Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
El título de la columna de hoy es una cita textual de la editorial del número 22 de la revista Cairo escrita por Joan Navarro en Marzo de 1984.
1. En la estupenda Caída y Auge de Reginald Perrin la acción se concentra en un señor de, digamos, mediana edad de nombre Reginald Perrin, interpretado por un soberbio Leonard Rossiteré, que está evidentemente disconforme con lo que le rodea, trabajo y familia incluidos, y que en base a su capacidad de generar situaciones surrealistas logra salir adelante sin mayores problemas. Su propia condición despreocupada que acusa incontinencia verbal y unos modales y maneras que dejan muchísimo que desear, genera situaciones altamente graciosas jugando con los valores de los más grandes cómicos de nuestra historia. Sí, claro, me refiero a Groucho Marx y sus hermanos y la capacidad del grupo para dinamitar las buenas costumbres en base a romper con el costumbrismo sin salirse del mismo. Ya me entienden. 2. León el terrible es un tebeo holándes que vió la luz en 1976 de la mano del comediante, escritor, doblador y guionista Willem Theodor Schippers y el dibujante Theo van den Boogaard bajo el nombre de Sjef van Oekel y que fue editado en español durante la segunda mitad de la década de los ochenta por la fallecida revista Cairo. La búsqueda, evidente en sus citas, parte de la estética de la escuela francobelga y desde allí compone una buena bofetada al concepto de realidad, tanto por sus gags y chistes como por su sentido de la narración y la posibilidad que otorga el aprenderse bien el guión que compone un formato. A lo que me refiero es a que León el terrible no sólo es grande por lo que cuenta, sino que también lo es porque acusando todas las reglas de un lenguaje aprendido al dedillo se permite componer choques cognitivos que explotan en carcajadas. Sea por el nonsense, sea por el uso del ideal burgués de comienzos de Siglo (clase, sabiduría y saber estar) como por su vertiente escatológica, León el terrible es, sin lugar a dudas, una de las cumbres del Cómic europeo respondiendo al Comix americano. Aunque, eso sí, sin olvidar ni por un segundo a Winsor McCay. 3. En algunas circunstancias la Sátira se debilita por pura delimitación geográfica o histórica. De hecho, para que muchas cosas nos resulten graciosas o interesantes debemos tener un nivel de conocimiento o manejar una red de referentes que nos permita situarnos en el contexto para el cual fueron concebidas. En efecto, suele ser importantísimo encontrar o saber delimitar el contexto histórico de una obra para poder gozar del epíteto de obra maestra u obra perdurable; para la eternidad, que suelen decir. La pregunta del millón de dólares, aún teniendo noción de la importancia de un contexto o de su capacidad de filtro de jerarquías, parece ser la siguiente ¿Qué de todas esas obras que NO envejecen? ¿Qué de esa manera de mirar el mundo que no resulta naïf luego de un tiempo? Esas Obras, parafraseando a Brecht, son las Imprescindibles. 4. En la primera entrega de ameriKana, Mike Ibáñez da con una clave de nuestra cultura que se prefigura hoy a primera hora como insalvable. Abro comillas: Estados Unidos, la sociedad más desarrollada y compleja sin la cual nuestro Mundo, para bien o para mal, no sería lo que es. Cierro Comillas. Piensen un segundo en ello y se darán cuenta de que cualquier connotación de la cultura popular que queramos coger o atacar viene indefectiblemente de allí. Y esto, por supuesto, no es del todo malo. Ni del todo bueno, claro. Básicamente no hay nada que no nos llevé allí de una manera u otra, tanto si queremos hacer una genealogía del uso de la historieta como medio subversivo como si quisiéramos componer, por ponernos finos, una tradición independentista y libertaria. El problema es que, básicamente, lo que no viene de allí —o en el idioma de allí, qué también es otra— suele tener que pasar otro tipo de filtros muchas veces teñidos del academicismo más rancio e inofensivo. La pregunta, otra vez, no es tan sólo por qué es conveniente mirar hacia el este, aunque tampoco creo que se deba exagerar, si no por qué, en rigor, es mucho más fácil reconocer el trasfondo subversivo de un tebeo según el grafismo que según los contenidos. 5. Cuando en Monthy Python decían: “Y ahora, algo completamente diferente…” no mentían, porque dieron cátedra acerca de lo que significaba tomarse el humor completamente en serio, logrando así crear algo virtualmente irrepetible. Esa sensación, la de estar presenciando algo irrepetible, es la que invade a este comentarista de los martes al revisitar las páginas del volúmen integral que reune todas las tiras y páginas de León el terrible que Ediciones Glénat acaba de poner a nuestra disposición hace nada. Y esto no es tendencioso, porque la primera noticia que tuve de la serie fue a partir de un aviso del Sr. Ausente quién terminó la recomendación diciendo que era un volumen que destilaba punkismo bien entendido, y, como ya es costumbre, no se equivocaba. León el terrible es un súmum del humor y, además, en una época tan ridículamente anglófona como la nuestra, es una muestra de que mirar hacia el este, aunque sin exagerar, es sin lugar a dudas lo que nos viene haciendo falta. Eso y el riesgo que nos lleva a la posibilidad de hacer de cualquier momento cotidiano algo magnífico y contundente y, por sobre todas las cosas, gracioso. Que ahí, en ese disfrute, se esconde la esencia de todo esto.
2009-07-28 18:49
El mejor post hasta la fecha. “Eso y el riesgo que nos lleva a la posibilidad de hacer de cualquier momento cotidiano algo magnífico y contundente y, por sobre todas las cosas, gracioso. Que ahí, en ese disfrute, se esconde la esencia de todo esto.” Aquí ha ligado ud. muy bien su discurso (a partir de Ibáñez, de Python) con el de Andújar (los príncipes, burgomaestres, et al.).
Maravilloso.