Por qué la gente hace las cosas qué hace. Ésa es la pregunta que se hace Lucía Caro, bien como publicista, como profesora, como investigadora sobre la identidad digital o como mera observadora de tu cesta de la compra en la cola del súper. Pero en Cosecha de Vértigos se centrará el día 2 de cada mes en analizar fenómenos comunicativos en el contexto de la web social. Lo del título promete explicarlo un mes de estos.
Se atribuye a Von Foester —uno de los padres de la cibernética de segunda generación— la máxima «Actúa siempre de tal modo que incrementes los grados de libertad». Si bien, herramientas como Klout o PeerIndex alimentan la sensación de control sobre la influencia que el usuario posee sobre sus contactos en las redes sociales o sobre cómo son percibidos por éstos, el efecto en el medio y largo plazo puede ser justo el contrario.
¿Qué proporciona Klout al usuario?
Klout engancha porque emplea muchos de los conductores psicológicos del juego social o de lo que denominan bajo el neologismo gamificación Plantea reglas para alcanzar objetivos medibles, numéricos; lo que proporciona al usuario una sensación de control acerca de cuestiones importantes y difícilmente mensurables: influencia personal, credibilidad, definición de la reputación… poder sobre los otros, en definitiva. Todo ello, definido de acuerdo con los parámetros de la herramienta, parámetros que no son públicos y que se modifican continuamente. Al margen de la opacidad del sistema de definición, Klout permite al usuario plantearse retos medibles, compararse con otros miembros de su red, mejorar resultados como prescriptor o redefinir los temas asociados a su reputación personal, siempre, según los parámetros que establece la herramienta.
Para aquellos usuarios que la herramienta considera grandes prescriptores, existe además la posibilidad de obtener beneficios extra —perks— a modo de «recompensas ofrecidas por las marcas como reconocimiento a tu influencia». Klout insiste en que el usuario es libre de opinar bien o mal sobre el producto en sus redes —¡acabáramos!—. No obstante, no parece aventurado pensar que criticar un producto pueda cerrar puertas a futuribles perks.
¿A los intereses de quién sirve Klout?
Es probablemente algo obvio, pero a veces se olvida: alguien está pagando esta fiesta del social media, y tal y como decía Cortázar «Cuando te regalan un reloj eres tú el regalado». ¿A quién interesa en mayor medida el desarrollo de herramientas como Klout, PeerIndex o Kred? La primera respuesta es a los anunciantes. Gracias a la opción perks, pueden regalar a los usuarios más influyentes en Klout productos en fase de lanzamiento, bien para corregir características sobre su uso o comunicación comercial, previa al lanzamiento masivo; bien con el objetivo de lograr que éstos recomienden el producto a sus audiencias personales.
La segunda respuesta sigue la línea de la primera pero es menos evidente: el comercio electrónico no sólo necesita que los compradores confíen en la venta ‘online’, también los vendedores, fiadores, arrendadores, etc. buscan herramientas que garanticen la fiabilidad de sus clientes. La revista Wired hablaba el pasado mes de septiembre de una economía de la reputación, y en su reportaje dibujaba un futuro en el que una serie de algoritmos definirán si una persona es fiable o no a la hora de recibir un crédito, por ejemplo, de acuerdo con la estela de datos que ha ido dejando en la Red y la reputación que éstos arrojan de acuerdo con diferentes métricas diseñadas a tal efecto.
Klout sería, entonces, sólo la punta del iceberg de un proceso en el que el usuario se divierte amoldándose a una serie de criterios y acciones que le ofrecen avanzar en el juego, al tiempo que se autoclasifica, de acuerdo con los criterios definidos por una empresa privada. Y aquí surgen, al menos, dos cuestiones: (1) el eterno dilema entre tecnófobos y tecnófilos —¿modifica la tecnología al sujeto o es éste el que impone a la tecnología sus deseos?—; y (2) ¿se está contribuyendo con este juego del control de la influencia y la reputación a una asunción generalizada de la validez de estas métricas? ¿Veremos en un futuro inminente un software propietario que determine quién es fiable y quién no?
2012-11-03 07:11
En realidad, klout es una gran herramienta o software para controlar las distopías. También ayudar a hablar bien y mal en la red. y después de leer todo el artículo estaba también en el mismo dilema. Gracias por el articulo.