En Opinión & Divulgación se publican artículos de colaboradores esporádicos y de temática variada.
Martin Pawley Editor de días estranhos
uno el PP es la fuerza más votada en las cuatro provincias gallegas, pero eso ya lo sabíamos. El PP ha perdido varios puntos porcentuales sobre las elecciones del 2001, pero eso también lo sabíamos. Buenas noticias: cae por debajo del 50% en Lugo y pierde siete mil votos en Ourense. Un hecho casi heroico, dadas las especiales circunstancias de estos territorios. Por otra parte, creer que el PP podía sufrir una derrota muy severa no es más que una prueba de ingenuidad. Todos los que pensábamos en un PP con 34, 35, 36 diputados, de lo que estábamos hablando realmente era de un PP con un 43 o un 44% de voto. No ha tenido mucho más: se ha quedado en algo menos de un 45%, y le está sacando el máximo provecho que se le puede sacar a ese 45%, obteniendo el último escaño en tres de las cuatro provincias. Eso es tener mucha mucha mucha puntería, la verdad.
dos: la suma conjunta PSOE-BNG le saca ciento diez mil votos al PP en toda Galicia (PP: 704202, PSOE-BNG: 816589). Es una victoria contundente de la oposición, aunque no se refleja suficientemente bien en la asignación de escaños. Bastaría con que el distrito electoral fuese único en lugar de manejar circunscripciones provinciales para que los resultados en número de diputados fuesen también igualmente contundentes: 35-25-15. Es decir, PP 35, PSOE-BNG 40, y todos borrachos como cubas celebrándolo. No es así, pero eso es algo que también sabíamos. La realidad es que tenemos por lo de ahora un 37-38, cifras estas que hablan de cambio. No hay razón hoy por hoy para estar tristes: a estas horas lo que sabemos es que el pueblo gallego le ha dado a Fraga una mayoría insuficiente y ha invitado a Touriño y a Quin a formar gobierno. Queda todo en vuestras manos, Emilio, Anxo, así que portaros bien.
tres: ni siete mil, ni ocho mil, ni gaitas. Esos votos no llegan para cambiar el resultado de Pontevedra. El último escaño de esa provincia, el número 22, está en poder del PSOE, con una ventaja importante sobre el PP. Las operaciones son fáciles de realizar. Llamémosle “x” a los votos que el PP obtenga entre los emigrantes, e “y” a los que saque el PSOE; el PP conseguiría entonces en la provincia de Pontevedra 223588+x, frente a los 168549+y del PSOE. Los cocientes en juego son el undécimo del PP y el octavo del PSOE, así que para que el PP le arrebate ese diputado decisivo tiene que suceder que el número (223588+x)/11 sea mayor que (168549+y)/8, o lo que es lo mismo, debe ser x > 8166,875+1,375*y. Unos datos como los de las autonómicas del 2001 serían, por ejemplo, claramente insuficientes. Hasta dentro de unos días no sabremos exactamente cual es el recuento definitivo, pero en principio no veo razones para suponer que el voto emigrante pueda haber aumentado espectacularmente en estos comicios, de tal manera que no creo que la cifra total de votos se aleje demasiado de la que se produjo en aquella ocasión. Mientras esa cantidad se mantenga en ese orden de magnitud el escaño para el PSOE está prácticamente asegurado, pues para que el PP pudiese recuperar toda esa diferencia tendría que hacerse aproximadamente con el 70% del total de voto, cosa que ahora, con el PSOE gobernando en Madrid, parece bastante impensable.
cuatro: el BNG perdió unos treinta y cinco mil votos respecto de las anteriores elecciones autonómicas, lo cual no es como para echar cohetes, claro, pero, honestamente, no está demasiado mal. No podemos olvidar que el BNG llevaba un lustro entero en caída libre, y de hecho si comparamos sus resultados de ayer con los que obtuvo el año pasado en las generales del 14-M mejoró sus cifras en más de cien mil votos, poniéndose otra vez por encima de los trescientos mil. Hace sólo dos o tres meses, en medio del “affaire Beiras”, ¿pensaban ustedes —sean honestos— que el BNG iba a salir indemne de las elecciones? Yo, que en tantas ocasiones he criticado la permanente miopía del Bloque, digo ahora que han hecho una campaña estupenda, sin duda alguna la mejor de su historia reciente, y creo que Anxo Quintana queda consolidado como líder de una formación que, con todo, debe meditar con mucha calma su futuro. Y por mucho que le duela a Beiras, lo cierto es que no le hemos echado nada de menos.
cinco: En el peor de los escenarios posibles el PP revalidaría la mayoría absoluta, pero ya nada es igual que antes: su triunfo en el parlamento es muy ajustado, lo cual impedirá los excesos de antaño y obligará al presidente a tener una presencia permanente en el Hórreo; Fraga sigue teniendo la misma edad y la misma salud que hace veinticuatro horas, y en una legislatura de cuatro años será inevitable retomar el complicado debate sucesorio dentro del PP, con lo que eso supone y con unas importantísimas elecciones municipales en el 2007; y además, enfrente tendría a una oposición bien organizada y compacta que representa a un número muy superior de votantes, y lo que es más importante, a una ciudadanía que ha despertado del letargo de esta longa noite de pedra. Podemos ser, aún en ese caso, razonablemente optimistas.
seis: llevamos dieciseis años esperando por la primavera. Acaso no vamos a poder esperar una semanita más?
2005-06-21 09:15 Completamente de acuerdo…salvo en la valoración del BNG; no voy a entrar detalles.
Un saludo.
2005-06-21 21:20 Pues después de esperar 16 años, esta semana se me va a hacer eterna. Y prefiero no celebrarlo todavía, no vaya a ser que los emigrantes nos den una deplorable sorpresa, o haya un fraude electoral o algún tránsfuga, que ya se sabe como se las juega el PP, y después de tener la miel en los labios, que te la saquen de repente, es lo peor que te puede pasar. Prefiero pensar mal, y así, o te llevas una alegría muy grande, o simplemente asumes que esto nunca cambiará, por muy mal que nos traten.
2005-06-22 13:03 La pregunta es: ¿Qué hubiera pasado si el cabeza de lista del BNG hubiese sido Beiras? Lo más probable: que el número de escaños de unos y otros hubiese sido el mismo, aunque más repartidos entre Bloque y PSOE. Yo sí veo fracaso en el BNG, que ha retrocedido mucho después de muchos años de durísimo trabajo para llegar a ser la segunda fuerza política en Galicia.