Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.
Es importante, entonces, establecer la división entre a) Cultura Popular y b) Subversión aunque ya decíamos por aquí la semana pasada que se trata de términos íntimamente ligados porque ambos se suceden en Tiempo Real™ y gracias al Tiempo Real™. Son eventos que dependen, en todas sus acepciones, del Ahora™ y del desprejuicio con el que se contempla ese Ahora™. La diferencia real es que uno de estos elementos conlleva en sí mismo la negación. Sí, han adivinado, me refiero a la subversión. Me explico: la subversión se compone de una sola acción, la de ‘_Joder La Paciencia_©’, mientras que la Cultura Popular puede funcionar, a la vez, dependiendo del espectador, como subversiva o como simple entretención/analgésico; lo que, básicamente, nos lleva a pensar que un fanzine para responder a ambas debe, por cojones, ser subversivo ya que es el único término adjetivable que comparten a) Cultura Popular y b) Subversión.
Ahora, ¿a qué viene todo esto? Esto viene a que revisando los nominados del inminente Salò del Comic de Barcelona me doy cuenta de que Argh! está nominado a mejor revista. Entiendo, en primera instancia, que es producto de que los fanzines nominados no le llegan ni a los talones en cuanto a producto terminado; y que, claro, a los jóvenes que hacen sus cositas siempre hay que darles una oportunidad, aunque lo que hagan no sea del todo interesante y pongan más interés en la factura de una portada que en los contenidos o en los dibujos que en la función narrativa de los mismos o… Pero ese no es el tema, el tema es que servidora considera que Argh! es un fanzine porque responde inclusive a una función subversiva y desconoce la corrección política que terminará, a la larga, con la posibilidad de decir y explorar eventos que logran incomodar al personal. Pero ¿es sólo eso?
Aunque, en efecto, hay otros factores más allá de la escatología como discurso estético pleno y tienen que ver con nuestro Ahora™. Nuestra época es una de esas donde se pierden relaciones que antaño eran fundamentales. Me refiero, básicamente, a la relación continente y contenido, a un approach estético que permita que una obra tenga unas determinadas características que permitan sustentarla incluso como objeto independiente de su contenido. Y no, esto no es un intento de subsanar los crímenes y las manías de los fetichistas del papel. Me refiero, básicamente, a que una de las razones que permiten que Argh! sea, dentro del panorama independiente, el único impreso que se deja leer de punta a cabo, tiene que ver con la importancia que le han dado a la Noción Cromática. Me explico: La relación entre el verde y lo viscoso y el rojo y la sangre es el punto de partida para la gente de Argh! al momento de aunar las obras de su multitud de autores (Bob Flynn, Brais Rodríguez,* Daniel García*, Daniel Rodríguez, Ferran Esteve, Luci Gutiérrez, etc) de cara a una nueva publicación. Lo profundamente interesante es que a partir de ello generan una de las mejores experiencias estéticas que puedas echarte a la cara porque funciona perfectamente tanto como continente como contenido. Argh! rompe los límites propios del formato al reventar las posibilidades de usar el bitono en la factura de la revista y legando luego la funcionalidad de los relatos a dicha Noción Cromática. Un producto redondo. Buenísimo. Dueño de una resolución que se vuelve ejemplar ya que refiere una acción sobre un obra que se completa desde todas las bandas, logrando así que los límites físicos jueguen a favor del objeto en sí mismo. Esto, el explotar las posibilidades de un formato, es algo que el mundo fanzinero ha olvidado casi completamente al limitar su acción al amateurismo gregario, logrando que el trabajo en sí, el currarse un objeto con páginas, pase a un segundo plano. Y ahí, en ese contexto, nos encontramos con un pedazo de revista en bitonos. ¿Es por ello que el Salò le otorga otro epíteto de revista en su escala jerarquica? ¿Es Argh! una revista porque es conciente de los límites y las virtudes de una opción estética? ¿Un fanzine tiene que ser necesariamente sacado de una copistería en el peor papel y al mejor precio?
Argh! logra que nos planteemos estas preguntas en un paisaje donde tenemos un determinado tipo de producción cultural que, independiente de su alcance, es deudor de la escatología y la coprolalia como marcas de género. Me refiero, obviamente, a Ren & Stimpy, South Park, Padre de Familia, los hermanos Farelli, Ben Stiller y una buena camada de nuevos creadores ligados a la comedia y al entretenimiento que se han limitado a ella. Me refiero a que a partir de la escatología componen obras que, ante los ojos de la vecina del tercero, les convierte en provocativos. Ahora, la pregunta del millón de dólares, ¿qué nivel de provocación pueden tener una tipología de humor que hasta hace nada eran coto exclusivo de los infantes de entre 3 y 7 años? Supongo, ejem, que ninguno. Esto es como las palabras, todo depende del uso que hagas con ellas. Ya no se trata de ”Hijo De Puta, hay que decirlo más” sino que se trata de “Hijo de Puta, hay que decirlo mejor “_o, ya puestos, saber usarlo en el contexto y en el momento adecuados, potenciando la carcajada o develando, como en el caso de Rabelais, el talante de según qué personajes en según qué situaciones. Ante esto, _Argh! podría ser la representación definitiva de un área de la Cultura Popular, el mosaico que se construye a partir de ella, que ha hecho de la coprolalia y la escatologia un uso que, muchas veces, si usamos la memoria de hemeroteca, ha sido profundamente subversivo. Esto explicaría también que aplicar el profesionalismo a un producto marginal sea denominado como parte una categoría mayor, la relación fanzine-revista, a la vez que nos señala y subraya el por qué hoy a primera hora los fanzines son, en su mayoría, productos que contrastan la falta de talento con las ganas de estar en algún lugar, usando un formato simplemente como un vehículo para su necesidad inherente de formar parte de algo. De una escena, a poder ser. Y si tiene un tufillo al indie moderno del que aprendimos a reírnos con “Juanjo Sáez”:http://www.juanjosaez.com/, pues mejor. Si es que no se enteran..
2009-05-13 12:01
Argh! es estupendo de verdad. Solo me pregunto, como ya apunta ud en su texto, por el recorrido que pueda tener.
2011-02-19 13:45
necesitábamos críticas y análisis de tu fortaleza. por tanto sólo señalaré algunos puntos. “ARGH (…) el único impreso que se deja leer de punta a rabo” Ensalzar uno
con razones consistentesy oscurecer al resto es una gran hipérbole (indemostrable en tanto existe alguna obra estable13 añosque no está expuesta a los gustos del mercado o gratuita, perdón, quiero decir que todavía no conoces) Más flexible parece “el explotar las posibilidades de un formato, es algo que el mundo fanzinero ha olvidado casi completamente “ No obstante, no olvidemos que un fanzine es contenidoprincipalmenteEllo le identifica a “escasos medios” (la fotocopiadora, entonces). Ahora, mi opinión es que ARGH! entra en dicho concepto-y tambien el de revista- por abarcar un público minoritario y contener una temática no convencional. Es decir, ser un producto lanzado sin intención de que sus patrocinadores puedan comprarse mejores coches. Publica un libro. sugerencia para un título de uno de tus artículos: HUELO EL RASTRO DE ALAN PARSONSOJALÁ NO SEA OTRO DE SUS SEGUIDORES