Ingredientes: 2 onzas de realidad, 1 onza de ficción, 4 gotas de ironía, 1 pizca de mala leche.
Preparación: Mezclar todos los ingredientes en el procesador de textos y servir adornado con signos de puntuación. Puede completarse con ginebra, vodka, tequila…
Tras la barra cada viernes Concha Mayo, nacida en Barcelona, escritora y fotógrafa ocasional.
Tengo un amigo que piensa que mis silencios se deben a la producción de historias. Y tiene razón, en parte.
A veces, mis silencios sí obedecen a mi afición por recrear la realidad, por imaginar seudohistorias. Pero no siempre es así.
En ocasiones, simplemente, no sé qué decir. O bien, sé lo que quiero decir, pero no me parece apropiado. O no me apetece.
Decir lo que uno piensa en primer lugar, nos coloca en una posición de vulnerabilidad. Pondré un ejemplo:
-Te quiero. -Dice un joven.
A partir de ese instante, su compañera puede escoger. En el mejor de los casos puede que ella también le quiera y que decida responder “yo también”. Aunque si es un poco cruel se callará y retrasará su respuesta.
A él, ese silencio se le hace interminable.
-¿No dices nada? -Se aventura de nuevo.
-¿Qué quieres que diga? -Dice ella con una inocente sonrisa ensayada desde la más tierna infancia. Su madre le enseñó que para poder mantener el equilibrio en un par de tacones de aguja es imprescindible sonreír mucho y decir sólo lo que los demás quieren oír.
Y entonces él, que ya no puede más, hace la fatídica pregunta: -¿Me quieres?
-¿Por qué lo dices? -Responde ella con un aleteo de pestañas.
-¡Hombre! te acabo de decir que te quiero y te has quedado callada…
Al final, condescendiente, ella le dice: -¡Claro que te quiero! bobo.
-¿Y por qué no me lo has dicho antes? -Insiste él.
-Es que no quería decírtelo así seguido, como una respuesta automática. Además, si no te quisiera no te habría agregado a mi Facebook. -Dijo ella, que tan sólo tenía 257 contactos del sexo masculino agregados a su perfil.
Por lo que parece, con esas razones se quedó convencido.
Por las mismas, no estoy en Facebook.
Y, a veces, callo.
2009-03-20 11:04
El otro día un amigo me encontró mi abandonado perfil de facebook y me agregó como amigo; cuando confirmé la petición y entré en mi página había una frase grandiosa: “Fulanitodetal ya es tu amigo”. Una curiosa manera de suplantar la realidad. Yo también me callo.
Saludos
2009-03-23 15:08
jejejej. Pues yo digo la verdad siempre, a si me va, con todo lo que conlleva, ahora estoy aprendiendo a callar, no es bueno decir todo lo que piensas y sientes; he tenido consecuencia de ello una experiencia desagradable con un chico, en fin, el corazón y los sentimientos que son muy complicados