Libro de notas

Edición LdN
Kliong! por Carlos Acevedo

Kliong!, a razón de cada martes, se encargará de desmenuzar el mundo del tebeo y del cómic desde una perspectiva que llama a la rotura y al trompicón. Kliong tiene más que ver con una olla que cae por torpeza que con un arrebato o un golpe, aunque a buen seguro no saldrás sin moratones.

Vicio condicionado por la efeméride (I)

Luego de hablarlo detenidamente con mi flamante y estupentástica señora y de proponérselo a mi sinpar editor, se ha decidido —que yo sólo he propuesto—, dedicar una de las cuatro entregas del mes a hablar de novedades. El primer martes del mes, por cierto. Es conveniente aclarar que dichas novedades no siguen al pie de la letra los intereses de quien, cada martes, se les asoma desde este rincón de la web PERO sí son leídas de punta a cabo y comentadas del único método que se espeta y respeta por estos lares: Ninguno

La Laguna
Lilli Carré
Formato: 17 × 24 rústica, 92 páginas en blanco y negro
Ediciones La Cupula

Desde hace nada podemos encontrar en las librerias del ramo risas la arrebatadora hasta decir basta primera incursión de la joven Lilli Carré (Los Angeles, 1983) en el tebeo de larg… mediano aliento y podemos decir que es, cuanto menos, auspiciosa. Dueña de un grafismo que exuda y perpetua un estilo cercano al ‘indi’ de última hora, lo que podría confundir bastante al comprador prejuicioso, la joven autora apadrinada por sujetos del talante de Harvey Pekar y Jeffrey Brown nos da en los morros con una preciosa historia de monstruos que, sin mediar monsergas, lleva al género (los monstruos son uno en sí mismo) al nivel de la fabulación de las maravillas literarias de la época victoriana aunque, y esto no es nada menor, sin ningún interés moral o amoral que valga o contenga al relato.

Desarrollada en blancos y negros, la obra publicada originalmente por Fantagraphics en 2008, nos narra tres situaciones claves en la vida de la pequeña Zoey, conectadas entres sí por las reverberaciones de un pantano y un abuelo al que, aparentemente, le falta algunos céntimos para llegar al peso. Es importante, creo, destacar que así como las reverberaciones tienen que ver con la música, un medio intangible, los ojos de la niña no tienen pruebas empíricas de lo que sucede en el pantano.

Una magnífica lectura para todos aquellos que, como gente de bien que somos, estamos de acuerdo con el animador checo Jan Svankmajer cuando dice: “Unless we again begin to tell fairy stories and ghost stories at night before going to sleep and recounting out dreams upon waking, nothing more is to be expected of our Western civilization”.

Nota: No sólo el dibujo le encasilla en el ‘indi’ tebeil, que no es sólo manía por parte de servidora… es que la muy (Lilli Carré) ha puesto un gatico.

The Umbrella Academy. Suite Apocalíptica: Primer Acto
Gerard Way y Gabriel Bá
Formato:17×26 rústica, 48 páginas satinadas a todo color.
Norma Editorial

El joven Alvy Singer fue testigo de una marca registrada en esta santa casa, la desconfianza. ¿Qué coño te puedes esperar de una estrella de Rock para adolescentes maricas? fue lo que le dije cuando me preguntó acerca de The Umbrella Academy mientras nos paseábamos por la FNAC. Sí, lo han adivinado: soy gilipollas.

Más allá de la cruzada icónica de multitud de referentes que cualquier persona de bien debería consumir sin reparo (Grant Morrison, Alan Moore y Mike Mignola, por mencionar tres casos flagrantes) el tebeo que ha parido el cara-pálida Gerard Way, muy en la línea de Joss Whedon y su miniserie On-Line para Dark Horse, es de un desenfreno equiparable, aunque en otros terrenos, al que se puede sufrir viendo maravillas como Crank (Neveldine & Taylor, 2006). La cohesión entre las grandes teorías conspiranoicas, ese cóctel, y el pop de derribo más desmelenado nos obligan a decir que The Umbrella Academy es, quizá, uno de los tebeos de Ciencia Ficción más interesantes de los últimos 10 años. Divertido e interesante hasta la extenuación, este estupentástico primer acto de la Suite Apocalíptica es una pieza inevitable para cualquier lector que tenga asimilado el sentido de la maravilla™.

¡No dejen de pinchar aquí!

El Otro Mundo.
Miguel Brieva
Formato: 26 × 20 Rústica con solapas, 144 páginas a todo color.
Reservoir Books (Mondadori)

El primer volumen de la serie ‘Revista de Autor’ es una colección de estampas satíricas de un nivel que envidiaría un titán de la incontestable valía de Paul Krassner. El recién editado volumen compone, quizá, la mejor y más desternillante manera de pasar un domingo por la tarde. Bueno, no. Un día cualquiera. Sí. Y esto porque a partir de la inconmensurable capacidad creativa y contestataria de Miguel Brieva, contamos niveles asombrosos en cuanto a la mecánica que implica cualquier choque cognitivo que se precie de tal. Aunque el leerla de un tirón implique, vaya, la posibilidad de un choque anafiláctico debido a la falta del inteligencia y de ideas en el paisaje cultural que nos rodea, circunda y consume. Nota: Puede resultar agobiante, pero eso no es malo, ya que esta colección de publicaciones editadas entre el 2002 y el 2008 en Cinemanía y El Jueves responde de forma clara y concisa, como casi todo el resto de la obra de Brieva, al pasaje que debe tener/sufrir cualquier obra maestra para definirse como tal. Para más señas, una apostilla: El humorismo gráfico siempre ha sido, de sobra, una de las mejores maneras de decir las cosas Fuerte y Claro.

La Familia Cebolleta
Manuel Vázquez
Formato: Cartoné 19×27, 200 páginas (más o menos, no me harán contarlas) en blanco y negro, bitonos y color.
RBA Coleccionables.

Que Vázquez es uno de los más grandes de la factoría Bruguera no debe, ni debería, ponerse en tela de juicio. Dueño de un talento que desborda y de un sentido del humor que, tomando al costumbrismo por víctima, repara en un cinismo casi ‘naif’ para los tiempos que corren al analizar la España de su época. Para un recién llegado no hay mejor manera de empezar a conocer y desentrañar las dinámicas costumbristas durante dos décadas y media en España, expuestas y desarrolladas en diversas publicaciones como El DDT y Pulgarcito. Aunque, habiendo pasado por países de una moral judeocristiana aplastante, no haya casi ninguna sorpresa exceptuando, sí, el modo ejemplar en que la ceremonia de la risa se celebra en este, el noveno volumen de la colección Clásicos del Humor de RBA Coleccionables. Nota: Nunca la Erudición De Kiosco™ ha tenido tanto sentido.

Y luego de recomendar obras, nos dedicamos a recomendar su complemento. No se pierdan el espectacular reportaje sobre los tebeos de miedo editado en el N° 40 del absolutamente necesario megafanzine Mondo Brutto, artículo de la profundidad acostumbrada firmado por el Abuelito Maníaco.

No puedo dejar pasar, ya puestos, recomendar y exigirle al lector de estas líneas la visita diaria y periódica, valga la rebundancia, a El Blog Ausente, único blog que vale la pena porque, vaya, es capaz de volarte la tapa de los sesos con sólo una imagen, ya que habitualmente incide en llamarnos a la reflexión. El valor de Absence, un honesto padre familia, es único en las lindes internáuticas; sobre todo ahora, que con los modismos del tebeo pre-code le está generando optimales choques cognitivos a servidora.

Y sin mirar a nadie, me despido con lo siguiente: ¡Larga vida a los entusiastas (del formato) de toda la vida!

Carlos Acevedo | 07 de abril de 2009

Comentarios

  1. Alvy Singer
    2009-04-07 17:15

    Jajajaja gran colección. Way no me gusta demasiado, pero los agentes de Atlas me ha vuelto loco y es menos desenfrenado. Si, lo sé: a ratos soy abuela.

  2. Alberto
    2009-04-07 19:04

    La verdad es Brieva me agota visualmente, me pasa lo mismo con un intocable como Crumb. No sé cómo superar ese agotamiento visual, y además cada vez tiro más hacia el minimalismo en los dibujos…


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