Jesús Salamanca Alonso

El patio político continúa crispado y no parece que vaya a tranquilizarse a corto plazo. Es fácil entender que exista una lógica preocupación por temas como el mal llamado “proceso de paz”, el escándalo de El Prat, los “coletazos” del estatuto catalán, la subida de tipos de interés, el descontrol de Iberia, el chivatazo a ETA o el siniestro del metro valenciano, por poner algunos ejemplos de actualidad. Pero lo que es difícil de entender es el empeño de la prensa de derechas en seguir haciendo de altavoz de los abucheos y empujones a Mariano Rajoy en Benavente.

A estas alturas del incidente ha quedado suficientemente claro que ambas partes hicieron valer sus derechos: unos protestaron por la dejadez del Gobierno regional en materia sanitaria y otros saludaron efusivamente a su jefe de filas. Ahí debió terminar todo, pero algún medio interesado y varios procuradores regionales parece que pretenden mantener vivo el asunto. Seguramente a ello contribuye la falta de cintura política demostrada por Rajoy en esa ocasión, el fuerte ascenso de la intención de voto para el PSOE en Castilla y en León, el clamor de los populares regionales por encontrar un recambio para Rajoy y su equipo de “fogoneros” y la incertidumbre ante la fuerte división interna en el ejecutivo de Juan Vicente Herrera.

Ya no hay duda de que Partido Popular y Partido Socialista tienen intención de “apedrearse” con preguntas en las Cortes regionales, con el fin de intentar esclarecer los sucesos del 18 de julio en Benavente. El ambiente vuelve a caldearse. Desde el PSOE regional se habla de montaje, falsificación, infantilada, insultos del PP a los vecinos de Benavente, rentabilidad política, amenazas del secretario del PP zamorano a niños que portaban pegatinas pro Hospital, desprestigio, falso escándalo promovido por el partido de Rajoy,… En el otro lado, la falta de argumentos y de originalidad del PP se centran en determinar si la Mesa pro Hospital y UGT contaban con permiso para manifestarse.

A pesar de lo que estamos presenciando, ambas formaciones políticas coinciden en que no pretenden mantener viva la polémica, ni azuzar al adversario. Difícil de entender: si se suele decir que “las palabras son los clavos que fijan las ideas”, en este caso lo que fijan son las contradicciones.

Qué pena que los próceres políticos de Castilla y de León se detengan en banalidades. Como si toda la problemática regional estuviera resuelta o en vías de solución en esa tierra. Imposible entender polémicas como la aludida cuando año tras año la comunidad registra un saldo migratorio negativo, las principales infraestructuras siguen siendo ampliamente deficitarias, la sangría de puestos de trabajo es permanente, aumenta la emigración laboral, los escándalos sanitarios ponen bajo sospecha el sistema, Ministerio de Fomento y Gobierno regional mantienen permanentes desacuerdos ante los casos de cofinanciación, silencio interesado en numerosos temas educativos,… No estaría de más que el ejecutivo que preside Juan Vicente Herrera hiciera suyo el pensamiento de Suetonio, respecto a que “un buen pastor esquila las ovejas, no las devora”. Y si en la oposición fuesen capaces de entenderlo, mucho mejor para todos.