Libro de notas

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En Opinión & Divulgación se publican artículos de colaboradores esporádicos y de temática variada.

Aula tomada

Marcos Taracido

Las paredes parecen un graffitti de un barrio marginal: a la altura de los pupitres una franja horizontal de pintadas cubre casi todo el perímetro: corazones, nombres, fórmulas matemáticas, sexos, pechos, penes, caricaturas, flores, fechas, borrones, manchas de tinta, de lápiz, pegatinas. Un chico se afana en garabatear un mosaico sin que parezca importarle la presencia del profesor. Las mesas descascarilladas y dibujadas: pintan y borrar con un empeño más parecido al castigo de Sísifo que al entretenimiento. Los alumnos no están sentados: se tumban sobre la mesa, se acuestan en la silla como en un sillón, posan las espalda en la pared y estiran las piernas hacia el pasillo. Los hay que se cubren con gorras la cabeza y los ojos y permanecen, independientemente del clima o la época del año, cubiertos con gruesas zamarras durante todo el tiempo lectivo. Chicles, caramelos y piercings les impiden hablar con normalidad. No saludan ni se despiden y gruñen ante cualquier requerimiento. Cuatro o cinco alumnos ocupan los últimos pupitres de cada fila: no tienen ni libros ni libretas ni bolígrafos: son los desauciados, no hacen nada. En la mayor parte de los casos están cerca de cumplir los dieciséis años, y desde los catorce esperan ese día para abandonar el instituto; mientras, no sólo pierden dos años de su vida y son fácil presa para la marginación social, droga, desempleo, delincuencia, sino que contagian a la clase la desidia, generan violencia y desgana, ralentizan el aprendizaje del resto y roban gran parte de los recursos del profesor. El respeto básico no ya por el profesorado —imprescindible— sino por adultos y compañeros ha desaparecido; la disciplina se ha esfumado. Cuando suena el timbre del recreo colegios e institutos son lo más parecido a una batalla campal en la que gritar, correr y saltar sin distinguir espacios es lo habitual. La presencia del profesor en los pasillos o entrando en el aula no causa el más mínimo efecto en el griterío y la marabunta del alumnado. Vaya como ejemplo, el mote: antes, el profesor era el último en enterarse de cómo le llamaban sus alumnos; hoy se les llama a sus espaldas, en voz bien alta y clara. La mala educación. El enmonarcamiento de los niños ha venido acompañado de la caida de todo respeto por los adultos, y entre los propios padres se ha fomentado: el profesor no es nadie, el profesor está equivocado, el profesor no tiene ni idea: el profesor es cuestionado y puesto en entredicho en todas las casas. Una visita a un parque infántil será suficientemente significativa de todo esto. El sesenta por ciento no siguen la clase: no leen los textos, no hacen los ejercicios, no contestan; lo maximo que se consigue es que permanezcan callados y que copien las preguntas que nunca responderán. No quieren, pero tampoco saben: analfabetos funcionales, incapaces de concentrarse, de comprender un texto, de resumirlo, de sintetizarlo en un tema; tampoco saben escribir: no se trata de cometer faltas de ortografía, sino de enhebrar dos frases con sentido, de ser incapaces de construir un texto con un mínimo de coherencia sintáctica y semántica. Las frases más elaboradas y repetidas suelen ser los chascarrillos de programas de televisión para adultos que comienzan sus emisiones a las doce de la noche. En los cursos no obligatorios —1º y 2º de Bachillerato— la situación no cambia demasiado. Muchos alumnos están ahí por inercia, pero sin ningún interés ni intención de aprovechar el curso. La promoción automática y el espíritu de la LOGSE del todo vale ha sembrado estos cursos de alumnos sin los conocimientos ni capacidades necesarias para siquiera seguir la clase con dificultades; y la atención personalizada se revela inaplicable con aulas de treinta chicos. En 2º de Bachillerato —antes COU— son legión los alumnos que irán a la Universidad sin saber leer ni escribir funcionalmente. Los temarios ayudan enormemente a este caos: obsesionados con el aprendizaje comprensivo y la multiplicación de disciplinas secundarias los libros de texto se convierten en un cajón de sastre plagados de pocos conocimentos de muchas cosas. Y ya no se leen más que fragmentos o libros juveniles de dudoso interés. Para hacerse una idea de la dimensión del dispartate que se ha cometido con las programaciones didácticas véase la transformación que ha sufrido el temario de Lengua y Literatura en 2º de Bachillerato: en el COU anterior a la LOGSE la materia se dividía en dos asignaturas, Lengua por un lado y Literatura por otro; esta última se dedicaba al siglo XX. Ahora, ambas disciplinas se aunan en Lengua y literatura española; los contenidos de lengua permanecen más o menos igual que antaño, pero la literatura cambia y ahora se ha de enseñar los siglos XVIII, XIX y XX: se triplican los conocimientos mientras se divide por tres el tiempo para impartirlos —de cuatro horas semanales para cada materia se ha pasado a 3 horas para todo—. Eso sí, dos horas de su precioso tiempo estarán dedicadas a estudiar las creencias ylos mitos sobrenaturales de los distintos pueblos o a impartir directamente enseñanzas que pertenecen al ámbito personal y privado de cada individuo como es la religión católica. Las evaluaciones se han convertido en una reunión de buscadores de oro con cribas cuyas celdillas miden un metro cuadrado: todo pasa. Promocionan alumnos que no han aprobado una asignatura en dos años; alumnos incapaces de redactar o de comprender un artículo de prensa, alumnos sin los más elementales conocimientos y habilidades para matenerse en la escuela. Corregir, evaluar, ha venido a ser una búsqueda de motivos secundarios y extraescolares para aprobar: no tiene ni idea, pero trabaja; carece de conocimientos, pero lleva una vida muy dura; no respondió bien a ninguna pregunta, pero se había leido el tema; no comprendió absolutamente nada, pero se lo aprendió de memoria; no sabía quién escribió el Quijote, pero sabía que Bécquer era un escritor. Esto es un texto apenas descriptivo. Las soluciones no son sencillas porque no atañen a un sólo extracto social: está implicada la sociedad entera, desde los padres hasta el profesorado y la Administración. Se han apuntado problemas cuya solución pasa por transformaciones profundas, y principalmente en la educación: educación escolar que enseñe a pensar mediante la adquisición de conocimientos y habilidades profundas y estructurales, lejos de la especialización que aportarán los estudios superiores; educación concentrada en unas pocas disciplinas y no expandida en decenas, educación que prepare el carácter y la inteligencia de los niños para que vivan en sociedad (María Moliner), y no para que la destruyan. Y educación familiar, que imponga fronteras físicas y morales claras y marcadas a los niños, que se implique, que enseñe a vivir en la sociedad, que eduque: que no delegue sus tareas en otros, que hable, que ejemplifique, que limite, que ame. En cualquier caso, la solución no pasa por alejarse, cerrar bien la puerta y tirar la llave a la alcantarilla, no sea que algún pobre diablo se le ocurra y se meta en el aula, a esa hora y con el aula tomada.
Marcos Taracido | 08 de marzo de 2004

Comentarios

  1. JR
    2004-03-09 11:51 Triste, muy triste esa situación que yo experimenté de primera mano hace bien poco, y en el lado de los pupitres. Con este trato de indiferencia hacia las nuevas generaciones por parte del gobierno y de las familias, forzando a quienes quieren darle a sus hijos una formación decente sin obstáculos en forma de aulas marginales a acudir a colegios privados. Retorno al clasismo y el elitismo, esto es a lo que nos ha llevado la tan “integradora” LOGSE, cuya última reforma sólo ha pretendido remendar insuficientemente. Se ha abierto una brecha de difícil salvación entre ciudadanos bien y mal formados, correcta e incorrectamente educados; por conservarse relativamente ese déficit en valores de padres a hijos, se tardarán generaciones enteras para arreglar el descosido pedagógico de los últimos diez años. Por eso es urgente una remodelación inmediata, de arriba a abajo, del sistema público educativo; igualmente, hora es de concienciar a las familias, con campañas y mensajes en los informativos de televisión, de que suya es la responsabilidad de inculcar a los más pequeños una cultura del trabajo y la ética; no la del ocio por el ocio. Un cordial saludo, y muchas gracias por este genial artículo.
  2. El Contradictor
    2004-03-09 12:42 Sí, Marcos, un buen artículo. Y duro, muy duro. Un abrazo.
  3. Marcos
    2004-03-09 17:40 Gracias. Ejemplo de hoy mismo. Un alumno (1º de Bachillerato) enviado a Jefatura de Estudios a mitad de una clase. Se sienta al fondo y, las primeras horas, duerme. Cuando se pide la elaboración de ejercicios en clase, él, en el mejor de los casos, hace que hace. Gota que colma el vaso: está sin hacer nada, libro cerrado y sin libreta: – ¿Acabaste los ejercicios? -Sí -Enséñamelos Entrega el libro con tres o cuatro palabras subrayadas en un texto (ni que decir tiene que había que hacer miles de cosas más). – Esto no es hacer los ejercicios – (con mal tono) Entonces qué hago – Lo que están haciendo los demás – (con muy mal tono) Pues explícamelo. – Mira, sales de clase y vas a Jefatura de Estudios a explicarles la actitud que tienes en clase. Remolonea, sin hacer caso. Le invito a irse con tono más elevado. AL darle la espalda dice, en voz alta: “Este va de listillo.” Tiene 20 años. Saludos
  4. María José
    2004-03-09 18:47 Coincido con el segundo comentario, muy bueno pero muy duro. El panorama en la universidad tampoco es muy alentador, sobre todo en lo que se refiere al nivel con el que llegan los alumnos y, para ser justos, el nivel que tenemos la mayoría de los profesores. Pero me da miedo entrar en este pesimismo, que viene enfrentado desde siempre a cualquier generación con la siguiente (“Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros” Sócrates). Yo prefiero tener otra visión del asunto, que quizá sea errónea, pero que me ayuda a estar más cercana a mis alumnos. Intento distinguir el verdadero respeto del respeto aparente. Yo no creo que actualmente los alumnos respeten menos que lo hacían antes, simplemente antes no lo mostraban conductualmente y ahora sí. Para el profesor la diferencia es importante, que estén callados en clase, aunque sea por miedo, facilita la tarea del profesor y del resto de compañeros. Pero el objetivo no es que estén callados sino que disfruten con lo que están haciendo en cada momento y, si esto no es posible, por lo menos que, como muy bien dices, “les enseñe a pensar mediante la adquisición de conocimientos y habilidades profundas y estructurales”. Pero hay que reconocer que la mayoría de los alumnos, tal y como está planteada la enseñanza, pasan muchas horas al día de su vida en algo que, en el mejor de los casos, lo único que supone para ellos es una pérdida de tiempo. Siempre hago el ejercicio de pensar qué habría sido para mí el colegio si, en lugar de primar materias como las matemáticas o la literatura, lo hubieran hecho la gimnasia o el dibujo artístico. Creo que habría estado sentada en el último banco de la clase esperando cumplir los 16 años. En cualquier caso, ahora la responsabilidad es nuestra. Tu artículo es muy duro. Un porcentaje importante de mi tiempo consiste en dar clase a alumnos que no les interesa mucho lo que digo (y eso que la universidad es voluntaria y, supuestamente vocacional) y no sé como motivarlos. Y lo peor de todo es que les acabo tomando cariño. ¿No tienes otro artículo con las soluciones?
  5. Marcos
    2004-03-09 19:26 Esto es demasiado complejo; lo digo porque tu comentario, María José, me suscita muchas respuestas y muy extensas. Sólo apuntaré, rápidamente, alguna. Los niños/adolescentes. Yo tampoco creo en su absoluta inocencia; no se pueden amparar sólo en que se les ha educado mal; ellos también tienen responsabilidades. Y si me hablas de la Universidad… el primer problema es que vayan sin motivación: que no vayan, que se pongan a trabajar; yo no soportaría en clase ni un segundo a un alumno universitario “desmotivado”. Me pides soluciones. Ya decía que mi artículo era casi sólamente descriptivo. No soy ningún experto y, como la mayorá, me muevo por intuiciones. Muy básicamente, algunas soluciones pueden venir por la restauración de los aspectos positivos del anterior sistema: -Más horas, muchas más, para las materias básicas: lengua, literatura, ciencias, física, matemáticas… y dejar todas esas nuevas asignaturas para cursos de especialización o para la Universidad. – Disciplina: que la administración dote al Instituto de herramientas de control y castigo suficientes. Que el alumno sepa que el centro no es una guardería y que allí no le van a aguantar todas sus gracias y desacatos. Actualmente, es ilegal echar del aula a un alumno y sólo la complicidad de algunas “direcciones” de instituto te permite hacerlo. – Y sí se trata de respeto. Es en todos los ámbitos. Yo he visto en jardines de Infancia niños haciendo el animal de un modo salvaje y peligroso para la integridad de los demás, y he visto cómo mandaban a la mierda a cualquier adulto que intentase frenarlos: respeto, no miedo. – La LOGSE y su espíritu. Es muy bonito, y quizás con una ley intermedia dentro de 30 años pueda aplicarse; pero ahora es un suicidio. Los pedagogos, lo siento, jamás han estado con niños. Los niños tienen que estudiar, memorizar, comprender. Estoy corrigiendo exámenes con calificaciones de 7 y 8 que hechos por mí hace tan sólo 15 años tendrían un 2. No todo vale. Tengo en 1ºde Bachillerato un alumno con graves deficiencias mentales. Un ejemplo: me ha contestado a la pregunta “Autor y fecha del POema de mío Cid” Miguel de Cervantes, 26 de octubre de 1492. ¿Qué hace aquí? Aprobará 2º de Bachillerato. El año pasado di en 2º y era esperpéntico. Algunas muestras: – La nómina de la generación del 27 está formada entre otros por Lorca y Garcilaso (Aprobó el curso) – La nómina de la generación del 27 está formada entre otros por Salinas, Lorca, ALberti y Guillén Cuervo (Aprobó el curso) – Unamuno fue desterrado por criticar al Banco Nacional de Franco (Aprobó el curso) – Definición de rata: Rumiante cuadrúpedo que habita generalmente en alcantarillas (Aprobó el curso) – Definición de rata: Animal pequeño, peludo y feo (Aprobó el curso) Además de estas anécdotas no únicas, el nivel general era el de adolescentes incapaces de comprender un artículo de periódico, y lo digo literalemente, sin capacidad para utilizar las oraciones subordinadas, los nexos complejos o la simple y necesaria coherencia en sus redacciones. El artículo es duro, sí, pero no creo que exagerado. Por supuesto, hay centros y centros, unos más tranquilos que otros. También podría haber hablado de esos de Madrid en dónde se organizan pandillas que golpean a profesores y alumnos. Podría haber dicho cómo me han dicho ya tres o cuatro veces, niños de 12 a 14 años, que yo tenía que aguantarlos porque me pagaban para eso. Bueno, me callo ya, que me envalo y empiezo a desvariar. Saludos.
  6. JR
    2004-03-09 19:54 Pero es que no hay un debate serio abierto en los medios de comunicación y en círculos políticos, como ahora lo hay con las mujeres maltratadas (merece el tratamiento dado y más aún) o el terrorismo… Todo lo que se diga en estos círculos es poco, Marcos. Por eso valoro tanto tu artículo. Necesitamos desvariar con estos temas de vez en cuando. Saludos.
  7. Cristina
    2004-03-09 20:23 Siempre he mantenido que los profesores debemos establecer puentes en la educación, pero los cimientos proceden del medio familiar. Los maestros acabaremos por ejercer prácticamente la misma función que los padres, porque éstos sólo se limitan a pagar los gastos de sus hijos y a darles de comer. ¿Son esos unos padres competentes y comprometidos?. No ¿Qué es la educación más que el fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos? Sí, una sociedad carente de valores, donde se considera una valentía ir a limpiar fuel de las playas afectadas por el Prestige, donde ser voluntario o colaborar con una ONG parece que te hace mejor persona. Y sin embargo, todos esos jóvenes son los que ponen en evidencia la autoridad de un adulto, de un profesor, los que se burlan de los mayores o los que no saben convivir con sus compañeros. Para mí la LOGSE fue un fracaso; la LOCE intenta paliar los efectos catastróficos de la Reforma y aunque podamos verle muchos defectos,sí tiene una gran ventaja: elimina la promoción automática. Por otra parte, no considero que sea perjudicial conocer los mitos sobrenaturales de los pueblos antiguos, tal y como apuntas en tu artículo. Si de verdad se pretende conseguir una formación integral empecemos por defender las Humanidades; para mí seria lamentable que un chico fuese al museo del Prado y dijese que las tres Gracias de Rubens son tres muejres gordas que no representan nada. O que la Fragua de Vulcano representa a un señor semidesnudo visitando a unos herreros. Recordemos que sin los mitos no seríamos lo que somos y que para entender algunas obras de Cervantes hace falta tener unos mínimos conocimientos de mitos clásicos ¿Acaso eso es perder el tiempo?. Para mí no, al contrario. Sí es una pérdida de tiempo asignaturas como Ética. La ética la tienen que enseñar los padres.La Religión como asignatura debe ser sustituida, obviamente. Vivimos en un país laico y no se debe permitir que se imponga el culto a una religión, pero considero necesario que los laumnos tengan mínimos conocimientos de historia de las religiones. Es simplemente cultura.
  8. Marcos
    2004-03-09 20:33 Cristina, muy acertada. Se pretende que los profesores lo seamos todo: educadores, docentes, padres y niñeras. Y ya sabía yo que se iba a malinterpretar lo de la enseñanza de lo sobrenatural ;) Es que yo creo que la religión, con todos los respetos que me merece, la religión católica que es la predominante aquí, es exactamente lo mismo que el estudio de los mitos, o mejor dicho, debería ser; lo decía con esa intención: con la de erradicar de la educación la religión. Saludos.
  9. María José
    2004-03-09 21:25 Es duro porque no es exagerado. No tienes que contarme mucho, a mi hijo, una pandilla de niños de 4 años, le dio una paliza en el colegio cuando todavía no tenía 3 años. Te podría poner respuestas de mis alumnos en la universidad que no tienen nada que envidiar a las que tú has puesto. Por supuesto, salvo que abandonen voluntariamente, todos consiguen el título de licenciado. Yo me siento responsable, porque al final van a tratar con personas, y yo formo parte del aval oficial. Pero no sé qué hacer y me gustaría hacer algo. La mediocridad está en todos los niveles. Tú habrías suspendido con lo que ahora se aprueba, pero los artículos de muchos periodistas, las novelas y, no digamos, los poemas que ahora se escriben no pasan de ser ejercicios escolares. Nadie es del todo inocente ni del todo culpable. Suscribo tu afirmación “yo tampoco creo en su absoluta inocencia; no se pueden amparar sólo en que se les ha educado mal; ellos también tienen responsabilidades”, pero cómo romper el círculo está más en nuestro terreno que en el suyo. Sólo deseo que se encuentre una solución. A mí tampoco me gusta la LOGSE, esa terrible confusión entre igualdad de oportunidades e igualdad de capacidades, que ha llenado la universidad de profesores y alumnos mediocres y sin motivación. Pero no creo mucho en el castigo, quizá por una absurda manía de intentar entender siempre al otro (por eso me gusta tanto el texto de Agustín Ijalba “Efectos colaterales” sólo hay que cambiar los personajes por nuestros enemigos personales). Pero por supuesto estoy de tu parte, sentiría mucho haber transmitido lo contrario. Es incomprensible que alguien de tu nivel, cualquiera de tus secciones en Almacén lo delata, (por cierto, ¿desaparece Jácaras y Mojigangas?, a mí me gusta tanto o más que el entomólogo) no sea recompensado por el sistema educativo. Supongo que siempre quedarán alumnos que lo sepan valorar, pero quizá, como dice JR, se estén refugiando en la enseñanza privada. Es muy triste y, por eso, muy duro. No tu artículo, la realidad. Sólo espero que no consigan desanimarte.
  10. Marcos
    2004-03-09 22:33 Ahora mismo estoy sin luz: la que desprende mi cara ilumina toda la habitación ;) Bueno, yo no digo que esté a favor del castigo, sino más bien de que exista: que el alumno sepa que sus actos tienen consecuencias. Y sí, la mediocridad es general, como no podía ser de otro modo. No hemos sabido asumir la democracia, en casi ningún ámbito. Y ni siquiquiera gozamos de ese espíritu autocrítico y de conciencia de oficio de los franceses: ¿se imagina alguien la unión de todos los directores de laboratorios de investigación en España para protestar por la mediocridad generalizada en la ciencia? Y como aludes y preguntas aquí, aunque no sea el foro adecuado, te contesto: la verdad es que cada día dudo de qué hacer con las Jácaras y El entomólogo: demasiado trabajo. Pensaba alternarlos: los días 1 El entomólogo y los días 15 las Jácaras. Seguramente haré eso, si no decido abandonar por unos meses. Gracias. Saludos.
  11. Alex
    2004-03-11 03:49 Sucede lo mismo en los Bachilleratos de México; no existe capacidad de análisis, ni de sintesís. Los alumnos no pueden, la mayoria, por no decir todos, construir oraciones cortas. Apenas si se expresan con monosilabos, incoherencias; no captan las ideas centrales, confunden terminos, desconocen terminos, menos pueden elaborar conceptos, tienen un cúmulo de faltas ortográficas, y los maestros no se quedan atrás, muy pocos son capaces de redactar con coherencia, ya no un textos, un artículo, sino un simple oficio, memorandum. Pocos leen periiódicos, cuando los llevó, si acaso leen notas deprtivas; pero todos compran el diario local, sólo si es el chisme de la escuela. Y mucho menos un libro, con contenido excluyente de su profesión. De las revistas, acaso de actrices y actores; pero de ciencia, letras, medicina, nada. Ahhhh, pero entonces, yo, que adquiero libros, revistas y libros, que además leo, me catalogan indebidamente y eso genera falta de unifortmidad en el entorno escolar. Analfabetismo Funcional; bienvenido a las escuelas.
  12. Alex Pérez Cano
    2004-03-19 17:51 Muy de acuerdo con los comentarios, prevalece el analfabetismo funcional. Pregunto ¿ Por qué eliminarian en el Bachillerato, la ética, las etimologias Grecolatinas del Español? ¿ Por qué, antes, sólo se cursaban dos años de bachillerato en México y los alumnos egresados tenían una excelente preparación y no había internet, fotocopiadoras, retroproyectores y “cañones” ? ¿Por qué los profesores de las normales rurales egresaban muy bien preparados y sólo les bastaban tres años, después de la secundaria? ¿ Por qué hoy día, muchas de las licenciaturas, tienen que ser cursadas en cinco años, si antes bastaban tres años y la preparación era excelente? Por ejemplo, en el caso de la abogacía, el egresado sabía latín, griego y retórica; y ahora, donde esta la categoría de tener el título de abogado. En las aulas y en la calle, prevalece el analfabetismo funcional

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