En Opinión & Divulgación se publican artículos de colaboradores esporádicos y de temática variada.
Al entrar al Can Culleretes, un restaurante en Barcelona, vi que estaba cenando. Nos sentaron a su lado y esperé a que terminara. Me acerqué a ella y con el respeto que se debe tener a un ídolo, cuanta más distancia mejor, le pedí si podía darme un autógrafo y de paso le dije lo que sus miles de seguidores le habían dicho miles de veces y que ella ya sabía: “Señora tiene usted una voz única e irrepetible. Y su voz es parte de nuestra vida.” Sonriéndonos a los dos, nos agradeció los elogios. De pronto, me di cuenta de que no tenía nada en que me firmara y tú me diste una de tus tarjetas de visita. Por aquel entonces empezábamos una historia que iba a estar enmarcada y protegida por su voz. Una voz que pondría fondo a fogosas tardes de amor en aquel verano del 72… Firmó en el reverso de la tarjeta con una generosidad de curvas, líneas, espacios, altos y bajos, trazos de terciopelo, mayúsculas en fuego: como era su voz.
En aquel momento no le pude decir todo lo que me hubiera gustado decirle. Ahora que ya no tiene prisa y me oye en calma, quiero decirle que entre su obra completa que hemos buscado por todo el mundo está parte de mi felicidad, mi gozo y mi alegría, que entre sus trabajos de juventud vive la mía, que entre el ruido que se oye en las grabaciones piratas de sus recitales privados se oye el ruido de mi vida, que me sé de memoria su sonrisa, su mirada y sus poses, que su voz fue el marco de plata de mi propia tarjeta de visita en el que ahora esta tu tarjeta de visita con la firma de la soprano.
Era el tópico: cantaba como los ángeles. Una diosa, una angélica voz que seguirá para siempre cantando divinamente. Una voz que puso música de fondo de una historia de amor.
2005-01-16 03:07 Precioso.
2005-01-16 06:02 Molt emocionant. Jo recordo l´última vegada que la vaig veure al Liceu, cantant Manon i mai més podré oblidar-la. Déu la descansi.