Ingredientes: 2 onzas de realidad, 1 onza de ficción, 4 gotas de ironía, 1 pizca de mala leche.
Preparación: Mezclar todos los ingredientes en el procesador de textos y servir adornado con signos de puntuación. Puede completarse con ginebra, vodka, tequila…
Tras la barra cada viernes Concha Mayo, nacida en Barcelona, escritora y fotógrafa ocasional.
No me llamo Nefertiti. Y tampoco soy egipcia. Aunque empecé a utilizar este nombre un día que buscaba seudónimo para presentarme a un concurso literario. Primero fue la firma del relato, luego abrí una cuenta de gmail para hacer el envío de forma anónima. Y poco a poco, una cosa llevó a la otra.
Me compré un sombrero cónico. Empecé a estirar mucho el cuello hacia adelante y a sacarme fotos de perfil, que colgué en mi nueva cuenta de facebook www.facebook/nefertiti/ Ya tengo más de 2.000 seguidores.
He sustituido la almohada cervical y el colchón de látex por un par de sarcófagos que adquirí en una sala de subastas. ¡Son tan monos! Marcos no acaba de acostumbrarse, pero yo disfruto enroscándome en las sábanas y luego cierro la tapa del sarcófago. Se está calentito y no me despierta la luz de la mañana, ni sus ronquidos.
A Marcos tampoco le gusta mi nuevo look. Me pinto los ojos con una gruesa raya negra que se alarga hacia la sien, mi pelo se ha vuelto lacio y oscuro como el azabache y voy engalanada de pies a cabeza con escarabajos forrados de oro y lapislázuli. No se ha tomado muy bien mi inversión, ni mi amor por lo que él llama despectivamente “esas bestias”.
En fin, espero que se le pase pronto el enfado. Mañana vienen a hacer un bajorrelieve en el salón con nuestra imagen de perfil y no me gustaría pasar a la posteridad de morros.
Nefer