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Kliong! por Carlos Acevedo

Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.

Esto tiene que ser un cementerio

Hoy debería estar aquí glosando acerca de la presencia de según qué autores en el Saló Internacional del Cómic de Barcelona o de como una ilustradora en el Royo-Way-Of-Life tiene una fila para firmas que supera por varias decenas a los demás. Juntos. Pero no, eso no va a poder ser, porque lo que extraigo de esto sólo lo conozco de oídas. Snif.

Este año al único evento relativo al tebeo al que me pude acercar fue al primerísimo Saló del Cómic Social. Y sólo un ratito, el domingo al mediodía. A una conferencia, para más inri. El caso es que ahora mismo, que acabo de mencionar esto, me resulta sumamente curioso como, a pesar de que no tengo ninguna obligación, tengo la impresión de que estoy en falta por no haber asistido a uno de los eventos en torno al tebeo más importantes de España. Supongo que debería de hacérmelo mirar. Sí. O no, da igual.

En realidad, el caso que señalaba antes no es el caso ni de coña. El caso, en realidad, es que me jode haberme quedado sin fanzines. Pero bueno, ya nos pasaremos por las tiendas habituales, ya escribiremos mailes y ya pasaremos por bancos varios o lo que sea. Entonces, vaya, el caso tampoco debería descansar en que hoy no tengo más papel en la estantería de los fanzines. Pero bueno, que yo lo que os quería contar es que la conferencia que llevaron a cabo Carlos Giménez y Antonio Martín estuvo muy bien, pero con algún matiz. Al decir muy bien, me refiero a la conferencia en sí misma como un ente aislado. Es que, claro, del tema que articulaba la conferencia, Com dibuixar la Guerra Civil Espanyola? Què narrar?, tampoco es que se haya dicho tanto. Bueno, más bien no se dijo casi nada. Aunque, eso sí, se subrayó mucho. Lo cual, ya puestos, hubiera tenido sentido en el Salón del Cómic pero no en algo organizado por Attac o no al menos tanto sentido. Quizá, y lo digo sin un atisbo de nada, ojo, bastaba con ir al grano y no dar tantas vueltas o, simplemente, soltar menos consignas y ceñirse al tema bajo una norma fundamental para el funcionamiento de la humanidad: Mientras más dura sea la silla del público, más corta ha de ser la conferencia. O algo.

El caso es que, para abordar el tema, Giménez dijo que él lo que hacia era retratar la memoria como vínculo entre la sangre y la historia tomando como base del relato oral de los implicados directos cuando no puede recurrir a su propia memoria. Esto, claro, es un sistema, una forma de narrar o de trabajar o, qué cojones, de hacer tebeos. La respuesta a la pregunta que intentaba contestar el coloquio era, para Giménez, intentar ilustrar lo complejo que era vivir en tiempos de guerra, de todo lo que implicaba la sobrevivencia y que los únicos héroes eran, en rigor, heroínas y eran las madres. Bien. Fue emocionante, de hecho. Aunque, eso sí, a mi lo que más me gustó fue que Giménez mencionara que el tebeo, como soporte, era perfecto. ¡Eso sí que es una consigna! Y no me mireís así, que lo digo sin un atisbo de ironía. Luego, ejem, ya pasamos a lo que implica aún hoy la Guerra Civil en la realidad española, que no se puede tocar el tema y que patatín y que patatán. Pues bien. Que eso ya lo sabíamos, que ese discurso demagogo no funciona (aunque, repito, hubiera tenido MUCHO sentido en el Saló, en el otro, ese donde cobran entrada, etc) y mucho menos lleva a algo más que a epatar. Pero estuvo bien, Giménez sabe hablar en público o, al menos, sabe construir alusiones relativas a otros profesionales del medio sin que queden particularmente complicadas o hirientes o lo que sea. De hecho, a nadie le molestó que zanjara la diferencia entre los tebeos y el humor gráfico diciendo, básicamente, que lo segundo no es tebeo. Snif. Usté y yo nos entendemos. Aunque, ya puestos, cabe destacar una distinción que hizo Antonio Martín respecto a las obras artísticas y literarias que usan a la Guerra Civil como telón de fondo. Básicamente, el plan es dividirlas en dos grupos, el primero de ellos es el que usa a la Guerra Civil como parque temático y, el segundo, aquel que lo hace desde una perspectiva netamente histórico política o militar. Y todo sin dar un puto nombre o sin asumir que Carpanta podría funcionar perfectamente como crónica. Una pena. De hecho, ahora que lo pienso, por no darle al namedroppin’, no mencionaron a El Arte de Volar ni mucho menos a Antonio Altarriba ni a Ivá, el guionista ( y por ende, mitad pensante e indispensable) de España: Una, Grande, Libre.

El caso, vaya, ya lo tengo, es que ni en la alternativa las cosas se llaman por su nombre. Snif.

Carlos Acevedo | 11 de mayo de 2010

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