Ingredientes: 2 onzas de realidad, 1 onza de ficción, 4 gotas de ironía, 1 pizca de mala leche.
Preparación: Mezclar todos los ingredientes en el procesador de textos y servir adornado con signos de puntuación. Puede completarse con ginebra, vodka, tequila…
Tras la barra cada viernes Concha Mayo, nacida en Barcelona, escritora y fotógrafa ocasional.
Abrieron una segunda botella de vino y brindaron una vez más por la amistad, por el chocolate, por los hombres, incluso por los que decidieron apearse a medio camino.
Durante unas cuantas copas fueron diez años más jóvenes, sin hijas, sin deudas, con todos los sueños por estrenar y una vida brillante susurrándoles promesas esquivas.
La luz del amanecer les vertió el tiempo encima. Seguían descalzas, sentadas a la orilla del Mediterráneo. Trataban de condensar y maquillar todo el tiempo transcurrido desde el último abrazo en un aeropuerto del norte.
Prometieron no tardar en volver a verse. Y se alejaron, disfrutando del calor amable que los amigos antiguos te dejan en el corazón.
2009-07-11 12:55
Qué bueno: me ha hecho sentir justo eso, el encuentro con una amiga de las del cole, con su punto de melancolía —el segundo párrafo lo clava—. Gracias, Concha.
Un beso.
2009-07-11 14:00
¡Gracias Ana! por ser fiel seguidora y por tus comentarios amables.
Un abrazo.
2009-07-15 09:52
De los textos de tu autoría que he leido, este es el que mejor sabor en la boca me ha dejado, como si el tinte de melancolia que posee fuera capaz de dejarte con una sonrisa en vez de darte una sensacion de angustia.
La falta de sarcasmo no se echa de menos en esta ocacion.
Agradable texto.