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Kliong! por Carlos Acevedo

Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.

En principio yo no tengo nada contra la claridad y la amenidad. Luego, ya veremos. (Parte 3 de 3)

Decíamos hace nada, un par de semanas atrás, que lo ñoño mola y para decirlo nos amparamos en que gran parte de la alta literatura de la primera mitad del siglo XX va de crecimiento, de darle brios (inclusive literarios) al crecer. En efecto, en esta santa casa creemos que a nivel de ideas lo único que podría emparentar la literatura y el tebeo, más allá del interés narrativo, es el Inventario. Y, por favor, dejemos a Benedetti fuera de esto.

No me miren así, que los libros dicen que la función social del arte ha tenido siempre que ver con ansias de inventario, ansias generales de dejar evidencia. El paso principal, a este respecto, se da en el Renacimiento, primerísima época donde el arte deja de representar exactamente lo que se sucede a su alrededor y de seguir a rajatable las las órdenes del poder para permitir que El Autor, ese sujeto, se empiece a ganar los cuartos cuál integrante listillo una la corte de los milagros y pueda proceder a desarrollar Sustentosas Claves de Continuidad Conceptual. Aunque, claro, Rabelais no es exactamente un bufón diletidante del tres al cuatro. Lo que conviene destacar, ya puestos, es que la función del arte es, a nivel social, una extensión de la memoria. Al menos así lo entienden la mitad de mis contemporáneos; gente, vaya, muy antigua por moderna. El arte es, entonces, exponerse mediante la anámnesis producida por un objeto ante el paso del tiempo. Hay que dejar un registro que permita recuperar un determinado momento o sensación. Ese suele ser el modus operandi. Lo era hace la tira y, vaya, parece serlo también hoy. Al menos eso parece demostrarnos la quinta del tebeo autobiográfico. Si no fuera porque la idea de la cultura cojea en cuanto a jerarquías, podríamos decir, sin lugar a dudas, que hoy a primera hora el lema clásico de ‘Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro’ podría ser remplazado por ‘Plantar una planta de marihuana, independientemente del uso que se piense darle, o un bonsai, tener un gato y hacer un tebeo autobiográfico’. Pero bueno, de estimaciones inexactas y de sloguns © solemos no andar escasos.

En realidad, más allá del chiste fácil, a lo que queremos llegar con todo esto es a por qué lo ñoño mola, por dónde pasa esa posibilidad de que mole, en dónde se ubica todo esto. El inventario, ya puestos, es coto exclusivo de la cultura burguesa porque de él se desprenden el orden y a partir de ese orden se puede valorizar. Hay que tener en cuenta que, en realidad, factores como el trabajar la mitad del día y el analfabetismo eximen o eximían, hace cien años, a la prole de poder permitirse inventariar tanto sus pertenencias como sus miserias. La posibilidad de establcer un inventario explicaría la existencia de Proust o de su obra literaria, por ejemplo, pero eliminaría al working-class-hero que, ejem, podría ser Jeffrey Brown. Aunque para esto, vaya, no podamos sólo cuantificar sino que debemos tratar de establecer parámetros que permitan ver, a partir de una o dos ecuaciones, el dinamismo o funcionamiento de una generación. Una generación que produce, distribuye, compra y, con algo de suerte, lee tebeos. Al menos los que compra.

Y otra vez llegamos a lo de las emociones sincronizadas que nos explicara Virilio, y otra vez vemos como el ideal burgues es asumible según una plataforma intelectual y no bajo la conciencia de clase. Los tebeos ñoños molan no porque sean ñoños, sino porque se sostienen por sí mismos, se pueden ubicar en un contexto y, además, contienen sustentosas Claves de Continuidad Conceptual; además de explotar algunos elementos que en los tebeos mainstream no vemos habitualmente y, sí, ayudarnos a conseguir chicas.

Carlos Acevedo | 14 de abril de 2009

Comentarios

  1. Alvy Singer
    2009-04-15 16:13

    Mmmmmm…. Lo ñoño mola porque es fácil y ubicable en nuestras coordenadas ya que es el PAISAJE? Mmmmm Continuará no?


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