, leemos sus cartas, listas del súper mercado y sé que sus voraces herederos venderían hasta las vendas ensangrentadas de las múltiples cirugías que sufrió Frida si por un episodio malsano de la vida las encontraran.

Además nuestra Frida está personificada en una muñeca cejona vestida de tehuana, en un tequila, en perfume y en un sinfín de chucherías made in México y China, gracias al enorme y continuo esfuerzo de sus parientes por llenar ese pozo de oro sin fondo que se llenará seguramente bajo la luz del recuerdo de la buena tía Frida Kahlo, que nos hizo el buen favor de no tener hijos que nos peleen la morralla.
También hay libros de sus recetas, de sus casas, de sus estilos, de sus vestidos autóctonos con los que aparecía en las galas gringas y europeas; en cierta forma a ella hay que agradecerle que los turistas vengan y compren nuestras artesanías Made in China, se regodeen en el color de sus cuadros y aprecien benevolentes nuestro folcklore.
Habemus Frida para unos 100 años más.

Elia Martínez-Rodarte | 18 de julio de 2007

Comentarios

  1. Cayetano
    2007-07-19 22:31

    En mi opinión Frida Kahlo es una artista mediocre, pero tiene (al igual que van Gogh) una biografía que contiene todos los elementos para construir la trama de una novela o fotonovela de éxito. No imagino montajes similares con artistas como Pablo Palazuelo o Paul Klee, por ejemplo.

  2. Elena
    2008-08-02 04:00

    Creo que el artista no se hace solamente en las bellas figuras que logra crear con un pincel, un artista debe expresar a traves de sus cuadros, es cierto que la intensa vida de Frida sus pasiones, sus dolores llegan a un punto tal que convierten a su obra en una de las más interesantes, pero hay algo más que una vida intensa, llena de altibajos, impresionante desde todos los angulos. La primera vez que vi una pintura de Frida Khalo fue cuando tenia 7 u 8, definitivamnete me impresiono y en ese tiempo yo no sabia nada de ella o las mentiras que se esparcen por ahí. Yo la admiro no solo por ser quién fue sino por dejar que su vida se plasmara en un lienzo sin los típicos medios de otros artistas, ella no represento cuadros ella fue sus cuadros.


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