Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
En una época donde lasestéticas virulentas y esquinadas como, por ejemplo, la del Punk™ han sido asimiladas por los emporios de la moda low-cost y el palabro crisis ha perdido toda su carga semántica para comportarse como una interjección, no es extraño encontrarse con una obra como Fagocitosis (Glénat, 2011) de Marcos Prior y Danide.
Por alguna parte tenían que salir ciertos aspectos revulsivos, ciertos cuestionamientos hacia el entorno. En algún momento tenían que volver a poner en solfa las claves que, desde el meridiano del siglo XIX, han caracterizado al medio. Pero no tiremos, otra vez, por ahí.
El caso, lo que nos convoca, la obra que nos convoca, tiene unos valores y unas características que enarbolan el cambio de tercio continuo. Su grafismo mutante cifra cadencias que van desde el tributo hasta la invención, mientras sostiene un discurso unívoco que se articula mediante derivas que escoran hacia el riesgo constante. En este volumen hay también una apuesta formal: el cambio continuo es acorde a nuestros tiempos: entre la mimesis de las narrativas de la red de redes y sus diferentes condiciones y repaso por los estilos que el medio ha ido adoptando con el tiempo Prior y Davide han hilvanado una férrea crítica a los que nos rodea, a nuestro tiempo, con gestos estilísticos que con su fragmentación recuerdan a los que conjuga y conjugaba el Culture Jamming.
Sí, avispado lector, Culture Jamming. Un movimiento prácticamente inarticulado, no cuenta con ningún manifiesto colectivo, salvo (quizás) por la soflama anti-capitalista que firmó Kalle Lasn en el 2000 y que aún a día de hoy es el How-To de cualquiera que quiera afiliarse al colectivo Adbusters. Aunque en realidad, lo único que vertebra al CJ, lo que nos obliga a llamarlo movimiento, tiene que ver con su propósito ulterior, con el fin de sus acciones. Todo su trabajo se basa en subvertir y sublevar los símbolos imprecisos y propios del capitalismo terminal: su lenguaje, sus signos o símbolos, la codificación de su discurso. Esto va de plantarle cara a la realidad, esbozar una alternativa, y, de paso, echarse unas risas a costa de los elementos a los que les ha birlado los mecanismos. Artistas como Ron English, Joey Skaggs, The Yes Men o los Luther Blisset no literarios, así como Banksy, producen con una directriz transparente: volver liminares los rasgos característicos del capitalismo terminal. La okupación (ilegal) de los muros, billboards o vallas publicitarias, así como las bromas a gran escala, buscan evidenciar, por ejemplo, el adoctrinamiento político o cultural y el lavado de cerebro o el condicionamiento mental con fines publicitarios y de consumo. Que los soportes de este grupo de artistas tenga una línea de continuidad con lo urbano, que expresen su descontento a partir de la gamberrada estetizada en un espacio público nos dirige, como referente inmediato, al detouernement situacionista de Debord y sus secuaces. ¿Os suena La sociedad del espectáculo? Pues eso.
Vale, que me he ido a los cerros de Úbeda. Pero eh, tenía una razón de ser: todas estas sinapsis han sido espoleadas por el volumen que firman Prior y Danide. Todo esto se me aparece cuando me pierdo entre las (estupendas) páginas que lo conforman. Y así también se me aparece Fernando de Felipe con Marketing & Utopia: Made In Usa (Glénat, 1998), volumen donde el autor zaragozano explorara los mismos mecanismos en un paisaje que, ahora, nos resulta lejano: principios de la década de los noventa. Al igual que Fagocitosis, Marketing & Utopía se expone como una obra fraccionada, cruzada por varios episodios que toman la imagen catódica como principal referente y que en base a ella, a su dinámica, construye su corpus narrativo con un hálito apocalíptico. Si bien Fagocitosis se construye con registros más amplios, ambas obras responden a la misma factura o fractura: el principal eje de su narrativa proviene de una ventana.
Aunque Fagocitosis se valga de la representación en clave actualizada de clásicos del pasado, como la utilización de la humilde propuesta de Jonathan Swift en clave de las Joyas Literarias Juveniles de Bruguerapara abordar la sátira, aquí bajo el nombre de Diamantes en bruto de la Literatura Universal, o la creación de el comando Los X-Pertos, trasunto de tebeo de la Marvel y espacio informativo de la televisión que desarma al opinador y lo dibuja como obvio y repetitivo. Pero esto no es todo, que también hay en ella un aliento puramente moderno (en la mejor acepción posible), dispuesto a dejarse empapar por los dictados de su época. De esta manera, sus mayores hallazgos respecto a un cierto rango de resolución podría hubicarse en Veryverysmartob o El Turno De Jaroslav Sasek, dos historias construidas como una traslación de lo que habita en las ventanas o en la interné, donde además de apropiarse de unos códigos sumamente reconocibles se permite acotar el terreno de su crítica a un terreno cada vez más conciente.
Fagocitosis rebasa la simple cita y el ejercicio de estilo para considerar el conjunto de lo que plantea como una colleja cognitiva de incuestionable valía,porque a lo largo de sus páginas la risa, la crítica y el inabarcable talento gráfico de Danide son elementos que han acabado por domeñar al medio, hacerlo suyo. Bravo.
2011-03-22 19:56
Ya esa portada emulando a la Visa Card me ha conquistado. Si encima está bien…