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Butaca no numerada por Alberto Haj-Saleh

Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.

Las cinco finales de 2010

He cerrado el año viendo Balada triste de trompeta, la última y premiada película de Álex de la Iglesia, y eso es lo único que voy a decir de ella: que la he visto. Por lo demás se nos vuelve a terminar el año, que quizás esta vez me ha dado más alegrías cinematográficas en DVD que en las salas de cine. Pero aún así, aquí dejo mi lista de las cinco mejores, o al menos las mejores para mí.

5.Another year, de Mike Leigh

Ya dije mucho de lo que tenía que decir de ella aquí pero nunca está de más volver a recordarlo. En este año varias películas han intentado con desigual fortuna plasmar un sentimiento tan íntimo y poco cinematográfico como la soledad en pantalla, desde la visión más estereotipada de Up on the air (Jason Reitman), acudiendo a lugares comunes en la puesta en escena como los pisos semivacíos o los armarios desangelados, hasta el delicado acercamiento a la soledad de la cima que hace Sofia Coppola en Somewhere, un estupendo título que explica de forma precisa la sensación de no estar nunca en ninguna parte que tenemos con el personaje de Stephen Dorff. Sin embargo entre todas ellas me quedo con esta pequeña maravilla del director de Secretos y mentiras en la que la soledad se torna vívida por contraste, al comparar de forma inevitable el vacío desgarrador y silencioso de los personajes que rodean a la pareja principal compuesta por Ruth Seen y Jim Broadbent, ejemplo de amor y de vida completa en la pareja. Y qué atrevido y qué bien le sale a Leigh eso de colocar como protagonistas a dos personas que son, básicamente, felices.

4.A serious man, de Joel y Ethan Coen

Los hermanos Coen han llegado a ese punto de perfeccionamiento de su cine que esperar su siguiente película es uno de los grandes placeres de cada año. Ellos siempre tienen algo que contar y siempre tienen un modo inesperado y marciano de contártelo, y esta historia del santo Job contemporáneo, el pobre Michael Stulhbarg, al que dios pone a prueba de forma constante, cruel y desternillante durante unos pocos días en los que cualquier desgracia que se nos pueda ocurrir a él le sucede. El resultado final es una increíble comedia existencialista de la que no sale entero nada: el modelo familiar clásico, las instituciones educativas y sobre todo la religión, reducida a un cabaret ridículo y bufonesco. Enorme.

3.Toy Story 3, de Lee Unkrich

Hay un anuncio que repiten una y otra vez en los cines italianos de una marca de ropa llamada Original Marines que siempre nos provoca una carcajada por lo tontorrón y estereotipado del planteamiento; con una música de fondo de fanfarrias a lo John Williams, la cámara circula a cámara lenta por una sala de cine donde los espectadores, abuelos, adolescentes, familias con niños, cuarentonas románticas, están todos, expresan de forma exageradísima lo que sienten mientras ven la pelícua: hacen “ohhh” y “ahhh”, ríen, se asustan y sobresaltan, se miran con ternura por el presumible beso de los protagonistas, se emocionan y lloran… todo a la vez. Yo siempre hago el mismo chiste: “¿Qué clase de película están viendo en la que lloran, ríen, se carcajean, se emocionan, se asustan, tienen ansiedad, se sobresaltan, se les acelera el pulso, se entenecen… todo a la vez?”.

Bueno, pues seguramente estaban viendo Toy Story 3.

2.De dioses y hombres, de Xavier Beauvois

El final del año me trajo esta sorpresa maravillosa del cine francés, que recibió el Gran Premio del Jurado en Cannes. La película cuenta la historia del pequeño grupo de monjes cistercienses que se encontraba en su monasterio en el Atlas, en Argelia, justo cuando en los años noventa comenzaron los ataques cruentos e indiscriminados a la población por parte de los muyaidínes radicales. En ese momento esos servidores de dios abandonan su halo divino para convertirse en hombres asustados que se ven obligados a plantearse su propia fe y su lugar en el mundo, preguntándose si deben hacer valer su condición de franceses para regresar a la segura Europa o si por el contrario deben permanecer junto a los aldeanos y continuar con su misión social y sanitaria —cuentan con el único médico de la zona, uno de los monjes más ancianos— en la zona. “¿Ser mártires, morir, eso es lo que nos pide dios?” se cuestionan una y otra vez. Con un reparto asombroso, Beauvois nos muestra con una delicadeza asombrosa la convivencia y la solidaridad, la hermandad más allá de la religión y el miedo en unos hombres de buen corazón que se ven envueltos en una situación extrema y difícil de soportar, física y moralmente. Una película profundamente espiritual y emocionante. Hay que verla.

1.La cinta blanca, de Michael Haneke

Nunca he sido muy amigo del cine extremadamente violento y desprovisto de emociones de Haneke, pero ese desapasionamiento es perfecto para componer este magnífico retrato de la Alemania rural de justo antes de la Primera Guerra Mundial, un cuadro complejo y detallado de una sociedad reprimida y sometida por los dictados del protestantismo más radical y de las estrictas y crueles convenciones sociales. Todo ello filmado con maestría y con un estilo entre el policíaco y la película de suspense, de manera que la película es disfrutable desde el punto de vista histórico y social pero sobre todo desde el punto de vista narrativo; el resultado es una especie de Twin Peaks de la Europa Central de principios de siglo XX, con algunas de las escenas más inquietantes que he podido ver en la gran pantalla y con ese monstruo terrible y despiadado que toma la forma de un grupo de niños angelicales del que —vaya acierto enorme plantearlo así— sólo podemos sospechar constantemente, sin tener nunca la prueba real de su crueldad. Una obra maestra absoluta.

¡Feliz año a todos!

Alberto Haj-Saleh | 29 de diciembre de 2010

Comentarios

  1. Miguel A. Román
    2010-12-29 10:49

    Reconozco que este año he ido poco al cine, y en eso —coincido contigo- ha influido el que no haya sido un gran año para la gran pantalla.

    De todas formas, he echado de menos en tus resúmenes de este año alguna referencia a “Conocerás al hombre de tus sueños”, que no es la hostia pero, dado el año que ha sido, sube el nivel.

    Y me sonrío al comprobar que en el “Pues a mí me gustó” repite el Sr. Eastwood, un animal cinematográfico del que empiezo a decir algo que, hasta ahora, solo podía decir de Hitchcock: me gustan todas.

  2. Marcos
    2010-12-29 13:29

    Coincido (arriesgándome a que mi mala memoria me robe algún título) con lo que dice Miguel de Eastwood.

    Alberto, ¿el cine de Haneke desprovisto de emociones? ¡!

    Me anoto la 5 y la 2. La 3 y la 4 las tengo en la recámara.

    Gracias y saludos

  3. josep m. fernández
    2010-12-29 17:38

    De la de Beauvois he leído críticas bastante malas centrándose sobretodo en que peca de un excesivo academicismo. No obstante tu entusiasmo seguramente le daré una oportunidad cuando se estrene.

  4. Alberto
    2011-01-02 18:21

    Miguel, es que la de Woody Allen no he llegado a verla, en los sitios en los que he estado no ha llegado (aún).


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