Ingredientes: 2 onzas de realidad, 1 onza de ficción, 4 gotas de ironía, 1 pizca de mala leche.
Preparación: Mezclar todos los ingredientes en el procesador de textos y servir adornado con signos de puntuación. Puede completarse con ginebra, vodka, tequila…
Tras la barra cada viernes Concha Mayo, nacida en Barcelona, escritora y fotógrafa ocasional.
- Buenas, ¿tienen cucarachas?
- Disculpe caballero, esta tienda está impoluta y todos los animales bien cuidados.
- Claro, por eso he venido a ustedes. Tienen muy buena fama.
- ¿Es usted de Sanidad?
- No, no, ¡por Dios…!
- Entonces ¿es usted el exterminador que tenía que venir la semana pasada?
- ¿Exterminador, yo? ¿Cómo ha podido albergar semejante idea?
- Pues, o me dice usted lo que quiere o le sigo imaginando profesiones. ¿Entomólogo? ¿Coleccionista?…
- Quiero un par de cucarachas. Macho y hembra, a ser posible. Y de pura raza, pues me gustaría cruzarlas ¿sabe usted?
- Pero hombre, ¿no preferiría usted un par de gatos de angora? Son más elegantes, cariñosos y también muy independientes.
- Ya, pero es que les tengo alergia.
- ¿Qué tal un okupa? Nos acaba de llegar uno recién desalojado de una vieja fábrica, con su propia jaula y todo.
- No acaba de convencerme la idea. Preferiría algo más pequeñito y manejable.
- Las cucarachas ¿va usted a criarlas en casa?
- Había pensado hacerles el nidito en una jaula dorada muy mona que tengo de cuando murió el periquito de mi madre, junto a la tele. Así cuando no estemos en casa pueden entretenerse con la programación. Porque se alimentan de basura ¿verdad?
- Nosotros somos expertos en mamíferos domésticos…
- Verá es que las últimas cucarachas que adquirí en la cafetería que hay debajo de mi casa se volvieron tímidas y salían corriendo al verme. Yo confiaba en que ustedes pudieran recomendarme una raza que sea un poquito más sociable. No sé, que si le abro la puerta de la jaula y la llamo venga corriendo y se siente en mi regazo a ver la tele conmigo. Por eso he venido a su establecimiento. Me consta que ustedes son serios. Seguro que con un par de ejemplares de pura raza, no me habría pasado. ¿Verdad?
- ¿Dice usted que se las vendieron en una cafetería?
- Sí. Es que les cogí cariño al verlas todos los días pasearse por mi crusán mientras tomaba el café con leche.
- Ummm.
- Un día llegué a un acuerdo con el propietario del local quien amablemente cerró el local en exclusiva para mí – apenas 3.000 euros- y organizó un safari durante el que capturé varios individuos de diferentes tamaños y variedades. Tan sólo me cobró 500 euros por ejemplar capturado. ¡Imagínese! ¡Una ganga!
- Sin duda la raza es un factor a tener muy en cuenta. Tengo una partida recién llegada del Congo muy habituada a convivir en colonias de gorilas. Confío en que entenderá que al tratarse de individuos de pura raza su valor de cotización en el mercado es superior.
- Por supuesto, no hay problema. Lo que sí me gustaría, si no es mucha molestia es que me organice usted otro safari. Me habría gustado hacerlo en África, pero me dan miedo los leones.
- No se hable más, caballero. Ahora mismo cierro la tienda e inauguramos la temporada de caza.
- ¡Manuela! ¡Cierra la tienda y aparta la jaula de los Chihuahua! -Y susurrando añadió: -Llama cuanto antes al exterminador y dile que ya no hace falta que venga.
2009-03-06 16:44
Las cucarachas vulgares y corrientes no sólo se avienen a ser domesticadas, sino que son muy útiles como juego de sobremesa. Un amigo mío se hizo con ellas un juego entero de dominó, poniéndoles puntos blancos en los élitros, y no por ello fueron más fieras de como las pintan. Las cucarachas con las que le tocaba jugar a él siempre le hacían ganar la partida, mientras que las del contrincante ponían la mente en blanco y se abstenían de colaborar. Claro que por si acaso, mi amigo siempre buscaba contrincantes inexpertos que no le hicieran sombra a sus bichas.
Guai.