Libro de notas

Edición LdN
el ojo que ve por María José Hernández Lloreda

Se volcarán aquí, cada día 27 de mes, una serie de reflexiones personales —aunque no necesariamente de ideas originales— sobre la mente, la realidad y el conocimiento. La autora es profesora del Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportaminento de la Facultad de Psicología de la UCM. En LdN también escribe Una aguja en un pajar.

La realidad

No voy a negar que me divierte reflexionar sobre la posibilidad de que esto no sea más que un experimento de realidad virtual, que estamos siendo manipulados por un dispositivo que nos hace sentir todo como si de verdad estuviera pasando. Y también es divertido que, de momento (en ciencia siempre conviene esta pequeña cautela), la ciencia no tenga manera de poder comprobar si lo es o no. Pero sinceramente no me lo creo. Por lo tanto, esta va a ser mi apuesta personal a lo largo de esta sección:

Axioma 1: la realidad existe.
Axioma 2: el observador pertenece a la realidad.
Axioma 3: la realidad es independiente del observador.

Hay algo que está fuera del observador y que constituye lo que llamamos la realidad, pero acercarse a ella y, sobre todo, intentar comunicar información sobre la misma requiere el uso de conceptos o perceptos filtrados por algún sistema de conocimiento. Por tanto, aunque la realidad no dependa de la mirada del observador, la definición (utilizo un concepto muy laxo de definición) de la realidad sí está en función de él. De hecho, la propia necesidad de definición forma parte del observador, no de la realidad. Por eso cualquier conocimiento científico proporciona información tanto de la propia realidad como del sistema que se está aproximando a ella.

Un ejemplo paradigmático en muchos sentidos, y por ello recurriré a él a lo largo de la sección (bueno, por eso y porque es mi tema de investigación), es el de la percepción del color. Normalmente los descubrimientos fisiológicos –acerca de la existencia de unidades que dan cuenta de la conducta– preceden a los psicológicos. Sin embargo, Thomas Young, observando la fenomenología de la percepción humana del color, postuló que debían existir tres mecanismos en la retina del ser humano que respondieran diferencialmente a las longitudes de onda. Años más tarde se descubren tres tipos de conos en la retina. El descubrimiento de Young se basa en el análisis del modelo físico del estímulo junto con el hecho de que un observador humano puede conseguir cualquier matiz (ojo, no cualquier color) a partir de la combinación de tres estímulos que cumplan unas determinadas condiciones. Por lo tanto, el estudio de la percepción del color permite acercarnos tanto a ciertas propiedades de la realidad como al funcionamiento del sistema visual. Y creo que esto es así para todo. En última instancia, el lenguaje de la propia ciencia tiene mucho que ver con el funcionamiento de la mente: de otra manera sería incomprensible para el ser humano.

Esto no implica relativismo; es la interacción de lo que existe en el mundo exterior con las propiedades del sistema de conocimiento la que hace que ese percepto surja y no otro.

Voy a ejemplificar un poco este pensamiento. Pero antes me gustaría hacer una pequeña aclaración: también voy a asumir que la percepción del color es la misma para todos. Siempre me ha sorprendido la naturalidad con la que muchos acogen la idea de que puede que lo que uno perciba como rojo otro lo perciba como verde, pero que los dos lo llamen rojo y, por ello, no haya lugar a confusión alguna. Si esto es cierto o no, estamos como al principio, es indemostrable, salvo que podamos algún día realizar un experimento de realidad virtual, en el que manteniendo nuestra propia percepción podamos tener la percepción del otro y compararla. Aunque ahora que lo pienso, tampoco, porque puede que la realidad virtual también actúe de forma diferente en cada cerebro. A lo que iba, no lo podemos saber. Pero no entiendo por qué sólo se aplica al color, ¿por qué no se aplica este mismo razonamiento a los triángulos y los cuadrados, de modo que cuando alguien dice cuadrado ve lo mismo que otro cuando dice triángulo? Y, en último extremo, podría ocurrir lo mismo con los elefantes y las jirafas, que cuando alguien vea una jirafa vea lo mismo que cuando otro ve un elefante. Pero yo tampoco lo creo.

Para que pueda entenderse bien lo que propongo, voy a poner un ejemplo. Como ya he dicho anteriormente, el sistema visual de una persona sin ninguna alteración tiene tres tipos de conos (aunque los últimos descubrimientos parecen demostrar la existencia en algunos sujetos de un cuarto tipo de cono). Esto hace que la gama de colores percibida sea común para todas las personas sin alteraciones cromáticas. Las imágenes que muestro a continuación son reproducciones1 de algunas láminas del test de Isihara para detectar alteraciones en la percepción cromática.



Si no se tiene ninguna alteración en la percepción del color, se percibe2 un 8. Si se tiene algún tipo de dicromatismo (protanope o deuteranope), se percibe un 3. ¿Qué hay, un 8 ó un 3? Si no existiera esta pequeña alteración en el sistema visual de algunos de nuestros congéneres, esta pregunta ni se formularía. Pero esta alteración hace que nos podamos plantear las diferencias en función del sistema de conocimiento que se aproxima a la realidad. Para alguien tricromático no hay mucho problema en comprender cómo puede generarse el 3, sin embargo, es imposible que un dicromático pueda comprender cómo puede percibirse un 8. Pero en el estímulo ideado por Isihara están tanto el 8 como el 3. Para otro tipo de alteraciones cromáticas, lo único que hay en la lámina son puntos distribuidos de una forma más o menos aleatoria.

Todos esos perceptos se derivan de la interacción de diferentes sistemas de conocimiento con la realidad y, por tanto, son todos definiciones válidas de la misma. Sin embargo, es difícil evitar pensar que el dicromático está equivocado, puesto que él no puede ver el 8 y el tricromático puede ver tanto el 8 como el 3. En el fondo, el dicromático tiene un sistema perceptivo que puede considerarse como un subconjunto del sistema de un tricromático. Pero no siempre los perceptos que se generan son un subconjunto. La siguiente lámina genera una incomprensión total por parte de un tricromático.



Un dicromático del tipo protanope o deuteranope percibe un 5, donde un tricromático es incapaz de generarlo.

Pero la verdad es que cuesta trabajo pensar que alguien con un sistema visual al que le falta un tipo de cono pueda generar un percepto de la realidad que sea tan válido como alguien a quien no le falta ningún tipo de cono. Al fin y al cabo es un test diseñado para detectar alteraciones cromáticas y podríamos concluir fácilmente que ahí no hay ningún 5 y que de alguna forma el sistema visual de un dicromático le está “engañando”.

Pero pensad en el siguiente ejemplo. En el libro “La isla de los ciegos al color”, Oliver Sacks nos describe un lugar donde muchos de sus habitantes tienen una alteración genética que les provoca acromatopsia: sólo disponen de los bastones para percibir. Como además éstos son muy sensibles a la luz, la mayoría tiene que vivir en la oscuridad o cubrirse en parte los ojos. Elaboran unas alfombras cuyo dibujo sólo tiene sentido si no se ve en color; cuando se saca a la luz, el patrón desaparece para los tricromáticos. De nuevo la pregunta, ¿qué es lo que de verdad hay en la alfombra, el dibujo que han realizado de forma consciente los que han tejido la alfombra o el que se ve cuando el sistema visual está intacto? En realidad están las dos cosas, y tantas como sistemas perceptivos puedan generar un percepto al observarla. Alguien podría decir que lo que hay no es ni un dibujo ni otro, que lo que hay es un patrón de energía electromagnética, pero de nuevo esto no es más que la forma en la que el hombre científico, utilizando la física, asigna una definición a la realidad.

Y esto me lleva a una pregunta más general, ¿qué posibilidad hay de entendimiento cuando los sistemas de conocimiento son radicalmente diferentes?

Por supuesto, si algún dicromático o monocromático está leyendo este texto, su percepción será completamente distinta, pero, en este caso, espero que le resulte igualmente comprensible.
_______________

Notas

1 La láminas del test pueden haber sufrido alguna alteración en su composición espectral con relación al original.

2 Me refiero sólo a la grafía.

María José Hernández Lloreda | 27 de septiembre de 2007

Comentarios

  1. José María
    2007-09-27 13:45

    Me resulta ilógico el recurso tan recurrente del “dispositivo que nos hace sentir todo como si de verdad estuviera pasando”. Si tal dispositivo existiera, no evita que tenga que existir una realidad “real” desde la que se pueda manipular ese dispositivo, luego acudir a ese dispositivo es como responder a la cuestión del origen de la vida en la Tierra que es extraterrestre. No responde en absoluto a la pregunta sobre el origen de la vida, sólo pospone la respuesta.

    Igualmente la cuestión de la percepción de la realidad conlleva una trampa retórica. Parece como si debiera haber un ser vivo capaz de percibir la realidad de modo absoluto. ¿Y por qué tiene que haberlo? ¿Acaso la vida de los seres, incluso de los ambiciosos seres humanos, no se desarrolla perfectamente con una percepción parcial de todo lo que sea la realidad?

    En cualquier caso sí existe un “ente” capaz de percibir la realidad de modo absoluto: la ciencia. Pretender que un ser vivo deba percibir la realidad absoluta es como buscarle cinco pies a un gato.

  2. Alber
    2007-09-27 14:08

    A mí me maravilla la elegancia con la que la Psicología soluciona los problemas. Sin ir más lejos, va y se plantea si existe la realidad. Un dilema de mil pares de cojones, como se comprenderá. Bien, y lo soluciona en un santiamén mirando unas láminas ilustradas. ¿Ves las bolitas rosas? ¿Sí? Pues la realidad existe. ¿Mola, eh? Y a otra cosa, mariposa.

  3. Ludgardo
    2007-09-27 15:48

    Alber creo que estamos en realidades distintas. Yo he leido otro artículo

  4. Marcos
    2007-09-27 16:13

    Alber, yo no creo que el artículo vaya tanto por ahí como por el camino de destacar cómo la realidad es aprehendida y construida de distinta forma según los parámetros con que se mire.

    Saludos

  5. PESSOA6
    2007-09-27 18:28

    Un estupendo artículo de bienvenida

  6. Cayetano
    2007-09-27 19:53

    Gracias por el artículo. Esto de cómo percibe la realidad cada individuo es un teme recurrente para explicar, de alguna manera, las relaciones de poder.

    Cada uno de los elementos que conforman una realidad suelen definir, tambien, una ideología, una cultura, etc. Tambien es curioso el interés que tienen por las practicas artísticas psicólogos y psiquiatras, parece que el espacio artístico es el único donde es posible rehacer la realidad de cada individuo, es decir sin la influencia de los puntos de vista o realidades impuestas por cuestiones sociales, culturales. Etc.

    Hace tiempo que zanjé la cuestión de qué cosa es la realidad. Pero las conclusiones no suelen gustar a casi nadie. En general, salvo patologías, se trata de relaciones de poder entre individuos. Una especie de negociación entre lo que percibimos y lo que los demás dicen percibir. El dicen es importante.

    Prometo seguir con atención esta interesante sección, aunque. por fortuna para todos ;) andaré agradablemente ocupado y sin mucho tiempo para dar la vara …

    Saludos

  7. Luis Enrique
    2007-09-27 20:12

    Si Kant legitimó filosóficamente el universo newtoniano (vale decir, si la filosofía legitimó racionalmente a la ciencia) parece que hoy la psicología (la ciencia) anda (nada más, nada menos) legitimando las intuiciones filosóficas de Kant. En efecto, el resultado principal de la analítica trascendental es que el entendimiento nunca puede sobrepasar los límites de la sensibilidad. Una forma de mostrar esto es apelar a la distinción clásica de fenómeno y noúmeno. Los fenómenos son productos de la intuición sensible y, por tanto, informan del mundo-para-mí. El noúmeno sólo podría manifestarse a través de la intuición intelectual, lo que proporcionaría información acerca del mundo-en sí. Pero hay malas noticias, no dispone el hombre de intuición intelectual y por tanto el noúmeno marca la frontera del conocimiento. El conocimiento del hombre es conocimiento acerca, exclusivamente, de los fenómenos. Ya nos había avisado Hume de que no conocemos las cosas, sino las representaciones de las cosas. María José nos informa en su artículo de cómo la psicología ha ido llenando de contenido empírico estas distinciones provenientes de la razón. Algunos osados ponen en la Ciencia la esperanza de una intuición intelectual. ¿Será esto posible? ¿O el hecho de que la Ciencia sea un producto de la mente humana hace que ésta convierta a aquélla en un lío “fenomenal”?

  8. Cayetano
    2007-09-27 20:31

    Por cierto ;), hace un tiempo escribí esto: el ojo que nada, ve

  9. Paco
    2007-09-27 22:33

    «En cualquier caso sí existe un “ente” capaz de percibir la realidad de modo absoluto: la ciencia». Creo que José María es de esos «osados» a los que se refiere Luis Enrique cuando dice «Algunos osados ponen en la Ciencia la esperanza de una intuición intelectual». Para mí, desde luego, la Ciencia y la Lógica son (sub)productos de la capacidad cognitiva humana y, como tales, estoy de acuerdo con María José en que sus conclusiones, obtenidas “a la manera humana”, cargan con las mismas limitaciones y parcialidades que el aparato perceptivo. Es decir, que seguramente con nuestras fantásticas teorías científicas estamos tejiendo maravillosas alfombras monocromáticas incomprensibles para los poseedores de inteligencias-tricromáticas.

  10. Ana Lorenzo
    2007-09-28 16:56

    Dice Paco: «Para mí, desde luego, la Ciencia y la Lógica son (sub)productos de la capacidad cognitiva humana y, como tales, estoy de acuerdo con María José en que sus conclusiones, obtenidas “a la manera humana”, cargan con las mismas limitaciones y parcialidades que el aparato perceptivo. Es decir, que seguramente con nuestras fantásticas teorías científicas estamos tejiendo maravillosas alfombras monocromáticas incomprensibles para los poseedores de inteligencias-tricromáticas.» Me gusta esa conclusión.
    Yo creo que también María José plantea la dificultad (que en determinados casos se halla más manifiesta, como el de las alfombras de los acromatópsicos) que los humanos (que parece que somos los únicos que nos preocupamos por estos temas filosóficos; luego es una dificultad para todo ser que se pregunte sobre sí mismo y la realidad) tenemos para discernir la realidad de la percepción (que varía) y hasta qué punto cualquier sistema científico o filosófico no nos da una idea exacta puesto que pertenece a una creación de nuestro cerebro que a su vez pertenece a esa realidad. Es algo así como cuando uno va a definir una palabra usando esta en la definición: estamos un tanto condenados a no poder enajenarnos de la realidad, ya que formamos parte de ella; y aunque sabemos que existe a pesar de que nosotros no existamos, no podemos acercarnos a ella por medios más objetivos, por muchos rodeos que demos.
    Bueno, y para rodeos, yo, que me enrollo mucho.
    Enhorabuena, María José, por tu artículo.
    Un beso.

  11. María José
    2007-09-28 21:15

    En primer lugar, agradecer a todos (incluido Alber) vuestro tiempo y vuestros comentarios.

    En realidad, hay algo que no he acabado de trasmitir bien, la próxima vez intentaré hacerlo mejor, porque mi objetivo no era tanto presentar las limitaciones de la ciencia como método de conocimiento, sino darle su sitio a cualquier otra forma de conocimiento. Rebajar un poco la idea de que “nuestros sentidos nos engañan”, conociendo un poco cómo son nuestros sentidos. Por eso, Ana, lejos de no poder acercarnos a la realidad, lo que pretendo decir es que sí nos acercamos, de diferentes maneras, pero todas válidas.

    Y en este contexto, expresiones como las de José María: “Parece como si debiera haber un ser vivo capaz de percibir la realidad de modo absoluto” carecen por completo de sentido.

  12. José Fco Zamorano A.
    2007-10-02 19:13

    Creo entender que al final llegas a una conclusión similar a la que llegó Humberto Maturana para crear el término “objetividad entre paréntesis” tomando en cuenta que si bien existen objetos o lo que sea ahí afuera, cuando uno los explica, la experiencia que se explica no desaparece. Esto nos lleva finalmente a que no tiene sentido hablar de un mundo independiente del observador, en el sentido que siempre va a estar descrito en términos de una “experiencia” y su “interpretación”. Según este autor el sistema nervioso es cerrado en su operar, por lo que hay tantos dominios de existencia como clases de distinciones realizadas por el observador. En sus propias palabras esto implica que la existencia es constitutivamente dependiente del observador, por lo que toda afirmación cognoscitiva se transforma en una invitación a participar en un cierto dominio de experiencias.

  13. Kyuga
    2007-10-03 05:42

    Me parece que sólamente se juega a las “CHAQUETAS MENTALES”, es decir, una muy rica MASTURBACIÓN del conocimiento sin llegar a nada. Es muy placentero hablar sin inteligencia, pero mejor aún: “todo filósofo sabe absolutamente la nada, del todo”...

    Gracias.

  14. Amanda
    2007-11-07 19:23

    Estoy muy contenta de encontrar personas que se interesen tanto por este tema como yo. Estoy desarrollando un proyecto de investigación acerca de los colores y la percepción de la realilad, por lo que al encontrar esta página con el mismo tema así planteado me sorpredí. Para poder tratar tópicos de este tipo se tiene que estar empapado en un espíritu crítico!. En muchas ocasiones es sumamente difícil tener un momento de refelxion y llegar a una conclusión clara acerca de la realilad en la que vivimos. Los aliento a seguir cuestionando la realidad.


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