Por qué la gente hace las cosas qué hace. Ésa es la pregunta que se hace Lucía Caro, bien como publicista, como profesora, como investigadora sobre la identidad digital o como mera observadora de tu cesta de la compra en la cola del súper. Pero en Cosecha de Vértigos se centrará el día 2 de cada mes en analizar fenómenos comunicativos en el contexto de la web social. Lo del título promete explicarlo un mes de estos.
El bodegón estrella de estas navidades en mis noticias de Facebook daba cuenta de los regalos de Reyes de mis contactos. Durante ese día y el siguiente, muchos me obsequiaron con cuidadas composiciones de todos los presentes que habían recibido ese año: libros, videojuegos, chaquetas, jerséis, juegos de mesa, bragas, sujetadores, zapatos, etc. De todo, sin filtro. De repente, como ya lo fue en su momento publicar capturas de pantalla de conversaciones de Whatsapp, aquello se convirtió en una microtendencia, y casi un must, como dicen en la jerga de la moda. “¿Acaso no te han regalado nada?” era la pregunta que parecía flotar en el ambiente virtual.
Quizá con estas fotos mis contactos querían visibilizar cuan buenos y buenas habían sido ese año, sin embargo, he pensado otras explicaciones. Existen dos fenómenos propios de la interacción social, que se reproducen en el empleo cotidiano de las redes sociales digitales, y que ayudan a poner en contexto este tipo de prácticas: el consumo visible como marcador de estatus y la extimidad.
El consumo visible
En 1899 Thorstein Veblen publicó el clásico de la literatura de consumo Teoría de la clase ociosa donde explicaba cómo el desarrollo de actividades de ocio en público y la propia disposición de tiempo libre, constituía un marcador social de clase y estatus para la burguesía. Este criterio ha sido clave de bóveda para la comunicación comercial, siendo la marca y el logotipo, como su concreción más evidente, signos de una elaborada carga simbólica que permiten a los individuos traducir estos marcadores de estatus, clase social y estilos de vida en la sociedad de consumo.
La extimidad
Hablaba en el párrafo anterior de interacciones sociales que abandonan el círculo privado sin llegar a producirse ‘en público’, interacciones que se producen en una zona intermedia, en la que los participantes negocian qué parcelas de la vida privada e íntima se comparten. Paula Sibilia habla de la extimidad, para enfatizar la mutación experimentada por la intimidad expuesta sin pudor ante la mirada de los otros en las plataformas de blogs, y más tarde en las redes sociales digitales. No obstante, debe puntualizarse que este fenómeno no nace en Internet, como podemos observar en cualquier programa de decoración en la que cualquiera nos enseña su baño y su dormitorio; o en ese formidable simulacro de la vida ‘real’ que nos ofrecen los programas de telerrealidad.
Lo novedoso de Internet y las redes sociales digitales a este respecto, es que ofrecen a cualquiera la posibilidad de experimentar con la visibilidad mediada, desarrollar un mayor control acerca de cómo elige mostrarse a los otros, y con ello, afrontar necesidad de negociar de un modo más complejo qué contenidos de los espacios privados e íntimos deben formar parte de esta nueva zona intermedia.
En este contexto, los usuarios revelan datos y comparten informaciones dentro de sus estrategias para el mantenimiento y desarrollo de relaciones. Esto ha sido siempre así, el cambio se produce cuando esta comunicación se produce, a menudo, en plataformas en las que confluyen públicos diversos, ante los que el individuo desarrolla roles igualmente diversos, que a menudo entran en contradicción.
Así acabé yo viendo la ropa interior de gente con la que ni siquiera he tomado un café. Y no me molesta en absoluto, conste, sólo me pregunto si yo estaba entre su audiencia imaginada cuando decidieron publicarlo y si la impresión que buscaban provocarme era la de inspirarme este post.
2013-03-04 02:35
Pero no te preocupes, Lucía, la buena noticia es que a medida que pasa el tiempo los mismos pudores de la realidad física irán colmando la web, pues la gente busca su otro yo y terminan encontrándose con lo mismo que eran antes. Un saludo.