Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
Así como el revolucionario más intransigente no puede volver la espalda a las circunstancias de lugar y tiempo, el polemista más fogoso tiene que guardar las proporciones de las personas y las cosas.
Leon Trotsky
Según Tom De Santo la clave de Superman Rojo se ubica en la posibilidad de poner al último hijo de Krypton en el último escenario posible, un lugar donde fuese posible minar todas posibilidades que plantearan más de 50 años de vida como superhéroe arquetípico. La búsqueda, entonces, parte de la base de que se puede construir una historia alternativa dentro de una ficción respetando cada una de las características que construyen los aspectos de un personaje.
Efectivamente, en esta historia donde el climax (que descansa en la posibilidad de luchar por una causa) se desdibuja de forma continúa en función de una narración que busca algo más que mostrarnos el desenlace de una historia que ya conocemos en otro paisaje. Uno, a primera vista, profundamente diferente. Millar sitúa la acción en la posibilidad de que, por una vez, Superman no sea la solución a todos los problemas sino el mayor problema porque sus superpoderes, acompañados del hecho de haber nacido/aterrizado en los campos Stalinistas de Ucrania, están destinados a construir lo que solemos llamar una tiranía. La cuestión, entonces, no pasa sólo por la ubicación política del sujeto sino, en realidad, por la toma de conciencia del héroe por la aceptación de su paisaje natural y por el modo en que, en rigor, deba de conducir sus ansias de justicia y bienestar. Por eso Batman, cuyos padres han sido asesinados por panfletarios, se convierte en un luchador Anarquista (además de bomba humana) que reproduce desde la más absoluta clandestinidad el mismo accionar que un millonario de Ciudad Gótica con la diferencia de que esta vez la venganza conlleva el robo, el pánico social general y las muertes necesarias para el fin ulterior de cualquier lucha revolucionaria: El quiebre definitivo de un régimen. Y es, precisamente, en la idea de Régimen donde el Superman Rojo de Millar toma un cariz sumamente llamativo porque el cambio real que vemos, además del geográfico y de símbolo, es la posibilidad de que la voluntad de poder que proponía Nietzche tome ribetes que se sostienen, precisamente, en superpoderes. Millar permite, en este relato que mezcla Distopia y Ucronia de una manera maravillosa, que el propio protagonista se entienda a sí mismo como anomalía permitiendo que el relato, con su fantástico giro final, nos de cuenta de una variante que es coto casi exclusivo del héroe autoproclamado: la dinastía.