Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
Si bien la única coincidencia es el escenario, que no la temática, que vendría a ser el uso que se hace de un escenario, iniciativas como la emprendida por los treinta y tres autores que han dado vida a Barcelona™ deberían ser más comunes. Pan de cada día o así.
En una época como la nuestra, en un momento histórico como el nuestro, donde al parecer el humor gráfico sólo es posible si caricaturiza a los de siempre o a los de poder mediano (si sube demasiado es penalizado mientras que si opta por el constructo del humor a partir de otros factores es eliminado/obviado), y el largo aliento parece poseer características que lo hacen mejor de por sí —por eso, por exigir largo aliento—, es justo y necesario que existan cosas como Barcelona™ (Norma Editorial, 2011). De verdad, es justo y necesario. Nuestro deber y salvación (apesar de tener, como todo cómic moderno y contemporáneo que se precie, las tapas duras de rigor).Digamos que Barcelona™ cumple con la (ridícula) exigencia actual de (sobre)pasar con creces de las noventa páginas y con ánimo de relatar historias intimistas, pero por suerte las historias de este calado son las menos. Incluso la temática es lo de menos: lo ridículo sería pensar Barcelona™ sólo en cuanto a sus historias, como si no fuera más que una antología. Así como sería ridículo pensar una a una las veintisiete historias que componen tan importante volumen. Y si digo importante es porque su principal baza, su directriz fundamental, es una idea de colectividad que no sólo tiene que ver con sobrepasar cierta cantidad de páginas, sino que tiene que ver con la finalización de un trabajo previo donde se mezcla talento, devoción hacia/por el medio y amistad. Barcelona™ es más una obra grupal que una obra colectiva, básicamente porque (según dicen) responde a las necesidades de un grupo de amigos y conocidos, a su relación como grupo y no simplemente a la necesidad de editar. No es que la necesidad de editar sea un pecado, pero sí es necesario entender que hay ámbitos donde ciertas cuestiones han de ser esgrimidas de manera diferente, en el caso de Barcelona™ la diferencia estriba en un proyecto que, como se dice en Italia, proviene dall basso.
Pero hay más cosas. Además de su naturaleza hay otros factores.
Con la mili de las revistas muerta y enterrada, proyectos como Barcelona™ cobran otra tesitura, otro valor y, sobre todo, otro registro. Recuerde el lector que fue en las revistas donde todos los grandes autores de la actualidad aprendieron a narrar, donde se afilaron la cabeza como artistas y/o narradores. Ese fue el lugar donde generaron y profundizaron en las posibilidades del medio y donde, además, se les pagaba por emprender ese aprendizaje con seriedad y profesionalidad. E incluso fueron un espacio donde los lectores aprendieron a afilarse la cabeza, donde se entregaron a lo nuevo y donde vieron que las viñetas, el narrar con viñetas, se podía permitir todo o casi todo. En ese sentido, aunque no haya mucho dinero detrás de Barcelona™, si se ha de saber y decir que detrás hay un grupo de autores que se transmiten su experiencia, que están en pleno desarrollo, que están revalorizando al medio como ámbito abierto a la experimentación, llenando conceptos (Barcelona, ahora mismo, es un concepto que más bien vacío) y permitiéndose una unión editorial que más tiene que ver con lo que comparten, el paisaje, que con los que los separa: la temática, el uso de la técnica, la tipología de las historias han decidido aprender a contar…
No pretendo voy a referir cada una de las historias que completan este volumen porque me parece que traicionaría la naturaleza del mismo. Pero sí voy a decir que la pandilla que come o cena los miércoles en L’Eucaliptus ha dado un paso adelante en cuanto a las nuevas posibilidades, ha explotado algunas de las variantes comerciales que presente nuestro ahora y ha logrado trascender la mera conjunción de individualidades para dar pie a un impresionante, por extenso y bien currador, catálogo de nuevos y no tan nuevos autores. Autores que, en principio, parecen compartir poco más que un paisaje.